Madrid (Colombia)

Municipio colombiano del departamento de Cundinamarca

Madrid, es uno de los 116 municipios que componen el departamento de Cundinamarca en Colombia y se sitúa en la provincia de Sabana Occidente. Este municipio alberga una población aproximada de 150.000 habitantes para 2024[3]​, consolidándose como uno de los municipios más poblados de la región y del país. Con una extensión territorial de 120,5 km² y una altitud de la cabecera municipal de 2554 m s. n. m., se localiza a una distancia de 21 km de Bogotá[4]​, integrándose de manera funcional y espacial en el área metropolitana de la capital colombiana.

Madrid
Municipio

Parroquia San Francisco de Paula.




Lema: Unidad - Progreso - Desarrollo
Himno: Himno de Madrid
Madrid ubicada en Colombia
Madrid
Madrid
Localización de Madrid en Colombia
Madrid ubicada en Cundinamarca
Madrid
Madrid
Localización de Madrid en Cundinamarca
Mapa
Coordenadas 4°43′50″N 74°15′50″O / 4.7305555555556, -74.263888888889
Idioma oficial Español
Entidad Municipio
 • País Colombia
 • Departamento Bandera de Cundinamarca Cundinamarca
 • Provincia Sabana Occidente
Alcalde de Madrid (Colombia) Carlos Alberto Chávez Moya (2024-2027)
 • Partidos gobernantes Coalición liderada por el Partido Liberal Colombiano
Eventos históricos  
 • Fundación 20 de noviembre de 1559[1]​ (Alonso Díaz)
 • Erección 1834 (como distrito municipal)
Superficie  
 • Total 120,5 km²[1]
Altitud  
 • Media 2554 m s. n. m.
Población (2024)  
 • Total 150,000 hab.[2]
 • Densidad 927,72 hab./km²
 • Urbana 145,000 hab.
Gentilicio Madrileño; madrileña.
Huso horario UTC -5
Código postal 250030
Prefijo telefónico 60+1
Matrícula MADRID
Patrono(a) Virgen del Carmen de Madrid
Sitio web oficial

El municipio, originariamente fundado en 1559 por Alonso Díaz bajo la denominación de Serrezuela, adoptó su nombre actual de Madrid en el año 1875. En la contemporaneidad, se distingue por su significativo crecimiento residencial y su rica diversidad cultural, atributos que lo configuran como una ciudad dormitorio en el entramado metropolitano de Bogotá. Este fenómeno de expansión urbana y transformación socioespacial resalta la dinámica interacción entre los procesos de urbanización y la movilidad demográfica en el ámbito metropolitano de la región.

Antes de la llegada de los colonizadores europeos y de la consolidación de la cultura Muisca, el territorio que hoy ocupa el municipio de Madrid estuvo habitado por la Cultura Herrera, una de las primeras sociedades sedentarias de la Sabana de Bogotá. Este asentamiento precolombino se desarrolló en torno a recursos hídricos como el río Subachoque y la laguna de La Herrera, los cuales eran esenciales tanto para su subsistencia como para sus prácticas rituales y ceremoniales. La evidencia arqueológica encontrada en el municipio, que incluye restos de complejos funerarios y posibles estructuras de observación astronómica, sugiere una conexión simbólica y económica con el agua, además de un profundo conocimiento de los ciclos biogeoquímicos y astronómicos que guiaban su vida agrícola y espiritual.

Posteriormente, el territorio fue conocido como Tibaitatá, un destacado centro agrícola de la sociedad muisca y un punto estratégico dentro del zipazgo. Este lugar, bajo la jurisdicción del zipa, cuya capital era Bacatá (hoy Funza), estaba gobernado al final del periodo precolombino por el cacique Sugasuca, un líder clave en la producción agrícola. Las tierras de Tibaitatá, fundamentales para el sustento de la región, serían luego muy valoradas por los conquistadores españoles en la Sabana de Bogotá.

Madrid ha sido el escenario de la presencia y las aportaciones de numerosos personajes ilustres en la historia nacional. Entre los más destacados se encuentran Jorge Miguel Lozano de Peralta, Marqués de San Jorge, cuya influencia se extendió a diversos ámbitos; Simón Bolívar, el Libertador, y Antonio Nariño, ambos considerados precursores cruciales en el proceso de independencia; José María Vergara y Vergara, destacado crítico literario de su tiempo, y Rufino José Cuervo, renombrado filólogo cuya obra dejó una huella indeleble en el estudio del idioma; así como Pedro Fernández Madrid, un prominente político e intelectual cuya actuación fue relevante en su época. En tiempos más contemporáneos, figuras como Rafael Reyes, quien desempeñó un papel fundamental en la modernización del país, y Alfonso López Pumarejo, un presidente reformista de gran trascendencia, también han dejado su impronta en la historia de este municipio.

En el municipio se distinguen dos formaciones montañosas de notable prominencia. El Cerro Tibaitatá, ubicado al sureste y colindante con la célebre Hacienda Casablanca, se alza con altitudes que varían entre los 2550 y 2750 metros sobre el nivel del mar, constituyendo una característica geográfica e histórica sobresaliente en la región. Al norte se encuentra la vereda Valle del Abra, destacada por su significancia ecológica como reserva natural del municipio. Esta área es reconocida por sus paisajes impresionantes y su rica biodiversidad, que alberga un amplio tipo de aves, insectos y plantas. En los últimos años, se han implementado estrategias de ecoturismo en la región, incluyendo posadas u hoteles destinados a la recepción de turistas. Ambas formaciones montañosas se han convertido en destinos preferidos para actividades recreativas al aire libre, tales como el senderismo y el ciclismo de montaña.

Madrid ostenta una distinguida trayectoria en la aviación colombiana, al ser sede del Comando Aéreo de Mantenimiento y la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea Colombiana. Figuras prominentes como Justino Mariño y Andrés M. Díaz han dejado un legado perdurable en la comunidad. Asimismo, la visita de Charles Lindbergh ha dejado una huella indeleble en la identidad local, destacando la importancia histórica de Madrid en el panorama aeronáutico nacional.

Toponimia

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El nombre de Madrid, asignado en honor y memoria de Pedro Fernández Madrid, se constituyó en reconocimiento a este destacado personaje nacido en La Habana, Cuba, quien residió sus últimos años en el municipio, entonces conocido como Serrezuela. Tras su fallecimiento el 7 de febrero de 1875, la comunidad local solicitó formalmente a la Asamblea Departamental de Cundinamarca el cambio de denominación del municipio. Esta petición fue aprobada mediante la ley 14 del 17 de noviembre de 1875, perpetuando así el legado de Fernández Madrid en la toponimia de la región.

El nombre de Serrezuela fue restablecido en 1945, solo para ser modificado nuevamente a Madrid en 1946. Sin embargo, en 1973, la Asamblea Departamental reinstauró el nombre original en conformidad con la Ley 5 de 1920, que estipula la asignación de nombres indígenas, antiguos o históricos a los pueblos. El nombre actual, Madrid, fue oficialmente establecido por el decreto n.º 14 del 16 de noviembre de 1976. Según el historiador Roberto Velandia, el nombre de Fernández Madrid fue adoptado de manera fortuita, influenciado por la simpatía político-social que este personaje suscitaba.[5]

El topónimo Madrid se documenta por primera vez en la época andalusí como Maǧrīţ, evolucionando posteriormente a Magerit en el castellano antiguo. El origen de este nombre ha sido objeto de numerosas teorías a lo largo de la historia. La hipótesis más ampliamente aceptada en la actualidad es la del arabista Jaime Oliver Asín, quien sostiene que deriva del romance mozárabe Matrice, que significa arroyo matriz o madre.

Durante un extenso período, coexistieron estos dos topónimos, empleados por las comunidades musulmanas y cristianas que se asentaron en los cerros de la Almudena y las Vistillas en Madrid, España, separadas por un antiguo arroyo que hoy corresponde a la calle de Segovia. Ambas comunidades contribuyeron a la génesis de estos nombres. Esta teoría ha sido posteriormente desarrollada y enriquecida por los estudios de Joan Coromines y Federico Corriente Córdoba, quienes han aportado mayor profundidad al análisis etimológico e histórico del nombre de Madrid.

La denominación del municipio de Madrid, en Cundinamarca, ofrece una intrigante coincidencia etimológica que vincula, de manera fortuita, su toponimia con la de la capital española. El Madrid ibérico deriva su nombre del antiguo Arroyo de San Pedro que fluía por la calle de Segovia, mediante un proceso etimológico que involucra raíces andalusíes y mozárabes. En contraste, el Madrid andino, aunque su nombre honra a Pedro Fernández Madrid, es atravesado por el río Subachoque, lo que aporta una dimensión adicional a su etimología. Esta similitud no solo sugiere un paralelismo geográfico y cultural entre el arroyo español y el río cundinamarqués, sino que también enriquece el análisis de la influencia hidronímica en el caso español y oronímica en el caso colombiano en la designación de lugares. Este último aspecto es especialmente relevante considerando que el nombre colonial del municipio colombiano era Serrezuela, término que denota una sierra pequeña, es decir, el cerro Tibaitatá.

El gentilicio de los habitantes del municipio es madrileño y madrileña.

Historia

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Evolución geológica

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Para comprender el territorio de Madrid, Cundinamarca, y su entorno en la Sabana de Bogotá, es necesario adoptar un enfoque integral que abarque tanto su historia natural como los procesos que moldearon la región.

Paleozoico (541-252 millones de años atrás)

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Los trilobites, artrópodos marinos extintos, dominaron los océanos del Paleozoico, hace entre 540 y 250 millones de años. En esa época, la actual Sabana de Bogotá era un fondo marino poco profundo en el supercontinente Gondwana.

Durante esta era, el área que hoy ocupa la Sabana de Bogotá no se encontraba en su posición geográfica actual, ni presentaba sus actuales características geológicas o geomorfológicas.[6]​ Durante el Paleozoico, Sudamérica formaba parte del supercontinente Gondwana, que luego se unió con otras masas terrestres para formar Pangea.[7]​ Sin embargo, las rocas más antiguas presentes cerca de la Sabana son del Cretácico y el Terciario,[8][9][10]​ ya que el levantamiento de los Andes erosionó la mayoría de los depósitos paleozoicos.[11][12]

Aunque en la Sabana no se encuentran rocas de esa época, en la Cordillera Oriental, al este, sí existen formaciones como el Grupo Floresta en Boyacá, que datan del Ordovícico y Devónico[13]​ (hace aproximadamente 400 millones de años). Estas rocas se formaron en un antiguo mar poco profundo, donde la acumulación de arena y restos marinos dio origen a areniscas y calizas.[14]

Mesozoico (252-66 millones de años atrás)

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Los fósiles de ammonites, moluscos cefalópodos de conchas en espiral, son comunes en los sedimentos marinos del Mesozoico en la región andina. Estos depredadores son un indicador clave de los ecosistemas marinos de la época.

La Sabana de Bogotá tiene una historia geológica fascinante que comenzó hace millones de años durante la era Mesozoica, que incluye los períodos Triásico, Jurásico y Cretácico (hace aproximadamente 252 a 66 millones de años), cuando el área era un mar poco profundo donde se acumularon sedimentos marinos. Durante ese tiempo, ocurrieron cambios en la Tierra que dieron forma a la región tal como la conocemos hoy.

Durante el período Cretácico, la Sabana de Bogotá era parte de un mar poco profundo llamado la Cuenca de Bogotá. En ese mar, se acumulaban diferentes materiales como arcilla, arena y cal (roca caliza). Estos materiales, con el paso del tiempo, se convirtieron en capas de roca llamadas formaciones geológicas, como la Formación Guaduas y la Formación Guadalupe[15][10]. Esas rocas contienen fósiles de criaturas marinas como ammonites (parecidos a los calamares con conchas en espiral) y bivalvos (moluscos con dos conchas), que demuestran que allí hubo vida marina.[10]

Mucho después, durante el Cenozoico, la Tierra se sacudió y empujó hacia arriba esas rocas marinas, creando montañas. Este proceso se llama levantamiento tectónico y fue el responsable de formar la Cordillera Oriental de los Andes[16]​. El movimiento también inclinó y fracturó las capas de rocas, creando valles y montañas como el cerro Tibaitatá y el Valle del Abra.

Cenozoico (66 millones de años atrás)

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La configuración actual de la Sabana de Bogotá se desarrolló principalmente durante la era Cenozoica, cuando ocurrieron los grandes levantamientos tectónicos que formaron la Cordillera Oriental y transformaron la cuenca en tierra firme con lagos y suelos fértiles.

 
Durante el Pleistoceno, los mastodontes migraron a la Sabana de Bogotá, aprovechando sus recursos naturales como agua y vegetación. Los fósiles encontrados, como los de Mosquera, indican que la región fue un hábitat clave para estas especies antes de su extinción.

