Cueva de El Toro

lugar poblado, patrimonio histórico de Andalucía de importancia arqueológica en Antequera, España

La Cueva de El Toro[1]​ es una cavidad situada en el Paraje Natural de El Torcal (Antequera, provincia de Málaga), a una altitud de 1190 metros sobre el nivel del mar, que contiene un importante yacimiento arqueológico con una ocupación fundamentalmente del Neolítico antiguo y reciente. Declarada Bien de Interés Cultural, con la tipología de Zona Arqueológica, el 23 de febrero de 2016.[2]​ Forma parte del Sitio de los Dólmenes de Antequera, declarado Patrimonio Mundial el 15 de julio de 2016.

Sitio de los Dólmenes de Antequera
(Cueva de El Toro)

Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
Localización
País EspañaBandera de España España
Comunidad Andalucía Andalucía
Provincia Málaga Málaga
Localidad Antequera
Datos generales
Tipo Cultural
Criterios i, iii, iv
Identificación 1501-001
Región Europa y América del Norte
Inscripción 2016 (XL sesión)
Bien de interés cultural
Patrimonio histórico de España
Categoría Zona arqueológica
Declaración BOJA 23-02-2016

Descripción

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La cueva de El Toro muestra una estructura interna con grandes bloques caídos en un momento anterior a la ocupación humana. Durante el primer cuarto del cuarto milenio se produciría un cambio estructural de la misma, posiblemente como resultado de un movimiento tectónico[3]​ o de un colapso del sistema kárstico. Fruto de ello es el cierre de la entrada primitiva, la configuración de un nuevo acceso, la formación de una sima de 17 metros y la afección del relleno sedimentario en el sector sur.

Historia de las investigaciones

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Se han realizado al menos seis campañas de excavación (1977, 1980, 1981, 1985, 1988 y 2024), dirigidas por Dimas Martín Socas y María Dolores Camalich Massieu, de la Universidad de La Laguna. Los trabajos han permitido definir una secuencia estratificada de 2,40 metros de profundidad, articulada en cuatro fases:

  • Fase I, de carácter superficial, donde se han identificado evidencias de la ocupación más reciente de la cueva, en época romana, medieval y moderna.
  • Fase II, que data del final del III milenio a. C. y se caracteriza por una disminución en la ocupación con menor evidencia de restos materiales y actividades domésticas. La presencia de excrementos de rapaces sugiere una clara reducción de los períodos de habitación en estos momentos.
  • Fase III, correspondiente al Neolítico reciente, con fecha de 5320-5170 AP (4250-3950 a. C.), se subdivide en Fases IIIB y IIIA, en función de las diferencias en las características de la habitación y, en consecuencia, en la intensidad de la ocupación. Estas diferencias deben estar relacionadas con los cambios estructurales producidos en la cueva después del colapso, resultado del propio sistema kárstico o del evento tectónico mencionado, que incluye el cierre de la entrada original. La más antigua, subfase IIIB, establecida a partir del último cuarto del V milenio a. C., la caracteriza la dualidad en el uso de la cavidad, resultado de la cohabitación de personas y animales, con un dominio de la oveja sobre la cabra. Igualmente, en este periodo se asiste a un notable aumento de las proporciones relativas de algunas especies cultivadas y a una mayor diversidad de recursos vegetales en explotación, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. Todas estas transformaciones van asociadas a cambios acusados en la tecnología y en las nuevas artesanías registradas, de forma que se asiste al momento de máximo desarrollo y diversificación de estas actividades asociadas al trabajo de la piedra, la textilería, el hueso o la cerámica. Entre esta fase y la correspondiente al Neolítico antiguo, se identifica un período de abandono del sitio, fundamentado en las dataciones absolutas que establecen un hiatus estimado en torno a los 600 años.
  • Fase IV, Neolítico antiguo, fechado entre el 6200-5980 AP (5280-4780 a. C). El conjunto arqueológico incluye restos líticos, óseos y cerámicos, asociada a restos de fauna, fundamentalmente de ovicaprinos, y de semillas de cereales, así como de leguminosas. Los análisis funcionales del instrumental lítico tallado marca un predominio de las actividades de carnicería y procesamiento cárnico, junto con el evidencias del trabajo de hueso, madera, piel y arcilla. En cuanto a la producción cerámica se define por la diversidad tecnológica aplicada a las decoraciones y, en especial, su asociación recurrente con el almagre. Igualmente, asociadas a las actividades de la vida doméstica cotidiana, como el procesado de alimentos vegetales y cárnicos, tratamiento de las pieles o de fabricación cerámica, se han documentado prácticas de estabulación del ganado ovicaprino que evidencian una ocupación simultánea de las personas y los animales. Esta diversidad en la gestión del uso de la cavidad durante el Neolítico establece su carácter polifuncional. Además, es en esta fase de Neolítico antiguo donde se documentó dos conjuntos de material antropológico, que ha permitido demostrar las evidencias más antiguas de canibalismo en el Neolítico antiguo de la península ibérica, así como un cráneo copa que ha sido manipulado y transformado al interior de la cavidad.[4][5]​ En este contexto simbólico del Neolítico antiguo, destaca una pieza que, por su contorno y elementos que la conforman, representa la imagen esquematizada de una figura humana femenina, equiparándola con las tradicionalmente denominadas como Venus prehistóricas en su variada tipología.[6]​ Su estructura, que parece asociarse con una de las formas naturales de El Torcal, El Tornillo, se interpreta como expresión de la simbiosis ideológica desarrollada por la comunidad pastoril de la cueva de El Toro con el entorno de la sierra. Pero, también, como una manifestación del proceso identitario que se va gestando con el nuevo modelo de relaciones intersociales que ahora se articula en la zona.

