La squadra azzurra[n. 1] volvió a disputar el partido por el título después de doce años, año en que perdió la final a manos de Francia y a cuarenta y cuatro años de su única coronación en esta competencia, cuando, como anfitrión, derrotó a Yugoslavia y se alzó con el trofeo.
La selección italiana obtuvo su pase a la fase final del torneo al terminar en el primer lugar en el grupo C de la fase clasificatoria que estaba compuesto además por las selecciones de Estonia, Serbia, Irlanda del Norte, Islas Feroe y Eslovenia.[3] Fue la primera selección del grupo en clasificarse y la segunda en el torneo luego de Alemania, lo hizo el día 6 de septiembre de 2011, a falta de dos fechas del final, cuando derrotó por 1:0 a la selección eslovena en Bari.[4] El equipo ocupó la primera posición desde la primera fecha, aunque en ese momento la compartió con las selecciones serbia y estonia, pero a partir la segunda fecha y hasta el final de los play-offs fue el único líder del grupo.[3]
El equipo italiano estuvo dirigido a lo largo del campeonato por Cesare Prandelli, quien se desempeñó en el cargo durante todo el transcurso de las fases previa y final de la Eurocopa.
Italia disputó cuatro partidos amistosos con vistas a su participación en la Eurocopa, de los cuales ganó uno, contra Polonia, y perdió tres, contra Uruguay, Estados Unidos y Rusia. Estaba previsto un quinto encuentro ante Luxemburgo pero este se vio suspendido por respeto a la gente afectada por el terremoto sufrido la mañana del día del partido en la región de Emilia, donde se iba a disputarse.[5] La ciudad italiana de Florencia, más específicamente en Coverciano, fue el lugar de concentración en donde el plantel italiano cerró la etapa de preparación previa al torneo.[6]
Allí permaneció entre el 16 de mayo y el 1 de junio para luego emprender el viaje con destino a Cracovia, que está situada al sur de Polonia, y fue elegida como sede base de hospedaje durante la fase de grupos de la competición.
Cabe señalar la baja obligada de Domenico Criscito quien había sido convocado para disputar cinco partidos de la fase eliminatoria y cinco amistosos disputados durante el transcurso de esta fase, siendo titular en cuatro ocasiones e ingresando desde el banco en dos encuentros. El defensa del Zenit de San Petersburgo de Rusia fue excluido de la plantilla por estar supuestamente involucrado en amaños de partidos.[7]
El sorteo puso a Italia en el Grupo C, un grupo complicado aunque a primera vista accesible para los italianos porque allí estaban incluidas las selecciones de España, vigente campeón de la Eurocopa y de la Copa Mundial de Fútbol, Irlanda y Croacia, que habían clasificado a través de una repesca contra Estonia y Turquía respectivamente, pero contaban con jugadores de gran potencial, especialmente el seleccionado croata.
En el debut, el seleccionado italiano debió enfrentarse con España en el PGE Arena de la ciudad de Gdańsk. El partido fue reñido entre ambas selecciones que no se pudieron sacar muchas diferencias, y tras irse al descanso en el entretiempo con un cero en el marcador, terminaron con un empate a uno gracias a los goles de Di Natale a los sesenta y un minutos, tras una asistencia de Pirlo y el empate para España tres minutos más tarde por intermedio de Fàbregas tras un pase de Silva. El mejor jugador del encuentro fue Andrés Iniesta, quien recibió el premio Jugador Carlsberg del partido.[9]
Tras el empate en el debut, el equipo se enfrentó a Croacia, que llegaba con el impulso de haber ganado en su debut ante Irlanda por 3 a 1, con dos goles de Mandžukić. Se esperaba que el partido, que se disputó en el Estadio Municipal de Poznań de la ciudad de Poznań, no supusiera mucha dificultad para los italianos que comenzaron el partido enfocados en ganar el partido y los croatas se relegaron e intentaron sorprender con algunos disparos aislados con los que buscaron romper sin mucho éxito la monotonía italiana. A los 39 minutos Andrea Pirlo patea con gran precisión un lanzamiento de falta que entra por el costado izquierdo del arco defendido por Stipe Pletikosa y los equipos se fueron al descanso con Italia arriba por 1 en el marcador. Al comienzo del segundo tiempo se vio a una Croacia mucho más arriesgada y decidida a buscar el empate. Italia se replegó para contener los ataques croatas y llegando a concretar alguna situaciones de contraataque, pero al minuto 72 luego de un centro de Ivan Strinić y un fallo de la marca de parte de Giorgio Chiellini le permitieron al hasta ese momento inofensivo Mandžukić empatar el partido. En esta ocasión, Andrea Pirlo fue elegido como el mejor jugador del encuentro.[10]
Italia llega al tercer y último encuentro de la fase de grupos ante Irlanda, a disputarse en Poznań, con claras chances de clasificar aunque sin depender de sí mismo. Los irlandeses ya estaban eliminados pero aun así salieron dispuestos a ganar en el partido número 100 de Damien Duff que fue capitán de su equipo ya que Robbie Keane le cedió su brazalete para este partido. Intentaron sorprender a los italianos sin mucho éxito. Y a partir de los treinta minutos del primer tiempo los dirigidos por Prandelli comenzaron a dominar las acciones de la mano de Pirlo, y a los treinta y cinco minutos el jugador de la Juventus pateó un tiro de esquina que se cerró hacia el primer palo y fue cabeceado por Antonio Cassano y significó el adelantamiento en el marcador de los azzurri que terminaron el primer tiempo dominando en el marcador y en el partido. Ya en el segundo tiempo Irlanda no tuvo muchas ocasiones y a los noventa minutos Balotelli sentenció el partido con un cabezazo tras un tiro de esquina de Alessandro Diamanti, el jugador del partido en este caso fue Antonio Cassano.
Todo esto de por sí solo no le alcanzaba a Italia que necesitaba una ayuda de España para que Croacia no sumara puntos y esa noticia llegó finalmente para la felicidad de los italianos ya que los ibéricos derrotaron a los croatas por 1 a 0 y le permitieron a los italianos, clasificar a cuartos en la segunda plaza del grupo.[11]