Uno de los eventos más importantes fue la orogenia andina (formación de los Andes), causada por el movimiento de las placas tectónicas: la placa de Nazca se deslizó debajo de la placa Sudamericana, empujando la tierra hacia arriba y formando montañas. Este proceso también creó la cuenca de la Sabana de Bogotá, un área baja rodeada de montañas.[17][18]

Hace unos 23 a 5 millones de años, durante una etapa llamada Mioceno, la Sabana se convirtió en una gran cuenca entre dos cadenas montañosas: la Cordillera Oriental y la Cordillera Central.[19][20]​ Más tarde, durante el Pleistoceno (hace 2.6 millones a 11 700 años), esta cuenca albergó un enorme lago conocido como el Lago Humboldt[21]​, que cubría gran parte de la Sabana, incluyendo el área actual de Madrid, Cundinamarca.[22][23]

En el municipio de Madrid, los suelos formados durante el periodo Cenozoico están compuestos principalmente por depósitos de antiguos lagos y ríos (depósitos lacustres y aluviales) que se acumularon durante las épocas del Pleistoceno y Holoceno. Esto explica por qué los suelos de esta región son tan buenos para la agricultura: pueden retener mucha agua, lo que ayuda a las plantas a crecer mejor.[24]

Estos suelos contienen mucha materia orgánica, es decir, restos de plantas y animales que se acumularon en aguas tranquilas hace miles de años. Esto hace que la tierra sea más fértil y adecuada para el cultivo.[24]

Además, durante el Cenozoico ocurrieron muchos cambios climáticos que provocaron erosión, un proceso en el que el agua y el viento desgastan el suelo y las rocas. Esto creó terrazas fluviales, que son escalones formados por ríos antiguos cuando el agua bajaba o cambiaba de curso. Un ejemplo de esto es el río Subachoque, que es una parte importante del sistema de ríos que existe hoy en día en la región.[25][26]

Lago Humboldt
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El antiguo Lago Humboldt es un testimonio clave de la historia geológica y paleoclimática de la Sabana de Bogotá, revelando transformaciones significativas en su paisaje a lo largo del tiempo. Thomas Van der Hammen fue el primero en referirse a este como el Lago Humboldt, inspirado por una fascinante descripción de la Sabana de Bogotá realizada por Alexander von Humboldt y publicada a mediados del siglo XIX[22][27]​. Durante el Pleistoceno, el Lago Humboldt cubría gran parte de la planicie, resultado de un proceso combinado de subsidencia y sedimentación asociado a la elevación de la Cordillera Oriental hace tres millones de años. Alimentado por numerosos afluentes descendentes de las montañas circundantes, este cuerpo de agua conformó un extenso sistema lacustre que dominó la región durante milenios.[28]

Hace aproximadamente 30 000 años, el nivel del Lago Humboldt comenzó a descender debido a la erosión y el ensanchamiento de su principal zona de drenaje en el Salto de Tequendama, impulsados por la presión ejercida por el aumento de las masas de agua. Este proceso se intensificó durante un periodo de mayor aridez entre los 32 000 y 27 000 años antes del presente, dejando como legado una vasta planicie fluvio-lacustre rica en arenas y arcillas, pero de difícil drenaje.[28]

Entre los remanentes más destacados del Lago Humboldt se encuentra la Laguna de La Herrera, ubicada al suroeste de su antigua extensión y rodeada por los municipios de Mosquera, Madrid y Bojacá. Este cuerpo de agua, el único lago considerable que perdura en la Sabana, testimonia los procesos de drenaje y sedimentación que fragmentaron el lago prehistórico debido a factores climáticos y tectónicos. La Laguna de La Herrera no solo preserva la memoria del lago pleistocénico, sino que también sustenta ecosistemas locales y actúa como un reservorio natural.[29][26]

Holoceno (12 000 años atrás)

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Mapa ilustrativo que describe las principales etapas culturales hacia finales del segundo milenio a. e. c. En amarillo Cazadores-recolectores (Paleolítico o Mesolítico); en rosado Pastores nómadas; en verde Sociedades de agricultura simple; en naranja Sociedades de agricultura compleja (Edad del Bronce, Olmecas, Andes); y en morado Sociedades estatales (Creciente Fértil, Egipto, China).

El Holoceno, iniciado hace aproximadamente 11 700 años tras la última glaciación del Pleistoceno, es un periodo geológico marcado por una estabilidad climática sin precedentes, lo que facilitó el desarrollo de la civilización humana.[30]

La Sabana de Bogotá, ha experimentado una transformación ecológica significativa desde el Holoceno. Inicialmente dominada por ecosistemas fríos y húmedos de páramo, el clima más estable permitió la aparición de praderas y bosques andinos, creando un entorno fértil que atrajo a grupos humanos. Los primeros habitantes fueron cazadores-recolectores del complejo cultural El Abra en Zipaquirá, cuyos vestigios incluyen herramientas de piedra y fogones. Posteriormente, el desarrollo de técnicas agrícolas permitió cultivar plantas como la papa y el maíz.

Con el tiempo, la Sabana se convirtió en el núcleo del territorio muisca, una civilización avanzada de América del Sur que hacia el final del Holoceno temprano implementó agricultura intensiva con terrazas y canales de riego. Fundaron centros ceremoniales y ciudades como Bacatá (hoy Funza), gobernadas por líderes políticos y religiosos.

La llegada de los españoles en el siglo XVI transformó el paisaje y la sociedad mediante una economía extractiva basada en la explotación de tierras y recursos. Se establecieron haciendas agrícolas y ganaderas que alteraron los ecosistemas originarios.

La expansión desmedida, acompañada de prácticas de uso del suelo poco sostenibles, ha provocado la degradación de estos ecosistemas, reduciendo su capacidad para mitigar inundaciones, almacenar agua y regular el clima local. Esta situación se ve agravada por el cambio climático, que intensifica fenómenos meteorológicos extremos y agrava la escasez de agua.

Antropoceno (mediados del siglo XX - presente)

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Algunos efectos del calentamiento global: incendios forestales provocados por el calor y la sequedad, blanqueamiento de corales debido a la acidificación y el calentamiento de los océanos, refugiados ambientales como consecuencia de la desertificación, e inundaciones generadas por tormentas y el aumento del nivel del mar.

El Antropoceno, como concepto, describe un evento geológico de la era actual (Holoceno)[31]​, marcado por la influencia humana significativa y a menudo irreversible sobre los sistemas terrestres. En la Sabana de Bogotá, una región de alta montaña en la Cordillera Oriental de los Andes colombianos, los efectos del Antropoceno son especialmente visibles en la transformación de los ecosistemas, los cambios en el uso de suelo y los impactos sobre el régimen hidrológico.[32][33][34][35]

Madrid es un municipio de la Sabana cuya dinámica territorial y productiva evidencia de manera paradigmática los efectos de esta época. Históricamente agrícola, Madrid ha experimentado una urbanización acelerada, expansión de infraestructura y una intensificación de actividades productivas, destacándose especialmente la floricultura. Esta industria ha alterado profundamente el equilibrio ecológico de la región debido a la extracción masiva de agua de acuíferos subterráneos, una práctica particularmente crítica en el contexto actual de calentamiento global, donde la disponibilidad de recursos hídricos es cada vez más limitada. A pesar de este uso intensivo, las empresas floricultoras no generan compensación económica alguna para el municipio por el agua extraída[36]​, un recurso que pertenece a todos los madrileños, quienes enfrentan actualmente racionamientos debido a la creciente escasez.[36]

Además, el municipio ha experimentado un crecimiento demográfico significativo impulsado por la exagerada urbanización en sectores como Casa Blanca, el sector La Finca, el sector La Prosperidad, el sector de Prodesa, el sector Sabana Pijao, el sector Zaragoza, entre otros. Muchos de estos proyectos inmobiliarios son el resultado de lo que coloquialmente se denomina volteo de tierras, es decir, el cambio de uso del suelo, tradicionalmente agrícola, hacia fines urbanísticos. Estas prácticas han generado graves impactos ambientales y sociales, además de desencadenar investigaciones sobre administraciones municipales anteriores debido a posibles irregularidades en la planeación y aprobación de dichos proyectos.[37]

Estos impactos reflejan de manera alarmante las huellas del Antropoceno en Madrid, evidenciadas a través de la degradación ambiental impulsada por prácticas insostenibles de uso del suelo y expansión urbana descontrolada. El cerro Tibaitatá ilustra esta realidad con su suelo erosionado, mientras que el río Subachoque y los humedales vecinos sufren contaminación por vertidos industriales. La extracción excesiva de agua, destinada tanto a la producción industrial como al consumo humano, compromete la recarga de acuíferos, debilitando procesos naturales esenciales. Además, la fragmentación de hábitats crea islas ecológicas que dificultan la supervivencia de especies locales, intensificando la crisis ecológica en una región cuya capacidad para mitigar inundaciones y regular el clima se encuentra cada vez más limitada por la intervención humana.[34][38][39]

El Antropoceno nos enfrenta a una realidad crítica: la actividad humana ha alterado el clima, fragmentado ecosistemas y acelerado la extinción de especies a un ritmo sin precedentes. El emergencia climática y la pérdida de biodiversidad son síntomas de un sistema económico que prioriza el crecimiento ilimitado y el consumo sobre la sostenibilidad ecológica y la equidad. En la COP16 de 2024, en Cali, estos temas fueron el núcleo del debate, subrayando la urgencia de un cambio socioeconómico profundo que reconozca los límites planetarios, redistribuya los recursos de manera justa y establezca una relación respetuosa con la naturaleza. Este cambio es necesario no solo para nuestra supervivencia, sino también para la preservación de la complejidad y la belleza de la vida en la Tierra.[40][41][42]

Época prehistórica periodo pre-muisca y era precolombina

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Paleoindio (17 000 a. e. c. – 7000 a. e. c.)

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El Abra, en Zipaquirá, es uno de los sitios arqueológicos más antiguos de Suramérica. Excavaciones desde 1967 han desenterrado herramientas líticas, restos de fauna y carbón vegetal de hace unos 12,400 años, lo que ha permitido reconstruir el clima y la vegetación prehistóricos.

El poblamiento humano de la Sabana de Bogotá se remonta a hace aproximadamente 12 500 a 10 000 años, en el límite entre el Pleistoceno y el Holoceno, cuando el clima empezó a transformarse significativamente. El antiguo lago pleistocénico Humboldt, que había cubierto gran parte de la región, comenzó a vaciarse hace aproximadamente 30 000 años debido al colapso del dique natural del Tequendama,[23]​ creando áreas habitables que atrajeron a pequeños grupos nómadas de cazadores-recolectores.[43][44][18]​ Hace unos 12 400 años, a finales del Pleistoceno, algunos de estos grupos ascendieron desde el valle del río Magdalena hacia el frío altiplano de la cordillera oriental de los Andes, donde encontraron refugio en los abrigos rocosos de El Abra en Zipaquirá, dedicándose a la caza, la pesca y la recolección de frutos.[45]

 
Paleoamericanos cazando un gliptodonte durante el periodo Paleoindio. Estas comunidades nómadas, dependían de la megafauna para su subsistencia, utilizando herramientas de piedra y estrategias colectivas en un entorno cambiante al final del Pleistoceno.

Estos primeros habitantes pertenecían al periodo Paleoindio, caracterizado por una economía basada en la caza de grandes animales de la megafauna, como mastodontes y megaterios, complementada con la recolección de plantas. Evidencias arqueológicas encontradas en varios sitios clave de la región permiten comprender cómo estos grupos se adaptaron al entorno. En el sitio de El Abra, se han hallado instrumentos líticos datados en aproximadamente 10,460 años a. e. c., que incluyen herramientas de piedra usadas para actividades como la caza y la recolección. Este hallazgo subraya la antigüedad del asentamiento humano en la región y su dependencia de la fauna local.[43][44][18]

En el abrigo rocoso de Tequendama, ubicado al suroeste de la Sabana, se han descubierto herramientas de piedra como raspadores y puntas de proyectil, datadas alrededor del 9460 a. e. c. Estas herramientas sugieren que sus fabricantes eran expertos cazadores-recolectores, capaces de procesar animales y plantas con gran eficiencia. Asimismo, en Tibitó, cerca de Tocancipá, se encontraron artefactos como instrumentos de corte, perforadores y raspadores, con una antigüedad aproximada de 9740 años a. e. c. Estos objetos revelan una notable destreza técnica en la fabricación de herramientas de piedra, un aspecto fundamental de su cultura material.

La tecnología lítica encontrada en estos sitios demuestra la capacidad de adaptación de los primeros habitantes de la Sabana, quienes aprovecharon los recursos del entorno para sobrevivir en un periodo de cambios climáticos y ecológicos. Estos grupos nómadas del Paleoindio sentaron las bases para el desarrollo de culturas más sedentarias que, con el tiempo, consolidarían su presencia en esta región del altiplano cundiboyacense.[46][47]

Arcaico (7000 a. e. c. – 1200 a. e. c.)

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Durante el periodo Arcaico, la Sabana de Bogotá experimentó un cambio climático significativo que transformó profundamente su ecología y habitabilidad. El clima más templado y seco contribuyó a que el lago Humboldt se redujera considerablemente, convirtiendo el territorio en una meseta fértil con humedales, lagunas y ríos.[43][48][49]​ Esta transformación ecológica promovió una mayor biodiversidad de plantas y animales, atrayendo a los primeros grupos humanos a asentarse temporalmente en el área. Entre 5000 y 7000 años atrás, estos grupos cambiaron sus lugares de habitación, estableciéndose en sitios a cielo abierto y adaptándose así a las nuevas condiciones ambientales.[45]

 
Los morteros de piedra, herramientas multifuncionales para moler pigmentos, procesar alimentos y como ofrendas funerarias, incluyen el ejemplar hallado en el sitio arqueológico de Aguazuque, Soacha, recuperado de contextos funerarios.

Estos primeros habitantes, cazadores-recolectores, se adaptaron a la ausencia de megafauna, extinta desde el fin del Pleistoceno, y centraron su dieta en la caza de animales más pequeños como venados, aves y roedores, además de la pesca en los cuerpos de agua de la región. Complementaron su alimentación con la recolección de tubérculos y frutas silvestres, aprovechando los recursos estacionales de las áreas fértiles[50]​. Evidencias del sitio arqueológico de Aguazuque en Soacha, al suroeste de la sabana, muestran que entre el 7500 y 6500 a. e. c. comenzaron a utilizar herramientas de hueso y madera, como jabalinas, además de herramientas de piedra más especializadas que aparecen con mayor frecuencia en periodos posteriores. Este sitio también revela restos humanos calcinados y esqueletos completos que datan de alrededor del 5000 a. e. c., mostrando diferencias físicas con los muiscas que llegarían miles de años después.[49]

Durante este periodo, los grupos humanos desarrollaron tecnologías más complejas y diversificadas, adaptándose a la captura de presas pequeñas y al procesamiento de plantas. La organización social era flexible, probablemente basada en la cooperación para la caza y la recolección, con una distribución de tareas que aprovechaba el conocimiento colectivo del entorno. Estas dinámicas sentaron las bases para patrones de movilidad estacional y ocupación de terrazas y zonas elevadas libres de inundaciones.[49]

Aunque no hay una conexión cultural directa entre estos primeros habitantes y los muiscas que habitaron posteriormente la región, el periodo Arcaico marcó el inicio de la ocupación humana en la Sabana de Bogotá. Los avances en tecnología, manejo del entorno y organización social facilitaron el camino para el surgimiento de culturas más complejas, como la Cultura Herrera, que aparecería en el primer milenio a. e. c.[49]

Periodo Herrera (aproximadamente 400 a. e. c. - 800 e. c.)