Valor cultural

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La cueva de El Toro tiene un alto interés científico, histórico y arqueológico, pues constituye un excelente registro fósil de la historia de los grupos humanos que la habitaron durante la Prehistoria Reciente, convirtiéndola en uno de los ejemplos más cualificados del modelo de ocupación ganadera desarrollado en el territorio andaluz entre finales del VI y primer tercio del IV milenio a. C.

Grado de protección

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2016: declaración BIC de la Cueva de El Toro como Zona Arqueológica[7]

2016ː Patrimonio Mundial en la figura de Sitio de los Dólmenes de Antequera

Véase también

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Referencias

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  1. «Ficha de la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, elaborada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico». 
  2. «La Junta declara zona arqueológica la Cueva del Toro en el Torcal de Antequera». Europa Press. 23 de febrero de 2016. Consultado el 13 de marzo de 2019. 
  3. López, Antonio Javier (24 de febrero de 2016). «El terremoto que levantó los Dólmenes». Diario SUR. Consultado el 13 de marzo de 2019. 
  4. «Los hallazgos en la Cueva de El Toro de Antequera revelan prácticas de canibalismo en el Neolítico». 
  5. Sánchez, Nacho (13 de marzo de 2019). «Halladas pruebas de canibalismo durante el Neolítico Antiguo». El País. Consultado el 13 de marzo de 2019. 
  6. Guerrero, Ángel (8 de octubre de 2014). «Se identifica y valora un hallazgo en la Cueva del Toro: La Venus del Torcal». El Sol de Antequera. 
  7. «Decreto 67/2016, de 23 de febrero, por el que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Zona Arqueológica, la Cueva de El Toro, en Antequera (Málaga)». 

Bibliografía

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  • Martín-Socas, Dimas; Camalich-Massieu, María Dolores; González Quintero, Pedro (2004). «La Cueva de El Toro (Sierra de El Torcal-Antequera-Málaga). Un modelo de Ocupación Ganadera en el Territorio Andaluz entre el VI y II Milenios A.N.E». Arqueología Monografías 21 (Sevilla: Junta de Andalucía). 
  • Ruiz González, Bartolomé (2011). Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, ed. El Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera: definición, programación e institucionalización: documento de avance del Plan Director. Consultado el 13 de marzo de 2019.  Tomo 1: Definición . Tomo 2: Programación. Tomo 3: Institucionalización
  • Égüez, Natalia; Mallol, Carolina; Martín-Socas, Dimas; Camalich-Massieu, María Dolores (2016). «Radiometric dates and micromorphological evidence for synchronous domestic activity and sheep penning in a Neolithic cave: Cueva de El Toro (Málaga, Antequera, Spain)». Archaeological and Anthropological Sciences (8 (1)): 1-17. doi:10.1007/s12520-0. 
  • Martín-Socas, Dimas; Camalich-Massieu, María Dolores; Caro Herrero, José Luis; Rodríguez-Santos, Francisco Javier (2018). «The beginning of the Neolithic in Andalusia». Quaternary International (470): 451-471. doi:10.1016/j.quaint.2017.06.057. 
  • Fregel, Rosa; Méndez, Fernando L.; Bokbot, Youssef; Martín-Socas, Dimas; Camalich-Massieu, María Dolores; Santana, Jonathan; Morales, Jacob; Ávila-Arcos, María C. et al. (2018). «Ancient genomes from North Africa evidence prehistoric migrations to the Maghreb from both the Levant and Europe». Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS). doi:10.1073/pnas.1800851115. Consultado el 13 de marzo de 2019. 
  • Santana, Jonathan; Rodríguez-Santos, Francisco Javier; Camalich-Massieu, María Dolores; Martín-Socas, Dimas (2019). «Aggressive or funerary cannibalism? Skull-cup and human bone manipulation in Cueva de El Toro (Early Neolithic, southern Iberia)». American Journal of Physical Anthropology. doi:10.1002/ajpa.23805. 

Enlaces externos

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