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La Cultura Herrera (periodos Formativo inferior y medio) marca una de las primeras fases de ocupación sedentaria en la Sabana de Bogotá, precediendo a la Cultura Muisca. En Madrid, las evidencias de esta cultura muestran comunidades de cazadores-recolectores en transición hacia la agricultura, con una organización social incipiente, basada en roles especializados pero aún no jerárquicos. Se cree que varios grupos familiares, unidos por lazos de parentesco, compartían actividades comunales, especialmente en subsistencia y rituales funerarios.[43]

 
El yacimiento arqueológico en Madrid, Cundinamarca, vinculado a la Cultura Herrera, reveló un contexto ritual-funerario y de observación astronómica. Sin embargo, la construcción del conjunto residencial Camino Real comprometió su preservación.

En 2003, en el conjunto residencial Camino Real de Madrid, se descubrió un significativo yacimiento arqueológico que sugiere un complejo ritual-funerario único en Colombia, con posibles estructuras de observación astronómica. Los hallazgos de cerámica Herrera y del Valle del Magdalena, junto con materiales líticos y restos de fauna, indican la presencia de un centro ritual donde se realizaban ceremonias vinculadas a la muerte y fenómenos celestes, prácticas comunes en las culturas andinas y precolombinas.[50]

El sitio en Madrid comparte similitudes con el montículo funerario de Aguazuque, en Soacha, en cuanto a la disposición de los cuerpos, colocados en posiciones específicas (decúbito lateral y con miembros flexionados), lo que sugiere un sistema de creencias relacionado con rituales de transición o culto a los ancestros. Las características físicas de los esqueletos, como la dolicocefalia y el desgaste dental (posiblemente por una dieta fibrosa o abrasiva), ofrecen información sobre las prácticas alimentarias y, posiblemente, sobre el estatus o roles dentro de la comunidad.[50]

Para el I milenio e. c., la Cultura Herrera había alcanzado un modelo agrícola consolidado, con la domesticación de cultivos como maíz, papa, yuca y otros vegetales adaptados a la altitud de la Sabana. Esta transición transformó la economía y la organización social, favoreciendo el crecimiento demográfico y el surgimiento de una estructura más compleja. Las características físicas braquicéfalas observadas en las comunidades de esta época, distintas a las de los primeros habitantes, podrían indicar migraciones o mestizajes entre grupos.[50]

 
Cuerpos en decúbito lateral y miembros flexionados, sugiriendo rituales de transición o culto a los ancestros vinculados a creencias sobre la muerte.

La agricultura impulsó prácticas rituales vinculadas a los ciclos agrícolas, donde la astronomía desempeñaba un papel central en la siembra y cosecha. En Madrid, la construcción de un canal orientado de sur a norte, junto con estructuras duales (círculos al este y formas cuadrangulares al oeste), revela un conocimiento avanzado de la astronomía. Esto sugiere una organización social que podría haber incluido roles especializados, posiblemente liderados por ritualistas o chamanes.[50]

El entorno natural fue crucial para estos habitantes. La región estaba atravesada por el río Chacha o Chinga (posteriormente Serrezuela y Subachoque), que abastecía la zona y se unía al río Bojacá en Balsillas, formando la laguna de La Herrera. Este cuerpo de agua, además de ser una fuente vital de recursos, probablemente tenía un significado sagrado en la cosmovisión local. La conexión entre el río, el lago y el río Bogotá facilitaba el acceso a recursos acuáticos y permitía la movilidad e intercambio cultural con otras comunidades de la Sabana.[50]

La Cultura Herrera se destacó por una organización social menos jerárquica que la de los muiscas. La evidencia arqueológica indica que practicaban la caza y recolección, complementada con el cultivo de vegetales adaptados a la alta montaña. Su dieta, que incluía tubérculos, maíz y carne, se refleja en los restos de herramientas líticas y fauna encontrados en Madrid. Además, el uso de cerámica decorada y herramientas de piedra pulida evidencia un desarrollo artesanal clave para actividades domésticas y rituales.[50]

Vida en torno al agua

 
La laguna de La Herrera, según estudios de la Universidad Nacional de Colombia, es un remanente de un extenso cuerpo de agua, conocido como Lago Humboldt, que en tiempos antiguos cubría la Sabana de Bogotá, creando un entorno acuático de significativa importancia ecológica y cultural.

La laguna de La Herrera, el río Subachoque y el río Bogotá conformaban un entorno lacustre con humedales y lagos temporales, cuyo paisaje se veía afectado por variaciones climáticas naturales. Este ambiente brindaba a los pobladores recursos diversos como aves, peces, crustáceos, pequeños mamíferos como el curí, y animales de monte cercanos como el venado. La biodiversidad regional favorecía una subsistencia equilibrada, adaptada a la disponibilidad estacional de recursos.

A lo largo de milenios, las comunidades de la Cultura Herrera en Madrid desarrollaron estrategias de adaptabilidad, particularmente durante períodos de sequía en el primer milenio a. e. c., cuando la laguna se redujo considerablemente. Los arqueólogos han hallado fogones en capas profundas, bajo las arcillas del lecho lacustre, lo que sugiere que, en tiempos de aridez, los habitantes se concentraban en áreas secas mientras mantenían su actividad cotidiana. Además, la presencia de palafitos en las orillas del lago indica habilidades avanzadas para construir viviendas resistentes a las fluctuaciones del agua, reflejando una compleja interacción con el medio acuático.[50]

La subsistencia de la población de la Cultura Herrera se basaba en técnicas de caza y recolección que aprovechaban los recursos disponibles según las estaciones. Las aves migratorias, crustáceos y peces de la laguna y los ríos eran fuentes constantes de alimento y probablemente también tenían un papel ceremonial. La fauna terrestre, como el venado, proporcionaba carne, piel y huesos, utilizados para herramientas y vestimenta. Además, los habitantes recolectaban plantas silvestres comestibles y medicinales, lo que, junto con su conocimiento del entorno, pudo haber facilitado el inicio de prácticas agrícolas rudimentarias.

 
Los hallazgos arqueológicos están bajo la custodia del departamento de Antropología de la Universidad Nacional, donde se preservan y estudian para profundizar en el conocimiento del pasado.

Las evidencias sugieren que las comunidades de la Cultura Herrera en la Sabana de Bogotá tenían una estructura social basada en clanes o grupos familiares. Aunque no hay señales claras de jerarquías complejas, el trabajo colaborativo en la construcción de palafitos y las tareas colectivas de caza y recolección indican una organización cohesionada con roles definidos. Además, la presencia de fogones y áreas de reunión alrededor de la laguna sugiere que estas comunidades compartían alimentos, actividades y posiblemente rituales relacionados con la caza y la recolección.[50]

Las excavaciones en Madrid han revelado herramientas líticas, fragmentos de cerámica y estructuras de vivienda, que documentan el avance cultural de la región. Las herramientas de piedra y hueso indican habilidades especializadas para la caza y el procesamiento de alimentos. Los fragmentos cerámicos, aunque sencillos, muestran conocimientos en modelado y cocción, además de servir como recipientes de almacenamiento con un valor cultural y práctico.[50]

La laguna de La Herrera y la red de humedales de la sabana constituían el núcleo ecológico que sostenía a la sociedad de la Cultura Herrera. Su papel como fuente de sustento y espacio ceremonial refleja la relación simbiótica entre los habitantes y su entorno, base de una identidad cultural que se expandiría con la llegada de otras culturas, como la Muisca.

Poblamiento muisca (aproximadamente 800 e. c. - siglo XVI)

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La Balsa Muisca es una exquisita pieza de orfebrería que representa un ritual de ofrenda muisca en una balsa ceremonial. Este símbolo evoca la profunda conexión espiritual de la cultura muisca con el agua, un recurso fundamental en sus asentamientos.

La llegada de los Muiscas (periodo Formativo medio al superior) a la Sabana de Bogotá marcó una transformación importante para la población indígena de lo que hoy es Madrid, Cundinamarca. Los Muiscas, originarios de regiones del altiplano andino, llegaron a la sabana entre los siglos VI y VIII e. c., expandiéndose desde las áreas montañosas de Boyacá y el nororiente de Cundinamarca. Esta expansión fue gradual y pacífica, caracterizada por la integración de las comunidades locales preexistentes, entre las que se encontraba la Cultura Herrera, que había habitado la región desde siglos antes.[51]

En este proceso, los habitantes de Madrid y otros pueblos de la sabana adoptaron el sistema de vida, las prácticas agrícolas, y la bestructura política y religiosa de los Muiscas, quienes desarrollaron una sociedad organizada en cacicazgos bajo el mando de líderes como el zipa en Bacatá (Funza) y el zaque en Hunza (Tunja). Estas comunidades establecieron una economía basada en el cultivo de maíz, papa y quinua, además del comercio de sal, esmeraldas y mantas de algodón, productos que circulaban en una amplia red comercial que abarcaba hasta el Caribe y los Andes centrales.[51]

Los muiscas en la Sabana de Bogotá desarrollaron avanzadas técnicas de manejo del agua, transformando un medio ecológico inundable con lagunas y humedales en un territorio dinámico. Mediante la construcción de camellones (plataformas elevadas para el cultivo intercaladas por canales para el control de inundaciones), no solo optimizaron la agricultura, sino que también aprovecharon recursos faunísticos acuáticos, como la pesca, para suplir la falta de grandes mamíferos para la caza y asegurar proteínas esenciales.[52]​ Sin embargo, los detalles sobre la organización específica de estas prácticas productivas siguen siendo poco precisos.[53]​ Este sistema hidráulico, que representaba una forma única de construir territorialidad basada en el manejo del agua, se transformó radicalmente tras la invasión española y la imposición de un modelo de tenencia de la tierra y producción centrado en la ganadería y el cultivo de cereales.[52]

Al integrarse en la cultura muisca, los pueblos locales, incluidos los de Madrid, pasaron a formar parte de un sistema político-religioso complejo, con centros ceremoniales y actividades que reforzaban la cohesión social y cultural. Hasta antes de la época colonial, estos grupos mantenían su identidad indígena en el contexto de una confederación Muisca que prosperaba a través de la colaboración entre cacicazgos y el manejo eficiente de los recursos de la sabana.[51]

Tibaitatá
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Mapa de la Confederación Muisca. Tibaitatá, destacado centro agrícola, se encontraba bajo la jurisdicción del zipa de Bacatá.

Tibaitatá[54]​, ubicada en el actual municipio de Madrid[55]​, fue un centro agrícola de gran relevancia para la sociedad muisca y un punto estratégico de producción dentro del zipazgo. El nombre Tibaitatá se traduce como Cultivos bajo una dirección adecuada.[56]

Como núcleo agrícola de la región, Tibaitatá estaba bajo la jurisdicción política y administrativa del zipa, cuya capital era Bacatá (actual Funza). Esta zona formaba parte del zipazgo, que abarcaba los territorios de los actuales departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Santander. En este sistema territorial propio del pueblo muisca, los cacicazgos locales respondían a las autoridades supremas: el zipa, quien gobernaba el sur de la sabana y sus zonas de influencia, y el zaque de Hunza (actual Tunja), que ejercía su autoridad sobre las provincias del norte.

A finales de la época precolombina, el cacique Sugasuca supervisaba las tierras de cultivo esenciales para el abastecimiento regional. Este territorio, rico en recursos alimentarios, era clave para la subsistencia de los muiscas. Según la tradición oral, el mito cuenta que el dios Bochica visitó Tibaitatá, también conocida como Sugasuca, en honor al cacique. La región destacaba no solo por su fertilidad, sino también por su conexión simbólica con las figuras míticas de la cosmovisión muisca.

Las crónicas de Indias destacan a Sugasuca como un líder clave en la producción agrícola, lo que llevó a que los invasores españoles conocieran la región como el Pueblo de Indios de Sugasuca. Estos recursos no solo sostenían a los muiscas, sino que también fueron aprovechados por los conquistadores para fortalecer la economía emergente de la administración española en la Sabana de Bogotá.[57]

Las investigaciones, destacando la de Lorena Rodríguez Gallo, no encontraron evidencia de camellones en el actual Madrid. Sin embargo, es posible que estos hayan desaparecido debido a la introducción de la ganadería tras la invasión de los españoles. Dado el contexto, es probable que los muiscas los hubieran implementado en áreas cercanas al río Bogotá en la sabana.[58]

Época hispánica (siglo XVI - 1810)

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A comienzos del siglo XVI, la Sabana de Bogotá estaba habitada por los Muiscas, un pueblo indígena de la familia lingüística Chibcha. Estos desarrollaron sociedades agrícolas organizadas con diversos niveles de jerarquía política. En 1536, una expedición española liderada por Gonzalo Jiménez de Quesada llegó a esta región. Poco después, Bogotá se convirtió en la base de operaciones del imperio español en el área. El 17 de julio de 1550 se creó la provincia de Bogotá, que incluiría a Serrezuela en 1559, establecida en el Virreinato del Perú y perteneciente al Nuevo Reino de Granada[45]​ bajo el reinado de Felipe II de España.

 
Bartolomé de las Casas denunció los abusos y la explotación de los indígenas por parte de los encomenderos, prácticas que también llevó a cabo Alonso Díaz en la recién establecida Serrezuela, y por las que se le impuso una querella.

La llegada de los conquistadores españoles marcó una transformación profunda para los asentamientos muiscas, incluido Tibaitatá, donde tuvo lugar el encuentro con el cacique Sugasuca. Este contacto implicó un choque cultural y la imposición de un sistema colonial que alteró drásticamente la vida y organización social indígena. En 1559, el visitador Tomás López ordenó las primeras disposiciones para la fundación de pueblos, generando severos desajustes en las estructuras locales.[45]​ En este contexto y mismo año, se otorgó una encomienda en la actual Madrid a Alonso Díaz, un rodelero de la tropa de Gonzalo Jiménez de Quesada, quien se convirtió en el primer encomendero de la zona. Díaz llamó al lugar Serrezuela, aludiendo al cerro Tibaitatá, que le recordaba un prominente cerro en España.

En 1563, se registró un documento judicial en el que un fiscal presentó una querella contra Alonso Díaz, probablemente relacionada con el manejo de la encomienda y el trato hacia la población indígena bajo su cargo. La encomienda fue un sistema colonial español diseñado para explotar a los indígenas en América, obligándolos a tributar en trabajo o productos a cambio de supuesta protección y evangelización. Aunque las Leyes de Burgos[59]​ de 1512 intentaron regular los abusos denunciados por misioneros como Bartolomé de las Casas, su aplicación fue limitada debido a la resistencia de los colonos y a las dificultades de ejercer control desde la distancia. Sin embargo, Las Casas destacó como una figura clave en la utilización del marco legal colonial, convirtiendo la justicia imperial en un espacio de resistencia. A pesar de la corrupción, el poder local y los desafíos geográficos, logró visibilizar las quejas contra la opresión indígena y, en algunos casos, obtener protección dentro del complejo entramado del imperio español.[60]

Los pueblos que hoy caracterizan la sabana no existieron desde siempre, sino que fueron resultado de un proyecto del imperio español, cuyo objetivo era transformar las vidas de los indígenas según los principios del catolicismo. La política de reducción de los indígenas en pueblos respondió a los objetivos de organizar la doctrina religiosa, facilitar el cobro de tributos e incorporar a las comunidades al sistema de control español. Estas reducciones se materializaron en los llamados pueblos de indios, asentamientos que obligaron a las comunidades indígenas a abandonar sus territorios, organizados en torno a una plaza con una iglesia, y cuyo propósito era también erradicar sus antiguas costumbres.[59]​ Ejemplos de estos pueblos son Serrezuela, Fontibón[45]​ o Sogamoso. Sin embargo, esta reorganización tuvo consecuencias devastadoras: el hacinamiento favoreció la propagación de epidemias, mientras que las condiciones de vida precarias, las jornadas laborales extenuantes y el desplazamiento hacia regiones insalubres aceleraron el colapso del orden social, político y económico prehispánico.[59]

 
Esta pintura de 1614, usada como documento legal para legitimar la propiedad de Francisco Maldonado y Mendoza sobre esta extensa hacienda en la sabana de Bogotá, refleja el despojo de tierras indígenas y la transformación de paisajes agrícolas en sabanas ganaderas. En ella aparece la entonces Serrezuela junto al cercado viejo del cacique, el cual fungía como un centro ceremonial muisca.[45]

Francisco Maldonado y Mendoza, nacido en España en 1551 y familiar de Pedro González de Mendoza, llegó a Santafé de Bogotá en 1583 y, tras casarse en 1586 con Jerónima de Orrego[61]​, heredera de Alonso de Olalla, comenzó a adquirir tierras en la Sabana de Bogotá. Para la década de 1590, era encomendero de la comunidad indígena de Bogotá y propietario de la extensa hacienda ganadera e inmortalizada en la Pintura de las tierras pantanos y anegadizos del pueblo de Bogotá de 1614, y de la cual hacía parte la entonces Serrezuela.[45]

En 1603, enfrentó un litigio con el fiscal del Nuevo Reino, quien lo acusó de adquirir tierras fértiles a bajo costo. Mientras Maldonado describía las tierras como improductivas, el fiscal las consideraba valiosas. El caso se resolvió tras un análisis territorial, y la corte ratificó el derecho de Maldonado sobre la propiedad.[45]

En su testamento, dispuso que la hacienda se convirtiera en un mayorazgo, asegurando su transferencia exclusiva a su primogénito, Antonio Maldonado de Mendoza. Esta propiedad, conocida como la Dehesa de Bogotá o el Novillero, se mantuvo como un símbolo de las estructuras de poder de la época. Los descendientes de la familia, vinculados a los títulos nobiliarios como el Marquesado de San Jorge, incluyeron a figuras como Jorge Tadeo Lozano, quien ocupó el cargo de primer presidente de la República en 1811.[45]

Según el mito de Bochica, narrado por Fray Pedro Simón en Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales (1626), Bochica habría visitado Serrezuela.

 
La histórica Hacienda Casablanca, establecida por Antonio de Vergara Azcárate, refleja el poder económico y político acumulado por el clan aristocrático de los Vergara, una muestra de cómo los privilegios coloniales moldearon las jerarquías sociales en la región.

En 1639, casi un siglo después de la primera encomienda en la región, se registró la presencia de Don Juan, un cacique del linaje de Tibaitatá.[5]​ Para entonces, la autoridad de los caciques estaba profundamente erosionada, mientras las estructuras coloniales mantenían una sociedad rígidamente jerarquizada: los indígenas soportaban la mayor explotación, los mestizos y mulatos ocupaban posiciones subordinadas, y el control político y económico permanecía en manos de los criollos y españoles, reflejando las jerarquías sociales del altiplano cundiboyacense en el siglo XVII.[5]

Serrezuela, situada estratégicamente en el Camino Real que enlazaba Honda con Santa Fe, la principal ruta comercial y administrativa del Virreinato para el traslado de riquezas como oro, tabaco y cacao hacia Cartagena para su exportación, se consolidó como un destacado punto de tránsito. Su posición privilegiada la convirtió en testigo del paso de altos funcionarios de la Real Audiencia, el arzobispo metropolitano y los virreyes, quienes en ocasiones pernoctaban allí durante sus viajes entre el interior del Virreinato y los puertos fluviales.[5]

En 1650, Antonio de Vergara Azcárate recibió un decreto real que le otorgaba autoridad sobre la encomienda del Pueblo de indios de Serrezuela, que en 1654 se expandiría a Tabio. En esta área, Antonio estableció la célebre Hacienda Casablanca, la cual permaneció bajo propiedad de la familia Vergara desde 1651 hasta 1866, siendo transmitida de generación en generación. Finalmente, en 1866, su descendiente José María Vergara y Vergara la vendió a José María "Pepe" Sierra, tras haber sido resguardada por la familia durante 215 años.[62]​ La casa colonial construida por Antonio aún se conserva en Madrid, Cundinamarca, en inmediaciones del Cerro Tibaitatá y el Río Subachoque.

 
En 1701, según crónicas históricas, la pesca aún se practicaba en Madrid, en el río Subachoque. Es posible que especies como el pez capitán fueran comunes en esas aguas. Hoy en día, debido a los altos niveles de contaminación, resulta difícil imaginar que este río alguna vez fue un recurso vital para la subsistencia de sus antiguos habitantes.

Las crónicas históricas mencionan pesquerías llevadas a cabo en zanjas y corrales durante el poblamiento muisca, una descripción que resulta ambigua en términos técnicos. Sin embargo, documentos de finales del siglo XVI sugieren que esta actividad seguía siendo parte de la vida cotidiana de los indígenas de la Sabana. Incluso en 1701, se relata que la pesca continuaba practicándose en Serrezuela, evidenciando la persistencia de antiguas tradiciones en el manejo de los recursos acuáticos.[53]​ Seguramente, entre las especies capturadas se encontraba el famoso pez capitán, característico de los cuerpos de agua de la región.

El 19 de septiembre de 1697, la parroquia de Serrezuela fue visitada por el Arzobispo fray Ignacio de Urbina. Posteriormente, recibió a los arzobispos Francisco de Otero y Cossío en 1709 y Francisco del Rincón en 1719. Entre 1726 y 1766, Jacinto Roque Salgado y Zubieta, fundador de Subachoque en 1774, ejerció como cura. Durante su gestión, en 1736, fundó la Cofradía de San Francisco de Paula. Más tarde, el municipio de Supatá tomaría su nombre de la hacienda que le pertenecía.[63]

 
Mapa de 1771 entre los pueblos de Bogotá y Serrezuela. Archivo General de la Nación.

En el siglo XVIII, el territorio atravesó un periodo de declive y abandono, reflejo de una tendencia generalizada en el Virreinato del Nuevo Reino de Granada. Este fenómeno no fue exclusivo de Serrezuela; múltiples asentamientos en la región, como Bojacá, enfrentaron circunstancias similares como resultado de las políticas centralizadoras de las reformas borbónicas, que buscaban reorganizar los territorios para optimizar su viabilidad económica y administrativa. Los pocos indígenas que habitaban la zona fueron trasladados gradualmente a Bogotá.[64]

La Real Cédula del 3 de agosto de 1774 y las resoluciones de la junta de tribunales en 1775 marcaron un punto crítico en este proceso. Estas disposiciones llevaron al fiscal Francisco Antonio Moreno y Escandón[64]​ a ordenar la extinción del pueblo de Serrezuela, argumentando que la extrema pobreza y la baja densidad poblacional hacían inviable su continuidad.[65]​ En 1778, en un esfuerzo por reorganizar el territorio y revitalizar su aprovechamiento, se promovió la creación de un nuevo pueblo en el área. Este evento marcó el inicio de una nueva etapa para Serrezuela, que comenzó su proceso de consolidación dentro de un contexto de cambios estructurales en el Virreinato.

El Puente de los Españoles, también conocido como el Puente de los Micos[66]​ constituye una destacada obra de ingeniería civil erigida durante la época colonial, específicamente en el año 1789 y por mandato del virrey José Manuel de Ezpeleta, bajo la dirección del militar, mariscal de campo de Artillería e ingeniero militar italiano Domingo Esquiaqui y García (Nápoles, Italia, 1737 – Cartagena de Indias, Colombia, 1820), el mismo quien lideró la construcción del Puente del Común. Situado sobre el río Subachoque, en ese entonces llamado Río Serrezuela, este puente sigue en funcionamiento y actualmente soporta el tránsito vehicular. Se le considera no solo la estructura más antigua del municipio, sino también una de las más longevas del departamento de Cundinamarca. En el contexto de su construcción en 1789, se estima que la población del asentamiento constaba de aproximadamente 70 vecinos y un número similar de indígenas.[5]

Haciendas ilustres

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Rufino José Cuervo Urisarri (1844-1911), prominente filólogo y lingüista colombiano, conocido por su monumental obra Diccionario de Construcción y Régimen de la Lengua Castellana. El Instituto Caro y Cuervo lleva su nombre en su honor.

Durante los periodos hispánico y republicano, diversas familias distinguidas poseían notables haciendas que no solo reflejaban su estatus social y económico, sino que también desempeñaban un papel significativo en la configuración del paisaje agrario y cultural de la región. Muchas de estas propiedades fueron adquiridas por prominentes figuras históricas o elegidas como lugares de pernocta por visitantes ilustres, debido a su importancia estratégica y arquitectónica. Entre las haciendas más destacadas de estas épocas, cabe mencionar:

El Boyero: Esta propiedad estuvo en manos de Rufino Cuervo, y posteriormente fue heredada por su hijo, Rufino José Cuervo, un distinguido erudito colombiano de notable relevancia en los campos de la lingüística y la filología. En un acto de filantropía, Rufino José Cuervo destinó la propiedad a fines de beneficencia pública al donarla generosamente, mostrando su compromiso con el bienestar social y cultural de la comunidad.[5]

Casablanca: Establecida en 1651 por Antonio de Vergara Azcárate, cuando le fue conferida la encomienda del Pueblo de indios de Serrezuela. El último Vergara en residir allí fue su nieto José María Vergara y Vergara, destacado escritor y crítico literario, en cuya hacienda escribió parte de su obra Historia de la literatura en la Nueva Granada (1867) y posiblemente Olivos y aceitunos todos son unos (1868). Este lugar también es célebre por haber hospedado al libertador Simón Bolívar, como lo atestigua una placa conmemorativa en una de sus habitaciones. Posteriormente, la hacienda pasó a ser propiedad de José María Sierra, conocido popularmente como Pepe Sierra, un campesino que llegó a ser el hombre más acaudalado de Colombia.[5]

 
José María Vergara y Vergara (1831-1872), destacado escritor y periodista colombiano, pionero en la historiografía literaria del país y cofundador de la Academia Colombiana de la Lengua.

Casa de Santa Inés: Ubicada a lo largo de la carretera de Occidente, esta propiedad albergó las oficinas de antiguas compañías de aviación comercial, tales como Transportes Aéreos Centroamericanos (actualmente Avianca), Vías Aéreas de Colombia y la Agencia Interamericana de Aviación. La presencia de estas empresas destaca la relevancia histórica de la casa en el desarrollo del transporte aéreo en la región.

La Estancia: Propiedad de Pantaleón Gutiérrez Díaz de Quijano. Este emplazamiento fue testigo de la presencia de Antonio Nariño, quien no solo pernoctó allí, sino que también resguardó parte de sus escritos, entre los que se incluye la traducción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Este hecho ocurrió en un periodo de intensa persecución debido a su implicación en conspiraciones contra el gobierno español en 1792. En el siglo XX, la propiedad cambió de manos, pasando a ser propiedad de la familia Serrano Escallón.[5]

La Hélida: Esta residencia fue hogar de Jorge Miguel Lozano de Peralta, Marqués de San Jorge, y padre de Jorge Tadeo Lozano. La presencia de tan ilustre figura realza la importancia histórica de la propiedad en el contexto de la nobleza y la política colonial.[5]

San Marino: La génesis de esta hacienda se sitúa en los albores del siglo XIX. Su denominación evoca al diminuto estado de San Marino, y su atribución corresponde a las hermanas Alcira y Lucila Blanco. Estas damas, habiendo sobrevivido a los horrores de la Segunda Guerra Mundial, optaron por emigrar de Europa y establecerse en Madrid. Su cercanía con el presidente Alfonso López Pumarejo, quien era un visitante asiduo de la hacienda, es destacable. Asimismo, la región recibía regularmente la presencia del ilustre Rafael Reyes, añadiendo un aura de distinción y relevancia histórica al lugar.

Época republicana (1810 - presente)

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Siglo XIX

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José Hilario López (1798-1869), presidente de la República de la Nueva Granada, abolió la esclavitud, lo que le ganó adversarios políticos y atentados en su contra. En su obra autobiográfica Memorias, relata algunas de sus vivencias en Serrezuela.

Al inicio del siglo XIX, Serrezuela formaba parte de la provincia de Bogotá, una división administrativa y territorial del virreinato de Nueva Granada bajo el reinado de Carlos IV de España.

El viaje de Alexander Von Humboldt a Colombia marcó un hito en la historia de la sabana de Bogotá a principios del siglo XIX. Llegó a Bogotá el 6 de julio de 1800 como invitado de José Celestino Mutis. A solicitud del virrey Mendinueta, visitó las minas de sal de Zipaquirá y redactó la Memoria Raciocinada de las Salinas de Zipaquirá. Durante sus exploraciones, no solo visitó la laguna de Guatavita, el páramo de Chingaza y el Salto del Tequendama, sino que también realizó observaciones científicas clave.[67]​ Entre ellas, destacó la descripción del capitán de la sabana (Eremophilus mutisii), un pez emblemático del altiplano cundiboyacense, siendo esta la primera especie de pez de agua dulce registrada científicamente en Colombia. Humboldt eligió el nombre Eremophilus, que significa amante de la soledad, inspirado en la quietud del lugar donde encontró este ejemplar en 1805, y mutisii en honor a su amigo y mentor, José Celestino Mutis. Su legado marcó un precedente invaluable para la ciencia y la geografía del país.[68]

José Gregorio Gutiérrez Moreno, prócer y mártir de la independencia de Colombia, se casó en Serrezuela el 20 de agosto de 1805 con doña Antonia Vergara Sanz de Santamaría, hija de Felipe de Vergara Azcárate.[69]​ Antonia, miembro de la familia Vergara y también considerada mártir de la Independencia, pertenecía a un linaje destacado por su contribución tanto a los procesos independentistas como al ámbito intelectual, entre cuyos integrantes destacan Clemencia de Caycedo, Manuela Sanz de Santamaría, Camilo Torres, Francisco José de Caldas, Jorge Tadeo Lozano, Estanislao Vergara y José María Vergara y Vergara.

El 16 de julio de 1813, la provincia de Bogotá proclamó su independencia total de España, desatando enfrentamientos entre realistas y patriotas, divididos estos últimos entre centralistas, liderados por Antonio Nariño, y federalistas, encabezados por Camilo Torres. Nariño asumió el liderazgo militar del Estado Libre de Cundinamarca, pero durante una campaña en Pasto fue capturado y enviado a España. Tras su captura, Simón Bolívar tomó Santafé e integró Cundinamarca a las Provincias Unidas[70]

Posteriormente, fue parte de la Gran Colombia como el Departamento de Cundinamarca, y tras su disolución, integró la República de la Nueva Granada con su territorio original. En 1844, la provincia fue dividida en Bogotá, Cundinamarca, Tequendama y Zipaquirá, mientras que el Territorio de San Martín se separó. Con el auge del federalismo, la Confederación Granadina promulgó en 1857 la creación del Estado de Cundinamarca, uniendo las provincias de Bogotá, Mariquita, Neiva y el Territorio de San Martín, aunque excluyendo algunos distritos asignados a la provincia de Antioquia y la provincia de Popayán. En 1861, los departamentos de Mariquita y Neiva se separaron para formar el Estado Soberano del Tolima, y el Distrito Federal de Bogotá también fue segregado, trasladándose la capital de Cundinamarca a Funza.

 
Mapa que ilustra los 10 viajes de la Comisión Corográfica (1851-1859), dirigida por Agustín Codazzi.

La Comisión Corográfica fue una de las iniciativas científicas más importantes emprendidas en Colombia antes del siglo XX. En muchos aspectos, superó los logros de la Expedición Botánica liderada por José Celestino Mutis durante el periodo colonial. Esta comisión, dirigida por el geógrafo militar italiano Agustín Codazzi, se destacó como el proyecto más ambicioso del gobierno colombiano en el siglo XIX para mejorar las condiciones materiales del país. Entre 1850 y 1859, la comisión realizó sus trabajos de campo, atravesando Serrezuela en tres ocasiones: durante la cuarta expedición a inicios de 1853, la novena a principios de 1858 y la décima a finales de ese mismo año.[71]

En 1857, José Hilario López, destacado militar y presidente de la República de la Nueva Granada, publicó su obra autobiográfica Memorias, donde narra algunas de sus vivencias en Serrezuela,[72]​ lugar donde residió y estableció su cuartel general en 1831. Entre sus anécdotas, describe el viaje a Zipaquirá para apaciguar a Juan Nepomuceno Moreno, recién llegado de la Batalla de Cerinza el 13 de mayo de 1831. Tras dicho enfrentamiento, las tropas de Moreno acamparon en Serrezuela junto a López.[73]​ López también relata los difíciles días durante la disolución de la Gran Colombia y la cautela con la que tenía que trasladarse de Fontibón a Serrezuela para evadir los atentados orquestados en su contra por adversarios políticos que buscaban frenar su liderazgo. [72]

Las casas circundantes al parque Pedro Fernández Madrid se caracterizan por su estilo arquitectónico republicano, y su construcción se remonta, en su mayoría, al período comprendido entre 1850 y 1870.

 
Carta Corográfica del Estado de Cundinamarca de 1865, donde aparece Serrezuela.

A finales del siglo XIX, Rufino Gutiérrez, visitador oficial en 1887 y 1888, llegó a Madrid, Cundinamarca, tras viajar desde Facatativá. En el trayecto, pasaron por casas modestas con ventorrillos de surtido. A las cinco y media de la tarde del 17 de marzo, Gutiérrez fue recibido en la alcaldía por el alcalde Julián Escallón y el secretario Isidro María Salguero, quien también ejercía como secretario del concejo. Escallón había asumido tras la licencia del alcalde Baltasar Gil, quien no retomó el cargo. Aunque Gutiérrez señaló una deficiente administración, destacó la rectitud de Escallón y Gil.[63]

Según el censo de 1884, Madrid tenía una población de 1650 habitantes y pertenecía al Departamento de Facatativá.[74]​ Su pequeño territorio, fértil y cultivado, tenía amplias zonas de pastos para ganado. Predominaban las llanuras, interrumpidas por el cerro Tibaitatá, mientras algunas áreas permanecían inundadas. La cabecera municipal, de 11 manzanas y 9 calles, tenía 70 casas, 22 con techos de teja, rodeadas de solares cercados, y una población urbana de 400 habitantes.[63]

El río Serrezuela, hoy río Subachoque, abastecía haciendas como Boyero y La Esmeralda. Aunque no llegaba al pueblo, era vital para la irrigación. El río Bojacá suplía haciendas como El Corzo y Potrerogrande. Al suroeste, el cerro Tibaitatá albergaba canteras de arenisca, mientras el horizonte se extendía como llanura. Desde la cabecera salían tres caminos para carretas: al sur, hacia La Mesa, impulsado por Baltasar Gil; al norte, a Tenjo; y al noroccidente, cruzando el río por un puente de madera con estribos de cal y canto, construido en 1872.[63]

Por su calidad de aguas, la amabilidad de su gente y su cercanía a Bogotá, Madrid era el destino de veraneo más popular de la ahora Sabana Occidente. Sin embargo, la falta de alojamiento era un problema, agravado por la no reconstrucción de nueve casas destruidas en un incendio el 29 de junio de 1877.[63]

 
Además de la célebre Fábrica de Cervezas Cuervo, fundada por los hermanos Ángel y Rufino José Cuervo, destaca también la fábrica del General Antonio Basilio Cuervo en Madrid, que mantenía un vínculo con la primera.

Los edificios públicos de Madrid incluían la iglesia, la casa consistorial, dos escuelas, el cementerio y la cural en construcción. La única plaza, rodeada de eucaliptos, se volvía cenagosa en invierno, y cerca había un edificio inconcluso, construido por el gobernador Aldana como estación del ferrocarril de La Sabana. La iglesia, de exterior sencillo pero interior espacioso, tenía un coro de buena calidad sin escalera y un púlpito tallado, proveniente del convento de Santo Domingo de Bogotá. El altar mayor era moderno y elegante. Contaba con un reloj de campana donado por Pedro Fernández Madrid y un cuadro de San Francisco de Paula, obra de Pedro José Figueroa, en la capilla derecha.[63]

El cementerio, al pie del cerro y cerca de humedales, era pequeño pero agradable y bien cercado, aunque cubierto de maleza. Contaba con una galería de bóvedas, destacando las de Pedro Fernández Madrid, su esposa Vicenta Martínez y su criada Tránsito Ospina, quien murió al intentar salvar a su señora en el río Serrezuela. La casa consistorial estaba en mal estado y no había matadero público. Aunque Madrid tenía movimiento, carecía de correo departamental, y la oficina telegráfica, dirigida por Rosalía Sánchez, estaba en un local pequeño y desordenado, alejado del centro.[63]

En cuanto a educación, la escuela de niñas, dirigida por Paulina Terrón, tenía 34 matrículas y carecía de mobiliario y materiales. La escuela de niños, a cargo de Virginia Terrón, contaba con 49 alumnos y también carecía de materiales. Además, había una escuela particular mixta con 16 alumnos, dirigida por María del Carmen Sánchez, donde se impartían clases de lectura, escritura, gramática, aritmética, geografía e historia, destacándose el progreso de los estudiantes. Cerca de las escuelas, había dos establecimientos clave: el molino de trigo de Julián Escallón, que molía entre 25 y 30 cargas diarias, impulsado por el río Serrezuela, y la cervecería del General Antonio Basilio Cuervo,[75]​ que abastecía varias poblaciones de la Sabana. También los hermanos Eudoro y Absaión Quijano tenían una agencia de alquiler y venta de carruajes.[63]

El mercado de Madrid se celebraba los domingos en el parque Pedro Fernández Madrid y contaba con una buena variedad de productos.[63]

En 1875, la Legislatura de Cundinamarca, a solicitud de la municipalidad de Serrezuela, aprobó el cambio de nombre de la localidad por el de Madrid, en honor a Pedro Fernández Madrid, quien falleció allí el 7 de febrero de ese mismo año.[63]

La inauguración del Ferrocarril de Occidente en 1889 marcó un hito en la conectividad regional, conectando Bogotá con el río Magdalena a través de Puerto Salgar. Este trazado, originalmente propuesto por Antoine Poncet en 1848 y ajustado en 1865 por los ingenieros colombianos Indalecio Liévano y Juan Nepomuceno González Vásquez, inició su construcción en 1882 y llegó a Facatativá en 1889. Para Madrid, la apertura de la estación en el kilómetro 26 consolidó su posición estratégica como nodo clave en el transporte ferroviario. Décadas después, en 1921, la Compañía del Ferrocarril de Cundinamarca completó la conexión con el bajo Magdalena, enlazándola con el Ferrocarril de Girardot en 1925. En 1936, el sistema fue ajustado a un ancho unificado, y en 1953 pasó a formar parte de la División Central de los Ferrocarriles Nacionales, reflejando la evolución de esta infraestructura esencial para la región.[76]

A pesar de la aparente calma en Serrezuela y Madrid durante el siglo XIX, al final de este, la región cundinamarquesa había experimentado un siglo marcado por una violencia persistente,[77]​ alimentada por las continuas guerras civiles. Conflictos como la Rebelión de los Conventos (1839-1840), la Guerra de los Supremos (1840-1841), la revolución de 1851, la revolución de 1854, la guerra civil de 1859-1862 (en esta, Tomás Cipriano de Mosquera y Santos Gutiérrez acampan en Serrezuela), la guerra civil de 1876, la guerra de 1884-1885, y la guerra civil de 1895,[77]​ cuyo legado influiría en la guerra de los Mil Días (que estalló en 1899), fueron determinantes en la configuración social y política del país. Repasar estos conflictos resulta esencial para comprender mejor lo que fue Serrezuela, y más tarde Madrid, en el contexto tumultuoso del siglo XIX.

Pedro Fernández Madrid
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Pedro Fernández Madrid (1817-1875), eminente político, escritor y educador colombiano, cuyo legado en la diplomacia, la literatura y la educación continúa siendo un referente en la historia nacional.

Durante estos años, Pedro Fernández Madrid (13 de diciembre de 1817, La Habana, Cuba - 8 de febrero de 1875, Madrid, Cundinamarca) residió en Serrezuela. Su nacimiento se produjo en un contexto histórico significativo, pues su padre, el ilustre prócer de la independencia, José Fernández Madrid, se encontraba en el exilio en Cuba debido a su fervorosa lucha por la emancipación de la Nueva Granada. Pedro, habiendo comenzado su formación académica en tierras cubanas en 1825, completó su educación primaria antes de retornar con su familia a Cartagena, consolidando así una trayectoria vital marcada por el desplazamiento forzado y la resiliencia ante la adversidad política y social de su época.[5]

En 1826, acompañó a su padre en su periplo diplomático a Francia, donde este último fue designado como agente confidencial. Posteriormente, se trasladaron a Londres, donde José Fernández Madrid asumió el prestigioso cargo de ministro plenipotenciario. En la capital británica, Pedro recibió una educación de alta calidad bajo la tutela del eminente intelectual Andrés Bello, quien desempeñaba el rol de secretario de la Legación colombiana en Londres. La influencia de Bello, un erudito de renombre, fue decisiva en la formación intelectual de Pedro. Tras el fallecimiento de su padre en 1830, prosiguió su educación superior, ingresando en el Colegio Mayor del Rosario. En 1838, culminó sus estudios con el grado de doctor en Derecho, consolidando así una sólida formación académica que le permitiría contribuir significativamente al panorama jurídico y político de su tiempo.[5]

Ya como estudiante, había iniciado su carrera literaria en 1837 con un artículo que defendía la memoria y las acciones de su padre, artículo que fue publicado por el general Francisco de Paula Santander, una figura clave en la historia republicana de Colombia. En 1842, consolidó su reputación intelectual con la publicación de su obra Opúsculo sobre la Instrucción Pública, un tratado que muestra su profundo interés por la educación y el progreso social.

En 1843, ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde desempeñó un papel fundamental en la definición de las fronteras nacionales y en las delicadas relaciones diplomáticas con la Santa Sede, demostrando su habilidad en la diplomacia y su conocimiento del derecho internacional. Su carrera política continuó su ascenso cuando, de 1852 a 1860, se desempeñó como congresista, alcanzando la presidencia del Congreso en 1857. Su liderazgo se extendió a la presidencia del Estado Soberano de Boyacá, donde implementó políticas clave para el desarrollo regional.[5]

 
Tumba de Pedro Fernández Madrid. Aquí reposan sus restos, junto a los de su esposa Vicenta Martínez y su ama de llaves Tránsito Ospina, en un testimonio perdurable de su vida y legado.

Además, su erudición y contribuciones históricas le valieron un lugar como miembro elegido de la Academia Colombiana de Historia, una institución dedicada a la preservación y estudio del legado histórico de la nación. En cada una de estas facetas, Pedro Fernández Madrid demostró una dedicación inquebrantable al servicio público y a la promoción del conocimiento, consolidándose como una figura de relevancia en la historia colombiana.

Debido a problemas de salud, se vio obligado a abandonar la política en 1864, retirándose a Serrezuela junto con su esposa, Vicenta Martínez de Madrid. En este retiro, la pareja había adquirido una casona destinada al descanso y la reflexión. Durante su estancia en Serrezuela, Pedro redactó numerosas epístolas dirigidas a eminentes personalidades de la época, como Miguel Antonio Caro, José María Vergara y Vergara, y José María Quijano, demostrando su continua participación en los debates intelectuales y culturales del momento.

El matrimonio tuvo cuatro hijos: Rosalía, Alejandrina, Pedro Vicente y Camilo. Trágicamente, se dice que una de sus hijas perdió la vida ahogada en lo que posteriormente se conoció como el ahora inexistente Parque de las Ballenitas, un evento que sumió a la familia en un profundo pesar.[5]

Se presume que el edificio que actualmente alberga las oficinas de la alcaldía fue donado por Vicenta Fernández como un acto conmemorativo en honor a la memoria de su esposo.

En sus últimos años, Pedro vivió en compañía de su esposa y su ama de llaves, Tránsito Ospina. En un acto de heroísmo y lealtad, Tránsito sacrificó su vida intentando salvar a Vicenta de ahogarse en el río Subachoque. Desafortunadamente, ambas perecieron en el trágico incidente, marcando un triste final a la vida familiar de Pedro.[5]​ Falleció el 8 de febrero de 1875, en lo que hasta ese año se conocería como Serrezuela.

Pedro Fernández Madrid es recordado como un eminente político, escritor y educador, cuyo legado perdura en la memoria colectiva. Sus restos descansan en el cementerio municipal de Madrid, junto a los de su esposa, Vicenta, y su fiel ama de llaves, Tránsito Ospina. La comunidad de Serrezuela, profundamente honrada por el aprecio y dedicación que Pedro manifestó hacia el municipio, decidió rendirle un homenaje póstumo. Así, a través de la ley n.º 14 del 17 de noviembre de 1875, el municipio adoptó el nombre de Madrid en su honor, perpetuando su memoria y su influencia en la historia regional y nacional. Esta acción legislativa refleja el profundo respeto y la admiración que sus contemporáneos y las generaciones posteriores sintieron por su figura, consolidando su estatus como un pilar fundamental en el desarrollo histórico y cultural de la nación.

Siglo XX

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Alfonso López Pumarejo (1886-1959), presidente de Colombia en dos ocasiones, es reconocido por impulsar la Revolución en Marcha, dejando un legado como uno de los líderes más influyentes en la historia del país.

En vísperas del siglo XX, Alfonso López Pumarejo, nacido en Honda, Tolima, vivió durante unos meses en Madrid, Cundinamarca, a la edad de 9 años. Esto ocurrió cuando sus padres, Pedro Aquilino López y Rosario Pumarejo, decidieron dejar Honda y trasladarse a Bogotá por motivos de negocios.[78]​ Durante el viaje, Pedro Aquilino López alquiló una de las casonas del Parque Pedro Fernández Madrid, donde la familia residió temporalmente antes de continuar hacia la capital. Para conmemorar este acontecimiento, una de las plazoletas del municipio fue nombrada en su honor, conocida actualmente como la Plazoleta Alfonso López. En ella se había instalado un busto de bronce, antes de su desnaturalización en 2003, una réplica del original creado por el maestro Rodrigo Arenas Betancur.[79]

El empresario antioqueño José María Sierra, conocido como Pepe Sierra (1848-1921), adquirió en 1866 la histórica Hacienda Casablanca, una propiedad colonial en Madrid, construida en 1650 por el encomendero Antonio de Vergara Azcárate y que había permanecido en la familia Vergara durante más de dos siglos. La compra, realizada al escritor José María Vergara y Vergara,[62]​ marcó un cambio en la historia de la hacienda, que se convirtió en el hogar de Sierra, su esposa Zoraida Cadavid de Sierra y sus trece hijos. La Hacienda Casablanca, que aún existe, permanece en manos de los descendientes de Sierra.[79]

El presidente Rafael Reyes Prieto poseía una propiedad en Madrid, Cundinamarca,[80]​ que visitaba con frecuencia durante su mandato presidencial, el cual se desarrolló entre 1904 y 1909, siendo el primer mandatario en gobernar por más de cuatro años bajo la égida de la Constitución de 1886. Su gobierno, marcado por medidas autoritarias, incluyó la clausura del Congreso, la declaración del Estado de sitio y la convocatoria de una Asamblea nacional constituyente, decisiones que generaron un ambiente de tensión y descontento tanto entre conservadores como liberales. La creciente oposición a sus métodos y los problemas sociales derivados de su estilo de gobierno culminaron en su renuncia en junio de 1909. Reyes dejó el poder de una manera sin precedentes: para evitar la humillación de un juicio político, abordó un barco en Santa Marta que lo llevó al exilio en Europa, marcando el final de un periodo controversial en la historia política de Colombia.[81]

El 18 y 19 de octubre de 1910, la Expedición Helvética, liderada por el zoólogo Otto Furhmann y el médico Eugene Mayor, visitó Serrezuela y continuó hacia Barro Blanco y la Laguna de Pedropalo. Inspirada en el viaje de Alexander von Humboldt, recorrió Colombia durante tres meses, realizando excursiones en las montañas al oeste de la Sabana.[82]​ Tomaron la vía férrea desde Facatativá hasta Madrid, donde encontraron caballos reservados para el trayecto hacia Barro Blanco, un caserío en el borde de la Sabana. La región era pantanosa, con numerosos palmípedos en las lagunas y estanques.[83]

 
Rafael Reyes Prieto (1849-1921), presidente de Colombia, impulsó reformas clave en infraestructura, economía y educación, aunque su gobierno fue criticado por su autoritarismo.

En 1936 se inició la construcción del distrito de riego y drenaje La Ramada, una obra de ingeniería que, mediante canales, esclusas, compuertas y estaciones de bombeo, facilita el riego y drenaje en la cuenca occidental del río Bogotá, abarcando los municipios de Bojacá, Cota, Funza, Madrid, Mosquera y Tenjo.

En 1945, María Sierra, hija de José María Sierra y Zoraida Cadavid, trasladó el Asilo Zoraida Cadavid de Sierra de Bogotá a Madrid, donde, junto a su hijo Guillermo Gómez Sierra, lo transformaron en el actual Colegio Instituto Zoraida Cadavid de Sierra. Para ello, adquirieron una antigua casona perteneciente a su consuegro, el expresidente Rafael Reyes, que fue demolida para dar paso al moderno edificio del colegio. La institución tuvo su origen en 1921, cuando Zoraida Cadavid de Sierra, tras su fallecimiento en París, destinó una séptima parte de su fortuna familiar para fundar un hogar para niñas pobres en Colombia. Inicialmente, el asilo se estableció en la Plaza España de Bogotá.[79]

El 14 de enero de 1948 ocurrió el accidente del Consolidated PBY Catalina, un avión anfibio de Viarco (Vías Aéreas de Colombia), en Madrid, en una época en que la aviación aún no había alcanzado los estándares de seguridad que hoy se consideran fundamentales.[66]

Según el censo del 9 de mayo de 1951, Madrid tenía 6060 habitantes: 2908 hombres y 3152 mujeres.[84]

 
El consuegro de Sierra, dos de sus hijos y el empresario James Martín Eder. Foto de 1913

En 1952, la empresa Corona se estableció en Madrid,[85]​ momento en el cual Hernán Echavarría Olózaga, hijo del fundador, promovió la creación de dos barrios diferenciados: uno para los supervisores y otro para los obreros. Estos desarrollos urbanos, concebidos bajo una lógica de segregación social y jerárquica, dieron origen al actual barrio Echavarría, que persiste como un vestigio del urbanismo industrial de la época.

En 1973, a instancias de la alcaldesa Marina Camacho de Samper, la Asamblea Departamental accedió a restituir a la localidad su nombre original de Serrezuela, en cumplimiento de la Ley 5 de 1920, que favorece el uso de nombres indígenas, antiguos o históricos. Sin embargo, el 16 de noviembre de 1976, mediante el decreto n.º 14, se revirtió esta decisión y el pueblo recuperó su nombre de Madrid.[79]

El edificio que actualmente alberga las oficinas de la alcaldía tuvo varios usos a lo largo de su historia. A principios del siglo XX, fue el colegio de Elvira Sánchez y, en la década de 1970, el Colegio Pedro Fernández Madrid. En 2018, el municipio adquirió el inmueble, estableciéndolo como sede de la administración local.[86]

Visita de Charles Lindbergh
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Charles Lindbergh (1902-1974). Pionero aviador estadounidense y héroe de la aviación mundial, famoso por su histórico vuelo solitario sin escalas a través del Atlántico en 1927.

Por mandato del gobierno de los Estados Unidos, Charles Lindbergh emprendió una gira por varios países de América Latina, incluida Colombia. El 26 de enero de 1928, llegó a Cartagena tras bordear la costa de Colón, Panamá, a bordo de su célebre aeronave, el Spirit of St. Louis. A su llegada, fue recibido con una salva de cañonazos en Bocagrande. Al día siguiente, continuó su vuelo directo hacia Bogotá.[87]

El Spirit of St. Louis no aterrizó en Bogotá, sino que sobrevoló la emblemática carrera Séptima, escoltado por los pioneros de la aviación colombiana, el Capitán Buenaventura Caicedo y el Teniente Camilo Daza Álvarez, quienes pilotaban aviones Wild. Lindbergh realizó maniobras aéreas, culminando en un espectacular descenso entre los cerros de Monserrate y Guadalupe. Luego, dirigió su aeronave al aeródromo de Madrid, Cundinamarca, donde más de 10 000 personas esperaban al Lone Eagle en la Escuela de Pilotaje y Observación, hoy Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN).[87]

Cuando Charles Lindbergh se disponía a aterrizar, una multitud se congregó, lo que obligó al Teniente Camilo Daza a realizar pasadas rasantes para despejar la pista. Aunque el acto pasó desapercibido para el público general, generó gran admiración entre los conocedores, quien vitorearon a Lindbergh y Daza. Este episodio fue destacado en la prensa estadounidense, subrayando la valentía y destreza de los aviadores.[87]

La Escuela de Pilotaje y Observación rindió honores militares a Charles Lindbergh, develando una placa conmemorativa que marcó este evento como un hito histórico para el país. El aviador recibió numerosos homenajes, incluyendo una recepción en el Jockey Club y la distinción de la Orden de Boyacá, otorgada por el presidente Miguel Abadía Méndez. También se le entregaron el pabellón nacional y una esmeralda, como símbolos de reconocimiento por su contribución a la aviación y al fortalecimiento de los lazos entre Estados Unidos y Colombia.[87]

 
Spirit of St. Louis en el National Air and Space Museum, Washington D. C. Célebre por llevar a Charles Lindbergh en su épica travesía transatlántica, simboliza el coraje y la innovación que marcaron un hito en la historia de la aviación.

Para inspeccionar y aprovisionar su aeronave, Charles Lindbergh regresó al aeródromo de Madrid. Durante su estancia, compartió conocimientos con los oficiales y empleados de la Escuela de Aviación, e incluso fue invitado a pilotar un biplano Wild. Tras dos días de homenajes, entrevistas, discursos y composiciones en su honor, Lindbergh retomó su vuelo hacia Caracas el 29 de enero de 1928.[87]

La visita de Charles Lindbergh a Colombia marcó un hito significativo en la historia de la aviación nacional, motivo por el cual se le rinde homenaje cada 27 de enero. En 2012, la ceremonia fue presidida por el Brigadier General Gonzalo Cárdenas Mahecha, Comandante de CAMAN, y contó con la participación del Coronel Hans Palaboro, Jefe de la Misión Aérea de Estados Unidos, y familiares del Teniente Camilo Daza. Durante el evento, se evocó aquella época de esplendor, se ofreció una ofrenda floral y se entregó un modelo a escala de un avión al nieto de Daza, Camilo Daza Gómez. La memoria de Lindbergh y su contribución a la aviación siguen siendo un símbolo de innovación y cooperación internacional en Colombia.[87]

Siglo XXI

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La Plazoleta Alfonso López, antes un parque clave para el entorno y la mitigación ambiental, perdió su vitalidad debido a las decisiones de la administración de Juan Carlos Coy en 2003. La administración de Carlos Chávez planea renovarla completamente.

En 2003, se descubrió en el conjunto residencial Camino Real de Madrid un importante yacimiento arqueológico que sugiere un complejo ritual-funerario único en Colombia, con posibles estructuras de observación astronómica. Los hallazgos de cerámica Herrera y del Valle del Magdalena, junto con materiales líticos y restos de fauna, apuntan a un centro ritual vinculado a ceremonias sobre la muerte y fenómenos celestes, prácticas comunes en las culturas andinas precolombinas.[50]

El 7 de julio de 2008, el Vuelo 164 de Centurion Cargo, operado por Kalitta Air, se estrelló en la Hacienda Casablanca, en Madrid, Cundinamarca, poco después de despegar del Aeropuerto Internacional El Dorado, Bogotá, con destino al Aeropuerto Internacional de Miami. La tripulación sufrió graves heridas, pero ninguno de sus miembros murió. Sin embargo, dos personas en tierra fallecieron cuando la aeronave impactó su casa. Este fue el segundo accidente de un Boeing 747 de Kalitta Air en 2008, tras otro ocurrido en Bruselas en mayo. La investigación de las autoridades colombianas y la NTSB concluyó que el accidente fue causado por una falla doble de motores: la pérdida de potencia en los motores número 1 y 4 durante el despegue, lo que impidió a la tripulación recuperar el control y provocó el impacto contra la vivienda.

La SECAD (Sección Certificación Aeronáutica de la Defensa) fue fundada el 12 de enero de 2010 en Madrid, Cundinamarca, para certificar los estándares de calidad y seguridad en la industria aeronáutica colombiana, asegurando la operatividad segura de aeronaves civiles y militares. Con el respaldo del gobierno de Brasil, la SECAD adaptó su experiencia en certificación aeronáutica a las capacidades locales, implementando normas claras y procedimientos rigurosos. Su objetivo es fortalecer la industria nacional, atraer inversiones, fomentar la innovación y mejorar la competitividad internacional, en colaboración con organismos de Brasil, España y Corea del Sur.[88]

 
Kalitta Air (N714CK) despegando del Aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol. Este avión se estrelló en Madrid el 7 de julio de 2008.

Durante las protestas en Colombia de 2019-2020 y 2021, Madrid se consolidó como un punto clave en los acontecimientos sociopolíticos. La ciudadanía participó en masivas marchas por diversos barrios, destacándose manifestaciones como la marcha del silencio con antorchas y parones culturales frente a la alcaldía. La ciudad fue escenario de diversas actividades, como la distribución de panfletos, plantones en la glorieta de la vía Madrid-Facatativá y marchas que se extendieron hasta Puente Grande en Fontibón y el Puente de Siberia en Funza. La dimensión cultural de las protestas se manifestó en murales y teatro callejero, posicionando a Madrid como un foco de atención en redes sociales como Facebook y Twitter, así como en medios internacionales como la Agencia AFP.

 
Logo del RegioTram de Occidente.

El RegioTram de Occidente, un tren eléctrico regional, conectará los municipios de Funza, Mosquera, Madrid y Facatativá con Bogotá. Su trazado de 40 km, en su mayoría sobre el corredor férreo existente, se divide en 25 km en la Sabana y 15 km en Bogotá. El recorrido comenzará en la Carrera 17 con Calle 6 en Bogotá, enlazando con la Primera Línea del Metro. Luego, avanzará hacia el sur por la Carrera 17, cruzando la NQS y la Av. Américas, para dirigirse al occidente por el corredor férreo de Occidente, pasando por varias avenidas hasta la Estación Fontibón. Desde allí, continuará hasta el límite de Bogotá con Funza, cruzando los municipios de Funza, Madrid y Mosquera, pasando bajo la Autopista 50 y el río Subachoque en Madrid. Finalmente, llegará a Facatativá, donde concluirá en la Estación Facatativá – Calle 9.[89]

El 14 de diciembre de 2024 se celebró la primera Feria del Libro en Madrid, Cundinamarca. Aunque modesta en tamaño, el evento contó con la participación de destacadas personalidades y marcó un hito cultural significativo en la historia del municipio.

En la actualidad, el municipio de Funza resguarda la mayor cantidad de archivos históricos relacionados con Madrid, lo cual se debe a la profunda interrelación que ha existido entre ambos municipios desde la época precolombina.

Ubicación

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La Sabana de Bogotá, comprendida por Bogotá y cuarenta municipios circundantes, alberga una variedad de ecosistemas que destacan tanto por su riqueza cultural como ecológica. Esta ecorregión, de importancia estratégica para el país, integra una diversidad de biomas que incluyen ecosistemas semisecos, páramos, bosques andinos y humedales.[90]

Madrid está ubicado en Cundinamarca, en la subregión occidental de la Sabana de Bogotá, dentro del primer anillo metropolitano de Bogotá, a 29 km de la capital. Se encuentra sobre la Autopista Bogotá y la línea férrea que conecta Bogotá con Puerto Salgar, y está atravesado por dos importantes vías regionales: la autopista Medellín y la Autopista Bogotá, además de la vía férrea. Esta ubicación estratégica convierte a Madrid en un nodo clave de la infraestructura vial nacional.[91]

El municipio se divide en dos zonas geográficas: el 84% del territorio es plano, ideal para actividades agropecuarias debido a su buen drenaje y abundantes recursos hídricos. El 16% restante es montañoso, con altitudes que alcanzan los 2,875 metros al sur de la cabecera urbana, por encima de los 2600 msnm promedio de la Sabana.[91]

Madrid no solo está cerca de Bogotá, sino que también juega un papel fundamental en el sistema urbano regional. Forma parte de los dos principales ejes viales nacionales que se cruzan en la capital: el norte-sur, que conecta Tunja, Girardot e Ibagué, y el oriente-occidente, que comunica Villavicencio, Honda y la zona cafetera. Estos ejes concentran gran parte de la infraestructura vial y los servicios públicos de Cundinamarca.[91]

Ubicada en el eje occidental del polígono metropolitano, Madrid es parte de la Área metropolitana de Bogotá, integrada por municipios como Soacha, Chía, Funza y Mosquera. Esta conurbación refleja su alta integración funcional con la capital, destacando a Madrid como una ciudad intermedia con una dinámica demográfica en expansión.[91]

Geografía

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Madrid está ubicado en la Sabana de Bogotá, una planicie fluviolacustre de 425,160 ha en la cuenca alta del río Bogotá, limitada por la cota de 2600 msnm. Situado en el altiplano cundiboyacense, dentro de la Cordillera Oriental de los Andes, Madrid tiene una altitud promedio de 2554 msnm, en una de las regiones montañosas más destacadas de Colombia, con una altitud media de 2630 msnm.

La Sabana de Bogotá, una meseta en la cordillera oriental de los Andes colombianos, abarca desde Villapinzón hasta el Salto del Tequendama, a altitudes de 2500 a 4000 metros. Antiguamente una cuenca marina en el Cretácico, se transformó en planicie continental por la orogenia andina del Cenozoico. En el Pleistoceno, el drenaje del Lago Humboldt, causado por la erosión en el Salto del Tequendama hace unos 30 000 años, dejó los suelos fértiles que hoy caracterizan la región.

La singularidad de Madrid radica en su pertenencia al reducido conjunto de localidades habitadas por menos del 1.02 %[92]​ de la población mundial que vive por encima de los 2500 metros de altitud. Dentro de este grupo, que incluye 123 cabeceras municipales de Colombia, Madrid ocupa la posición 102, destacándose por los desafíos y adaptaciones biológicas y culturales que implica su altitud.

La ubicación de Madrid en la zona occidental de la Sabana de Bogotá ofrece condiciones físicas ideales para el desarrollo agropecuario. Su topografía plana, con pendientes inferiores al 3 %, altitudes entre 2550 y 2600 msnm, suelos de alto potencial agrícola y una abundante oferta hídrica superficial y subterránea refuerzan su aptitud para la agricultura y la conservación ambiental.

Río Subachoque

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El río Subachoque, afluente clave de la región central de Cundinamarca, nace en el páramo El Tablazo, en Subachoque, a 3,450 metros sobre el nivel del mar, y recorre 156,67 kilómetros, de los cuales 49,9 atraviesan Madrid. A lo largo de su curso, abastece de agua a zonas rurales y urbanas como La Cuesta, Puente de Piedra, Las Mercedes, Los Árboles, Laguna Larga, Santa Cruz y La Estancia.[93]

Durante la época de la Conquista, su presencia fue crucial para el asentamiento de los primeros habitantes y el desarrollo inicial del municipio de Madrid. El río Subachoque se une con el río Bojacá en Mosquera, formando el río Balsillas, que desemboca en el río Bogotá, siendo esta cuenca vital para la infraestructura hídrica y la vida local.[93]

El río bordea un área industrial y agroindustrial en Madrid, un centro importante de la floricultura, que ocupa el 13% de los cultivos nacionales en invernadero. Esta actividad demanda grandes volúmenes de agua y utiliza agroquímicos que, sin un manejo adecuado, contaminan el suelo y las fuentes hídricas, afectando la calidad del agua y la sostenibilidad ambiental de la cuenca.[93]

Adicionalmente, muchas instalaciones industriales y agrícolas carecen de sistemas eficaces para tratar aguas residuales. Durante la temporada de lluvias, las estructuras de almacenamiento, frecuentemente sin recubrimiento impermeable, pueden rebosar, permitiendo la infiltración y descarga de contaminantes en el río.[93]

Cerro Tibaitatá

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El Cerro Tibaitatá, en Madrid, Cundinamarca, es una formación montañosa de 407 ha y 2875 msnm que destaca en el paisaje de la Sabana de Bogotá. Con pendientes superiores al 25 %, limita el crecimiento urbano hacia el sur, definiendo el perímetro de la ciudad y condicionando el desarrollo de barrios en las zonas planas. Su clima seco, con precipitaciones anuales de 600 mm, lo convierte en uno de los lugares más áridos de la región. Pertenece al Bosque seco montano bajo, un ecosistema adaptado a la escasez de humedad y temperaturas frescas.[94]

Originalmente, el cerro albergaba un bosque andino seco con vegetación arbustiva y árboles de bajo porte (6-10 m). Sin embargo, actividades humanas como tala, quemas, pastoreo y extracción minera han sustituido casi todo el ecosistema por potreros, plantaciones de especies exóticas (eucaliptos, acacias) y fragmentos de matorrales semiáridos. En estos últimos sobreviven especies nativas como hayuelo (Dodonaea viscosa), ciro (Baccharis macrantha), cactus tunas (Opuntia), fique (Furcraea), gurrubo (Lycianthes lycioides), Chromolaena leivensis y Salvia bogotensis, entre otras.[94]

A pesar de la degradación, los matorrales remanentes albergan una diversidad biológica notable, incluyendo plantas, aves, reptiles, insectos, caracoles y hongos. Estos refugios son cruciales para la restauración ecológica, promoviendo la regeneración de especies nativas y la protección de la fauna asociada. La restauración del cerro podría recuperar funciones clave del bosque andino seco en la Sabana de Bogotá.[94]

Valle del Abra

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Valle del Abra, compartido a través de las redes de la Alcaldía de Madrid, Cundinamarca

El Valle del Abra, ubicado al norte de Madrid, en el límite con Subachoque y Tenjo, es una formación geográfica de alta relevancia ecológica en la Sabana de Bogotá. Este corredor biológico estratégico conecta diversos ecosistemas, facilitando el tránsito de fauna, la dispersión de semillas y la polinización, procesos esenciales para preservar la biodiversidad en una región vulnerable a la expansión agrícola y urbana. Su posición entre sistemas montañosos y la planicie lo convierte en una zona de amortiguación que regula microclimas y sustenta una biodiversidad significativa, incluyendo especies endémicas de aves, insectos y plantas.

La vegetación adaptada a sus condiciones altitudinales refuerza su función como refugio ecológico, promoviendo la resiliencia y regeneración de los ecosistemas al mantener interacciones vitales entre especies. Este valor ambiental se complementa con la Ruta Agroturística Zion, una iniciativa de turismo sostenible impulsada por la alcaldía. La ruta atraviesa el Valle del Abra, ofreciendo experiencias inmersivas en prácticas agrícolas tradicionales, como la producción artesanal de lácteos, que subrayan la interrelación entre agricultura y conservación ecológica.

Fuentes y crisis hídrica (2024 - presente)

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Madrid cuenta con ecosistemas estratégicos como la Laguna de la Herrera, el Complejo de Humedales Potrero Grande, Los Árboles y Puente Piedra, que son vitales para garantizar la calidad de vida, el progreso social, económico y la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, el municipio enfrenta serios problemas ambientales e infraestructurales. Los ríos Subachoque y Bojacá, históricamente utilizados como receptores de desechos, se encuentran gravemente contaminados debido a las descargas de aguas residuales industriales, lo que agrava la crisis hídrica. Además, el abastecimiento de agua y el sistema de alcantarillado son insuficientes para atender las demandas de la población en crecimiento. Madrid depende de tres empresas de acueducto y alcantarillado, dos de ellas privadas: Puente de Piedra y La Prosperidad. En particular, la vereda Puente de Piedra enfrenta una grave situación, ya que su pozo está agotado y actualmente recibe agua mediante carrotanques mientras se planifica la construcción de otro. A esto se suma un sistema de alcantarillado obsoleto, incapaz de adaptarse al ritmo del desarrollo urbano.[36]

Esta animación muestra el aumento de la temperatura global desde 1880 hasta 2023, con tonos rojos que indican calentamiento y azules los períodos más frescos, destacando la tendencia creciente del calentamiento global y la urgencia de tomar medidas.

A pesar de que el servicio de agua en Madrid sigue operativo, el municipio enfrenta graves problemas de abastecimiento. Antes autosuficiente gracias al río Subachoque, ahora depende un 80% de Bogotá y un 20% de pozos. Este cambio ha agravado la crisis hídrica, intensificada por la emergencia declarada por la Alcaldía de Bogotá debido a los bajos niveles de los embalses. Además, el deterioro de las redes hidráulicas, con frecuentes roturas por la presurización, afecta especialmente la tubería principal. Para mitigar estos problemas, se implementa un proyecto que incluye dos tanques (uno operativo de 4800 m³ y otro planificado con 13 veces más capacidad), una planta de tratamiento, una estación de bombeo y dos pozos profundos. [36]

Sin embargo, la limpieza del río Subachoque, esencial para una solución integral, será ineficaz mientras las industrias sigan vertiendo aguas residuales. Asimismo, los residentes piden detener proyectos inmobiliarios que degradan el suelo agrícola y aumentan el uso urbano de los recursos hídricos, lo que agrava la situación ambiental y social y pone en riesgo la sostenibilidad del territorio. La floricultura, actividad predominante en Madrid, también contribuye a la crisis hídrica al extraer grandes cantidades de agua de acuíferos sin generar compensaciones económicas para el municipio. La presión sobre los recursos hídricos, combinada con los efectos de la crisis climática, agrava aún más los desafíos ambientales y sociales de la región.[36]

El municipio de Madrid tiene un clima templado húmedo de montaña, clasificación climática de Köppen, con temperaturas promedio entre 11 °C y 21 °C[95]​ y una mínima oscilación térmica anual debido a su altitud y ubicación geográfica. Las lluvias se concentran principalmente en dos estaciones: abril-mayo y octubre-noviembre. Este entorno combina vegetación nativa adaptada a la altitud con paisajes transformados por la agricultura y la introducción de especies exóticas, lo que confiere al municipio una identidad ecológica y sociocultural distintiva.

La crisis climática ha intensificado las sequías, aumentando el riesgo de incendios forestales, tanto accidentales como provocados, en el Cerro Tibaitatá, así como un aumento en la intensidad de las lluvias y la frecuencia de inundaciones en diversas áreas del municipio. Además, durante las épocas lluviosas, las temperaturas descienden significativamente. Estas alteraciones reflejan los desafíos ambientales que enfrenta Madrid en el contexto actual.

   Parámetros climáticos promedio de Madrid  
Mes Ene. Feb. Mar. Abr. May. Jun. Jul. Ago. Sep. Oct. Nov. Dic. Anual
Temp. máx. media (°C) 18.3 19.3 18.7 18.7 18.6 18.4 18.4 18.4 18.6 18.2 18.4 18.7 18.6
Temp. media (°C) 13.5 13.6 13.8 14.0 14.1 13.9 13.8 13.8 13.8 13.8 13.8 13.6 13.8
Temp. mín. media (°C) 5.3 5.4 6.7 7.7 7.7 7.0 6.4 6.4 6.1 6.8 7.0 5.3 6.5
Precipitación total (mm) 14 29 41 73 72 49 38 36 42 74 64 30 562
Días de precipitaciones (≥ 1 mm) 6 9 12 15 17 14 13 12 12 16 14 8 148
Horas de sol 189 156 139 111 111 120 112 136 135 130 126 167 1632
Humedad relativa (%) 79 80 81 82 82 81 80 79 80 82 82 81 80.8
Fuente: Instituto de Hidrología, Meteorología e Investigaciones Ambientales (IDEAM)[96]

Biodiversidad

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La llegada humana transformó el ecosistema de lagos, humedales y bosques de la Sabana mediante la agricultura, la urbanización y la extinción de megafauna como gonfoterios y caballos americanos. Esto incluyó una gran deforestación y la introducción de especies exóticas como el pasto kikuyo, los eucaliptos y los pinos, que desplazaron plantas nativas como el encenillo y el aguacatillo. A pesar de esto, especies resistentes como el chilco y el arboloco. han logrado regenerarse de forma natural en zonas erosionadas.

La Sabana de Bogotá, hogar de diversas especies nativas, incluidas algunas endémicas, sigue siendo un refugio clave de biodiversidad. Conservar este paisaje, modelado por la interacción entre la naturaleza y la historia, es esencial para garantizar la supervivencia de estas especies. Para ello, es urgente implementar estrategias de restauración, proteger las reservas naturales y aplicar un manejo sostenible que equilibre las necesidades humanas con la preservación del entorno.

Estas son algunas especies de la fauna y flora del Cerro Casablanca:

Fauna: La Rana sabanera, el Lagarto collarejo, la Serpiente tierrera, la Torcaza o tórtola, el Chulo, la Caica, la Garza ganadera, el Cernícalo, el Colibrí, el Colibrí mosca, la Águila cuaresmera, el Gavilán espíritu santo, el Chamicero, el Toche, el Chirlobirlo, el Atrapamoscas oriental, el Copetón, el Picocon, el Canario sabanero, el Chisga, el Curí, el Caracol acuático, el Caracol de jardín, el Alacrán, la Mariposa cometa negra, la Mariposa azul del trébol, la Mariposa amarilla del trébol, la Mariposa blanca de las coles, la Mariposa amarilla de las coles, el Abejorro negro, la Abeja doméstica, la Abeja cortahojas, Avispa cazadora de araña, el Escarabajos giradores, el Escarabajo longicornio, la Mariquita herbívora, el Grillo, el Saltamontes alado, la Chinche asesina, la Libélula.

Flora: La Acacia, el Trébol rojo, la Spermacoce chartensis, el Barbasco, la Alternantera, el Eucalipto, la Moradita, la Salvia roja, el Pasto de olor, el Pasto poa, el Raigrás.

Límites y división territorial

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Límites municipales

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Madrid se sitúa al este de la provincia de Sabana Occidente y al suroeste de la Sabana de Bogotá, confinada entre tres de las ciudades más densamente pobladas del departamento: Facatativá, Funza y Mosquera. Este entorno urbano está atravesado por los cursos fluviales del río Subachoque y el río Bojacá, lo que contribuye a configurar tanto límites naturales como políticos. En términos geográficos y administrativos, el municipio limita con siete localidades contiguas: al noroeste con Facatativá, al norte con El Rosal, y al noreste con Subachoque y Tenjo. Hacia el este, colinda con Funza y Mosquera, extendiéndose hacia el sur y sureste nuevamente con Mosquera. Por último, hacia el oeste y suroeste, delimita con Bojacá. Este complejo marco territorial no solo define la extensión geográfica de Madrid, sino que también influye significativamente en su desarrollo socioeconómico y cultural dentro del panorama regional.

Noroeste:   Facatativá Norte:   El Rosal Nordeste:   Subachoque

  Tenjo

Oeste:   Bojacá   Este:   Funza

  Mosquera

Suroeste:   Bojacá Sur:   Mosquera Sureste:   Mosquera

División administrativa

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Mapa de Madrid, Cundinamarca, a través de la Gobernación de Cundinamarca.

La cabecera municipal de Madrid se encuentra estructurada en una variada distribución urbana que abarca numerosos barrios, urbanizaciones, conjuntos residenciales y centros poblados.

Entre los barrios destacan Alcaparro, Amparito, Centro, Barranquillita, San Pedro, Bolonia, Casas Grises, Cerezos I y II, El Cortijo, El Molino, San Pablo, El Rinconcito, Sosiego, El Triunfo, El Escallón, Gabriel Echavarría, Hermandades del Trabajo, Hacienda Casablanca, Ciudadela La Prosperidad, Hacienda Madrid, Hacienda Los Sauces, Kennedy, La Española, La Esperanza, La Huerta, La Magnolia, La Trinidad, La Virgen, Lorena, Loreto I y II, Los Ángeles, Lusitania, Miguel Velásquez, Porvenir, Primero de Mayo, Provic, San Bernardo, San Francisco, San José, San Luis, Santa Matilde, Serrezuela y Nuestra Señora del Loreto II.

Las urbanizaciones presentes incluyen Arrayanes, Bosques de Madrid, Bosques del Loreto, Cedritos, El Edén, Villa María, El Tesoro, Parques de Santa María, Villas de Serrezuela, El Porvenir, El Nogal, Villas de Alcalá, Prados de Madrid, Orquídeas, Puertas del Sol, Puertas del Alcalá, El Pinar, Quintas de Villa Ucrania, La Libertad, San José, Parques de Santamaría, San Carlos, Villas de Barcelona, San Diego, Los Jazmines, Hacienda Los Alcaparros, Bello Horizonte, Bulevar, La Finca y Punto Madrid.

Se destacan también los conjuntos residenciales como Alameda del Río, Alcalá, Altos de Madrid, Bilbao, Camino Real, Sabana Pijao (anteriormente conocido como Oasis de la Sabana), Zaragoza (apartamentos y casas), Toscana, Tarento, Villas de Madrid y Reserva de Madrid. Además, se incluyen centros poblados como Chauta, El Corzo (compartido con Facatativá), La Cuesta, Moyano y Puente de Piedra.

Finalmente, el municipio está complementado por diversas veredas que conforman su extensión territorial: Los Árboles, La Cuesta, Carrasquillita, Valle del Abra, Las Mercedes, La Estancia, Boyero, Bebederos, Laguna Larga (El Porvenir), Santa Cruz, La Punta y Potrerogrande (El Pedregal). Este mapeo detallado refleja la complejidad y la diversidad estructural de Madrid, delineando sus distintos entornos urbanos y rurales en el contexto regional.

Administración municipal

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En Colombia, el cargo de alcalde representa la función ejecutiva al nivel municipal. El Acto Legislativo del Congreso de Colombia, promulgado el 9 de enero de 1986, reformó el artículo 201 de la Constitución Política, estableciendo que los alcaldes fueran elegidos mediante voto popular. El parágrafo transitorio de esta disposición estipuló que la primera elección de alcaldes bajo el nuevo sistema tendría lugar el segundo domingo de marzo de 1988. Inicialmente, el mandato del alcalde era de dos años, pero este periodo fue extendido a tres años en 1994 y a cuatro años a partir de 2004.

El alcalde ejerce la dirección de la administración municipal y actúa como representante del municipio en el ámbito nacional. Entre sus funciones principales se incluyen la administración eficiente de los recursos de la municipalidad, la promoción del bienestar y los intereses de la ciudadanía, así como la representación del municipio ante el Gobierno Nacional. Además, el alcalde está encargado de la formulación e implementación de políticas locales destinadas a mejorar la calidad de vida de los habitantes del municipio. Estas políticas abarcan diversas áreas, tales como salud pública, vivienda, seguridad, educación, infraestructura vial y orden público.

Es imperativo que el alcalde presente a los ciudadanos un plan de gobierno detallado al momento de su elección. En caso de incumplimiento de los compromisos establecidos en dicho plan, los ciudadanos tienen la facultad de solicitar la revocatoria del mandato del alcalde, estableciendo un mecanismo de control y rendición de cuentas en la administración municipal.

Es urgente señalar el persistente fenómeno de corrupción que ha afectado gravemente la cultura política del municipio. Desde la implementación del nuevo sistema electoral, tres administraciones del siglo XXI han sido objeto de investigaciones y denuncias por presuntos actos de corrupción.[36]​ Uno de estos alcaldes incluso enfrentó encarcelamiento como resultado de estos cargos.

La corrupción ha tenido un impacto perjudicial en el desarrollo social y económico del municipio, evidenciado por su rezago en comparación con los municipios vecinos. Por tanto, es crucial que las nuevas generaciones y las administraciones emergentes asuman un firme compromiso en la lucha contra la corrupción. Esta actitud proactiva es esencial para superar los desafíos históricos y promover un avance significativo en el bienestar y progreso del municipio.

Periodo Nombre
1988-1990 Alberto Dimaté Cárdenas
1990-1992 Edgar Alfonso Suárez
1992-1994 Alexi Villarraga de Rojas
1995-1997 Heberto Muñoz Porras
1998-2000 Mario Alfonso Montejo
2001-2003 Juan Carlos Coy Carrasco
2004-2007 Heberto Muñoz Porras
2008-2011 Diego Humberto Sicard
2012-2015 Giovanni Villarraga Ortiz
2016-2019 Orlando Cardona Rojas
2020-2023 Jorge Andrés Tovar Forero
2024-2027 Carlos Alberto Chávez Moya

Demografía

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Según el DANE, se observa una descentralización demográfica respecto a Bogotá, con una creciente concentración en los núcleos urbanos cercanos a la capital. Este patrón resalta el papel clave de las ciudades intermedias como Madrid en el sistema urbano, con el potencial de equilibrar las relaciones territoriales regionales, lo que justifica la necesidad de profundizar en su estudio.[91]

Madrid ha emergido como un refugio para quienes buscan alejarse de los problemas de la gran ciudad, como aglomeración, inseguridad, contaminación, altos costos de vivienda y movilidad. Este fenómeno se refuerza por una diversificación funcional que incluye nuevos usos del suelo, como bodegaje, logística y viviendas para estratos altos, además de las actividades existentes como la industria y la floricultura.[91]

Desde la segunda mitad del siglo XX, los censos del DANE (1951, 1973, 1985, 1993 y 2005) muestran que Madrid ha tenido tasas de urbanización superiores a las de Colombia, Cundinamarca y Bogotá. Este crecimiento acelerado ha convertido a Madrid en un importante polo de atracción, reflejando tanto la presión de la capital como las dinámicas internas del municipio.[97][98][91]

Educación

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Madrid cuenta con un amplio sistema educativo entre los cuales predominan los colegios privados.

Colegios de Madrid, Cundinamarca
  • Alcalá de Henares Institución Educativa Para Jóvenes Y Adultos - Sede Principal: Urbana, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Programa Para Jóvenes En Extraedad Y Adultos.
  • Centro Educativo De Enseñanza Personalizada María Montesori: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Col. Centro Cultural: Rural, Media, Básica Secundaria, Educación Tradicional.
  • Col. Gabriel Echavarria: Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Programa Para Jóvenes En Extraedad Y Adultos, Educación Tradicional.
  • Col. Gimnasio Moderno De Madrid: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, A Crecer, Educación Tradicional.
  • Col. Infantil Capullitos De Amor: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Col. Infantil Bejarano: Urbana, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Col. Integrado Americano: Urbana, Media, Básica Secundaria, Educación Tradicional.
  • Col. Jean Piaget: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Col. San Francisco De Asís: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Col. Santo Domingo Savio: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio San Pedro, Terciarios Capuchinos: Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio Boston - Col Boston: Urbana, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Programa Para Jóvenes En Extraedad Y Adultos.
  • Colegio Campestre de la Sabana - Sede Principal: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio Infantes Del Sociego - Col Infantes Del Sociego: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio infantil La Casita Del Saber :Urbana.
  • Colegio militar General Rafael Reyes : Rural, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio Mis Picardías: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio parroquial Mi Sagrada Familia - Sede Principal: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio pedagógico Inglés: Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio Técnico Santo Tomas : Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio Rafael Pombo - Col Rafael Pombo: Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio Sagrados Corazones - Col Sagrados Corazones: Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Colegio Santa Ángela Merici - Sede Principal: Rural, Media, Básica Secundaria, Educación Tradicional.
  • Colegio Simón Bolívar - Col Simón Bolívar: Urbana, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Fundación Paulina Y Ernesto Valenzuela - Sin Nombre - Sede Principal: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Gimnasio Bilingüe Creative Hands: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Gimnasio Campestre San Miguel Arcángel: Urbana, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Gimnasio Abraham Maslow - Sede Principal: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Gimnasio Alcibiades Flórez - Sede Principal: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Gimnasio Bilingüe - Gimn Biling: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Gimnasio Católico San Nicolás De Bari - Col San Nicolás De Bari: Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Gimnasio de la Sabana - Sede Principal: Urbana, Preescolar,Básica Primaria y Básica Secundaria,Educación Tradicional.
  • Gimnasio Infantil Manitas Creativas - Sede Principal: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Gimnasio Real de la Sabana - Sede Principal: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Granjeritos Taller Pedagógico: Rural, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Hog Inf Mis Primeros Pasos: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Hog Inf Serrezuela: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Inst. Coop Agroindustrial: Rural, Media, Básica Secundaria, Educación Tradicional.
  • Inst. Cristiano De San Pablo: Rural, Preescolar, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental San Patricio Puente De P: Rural, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, A Crecer, Educación Tradicional, Cafam.
  • Institución Educativa Departamental San Patricio Puente De P - Centro Educativo Rural Moyano: Rural, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental San Patricio Puente De P - Escuela Rural Los Árboles: Rural, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental San Patricio Puente De P - Escuela Rural San Antonio: Rural, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental San Patricio Puente De P - Escuela Rural Juan Xxiii: Rural, Básica Primaria.
  • Institución Educativa Departamental San Patricio Puente De P - Escuela Rural Santa Rosita: Rural, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental San Patricio Puente De P - Escuela Rural Santiago Trujillo Gómez: Rural, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental San Patricio Puente De P - Escuela Rural Valle Del Abra: Rural, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental Serrezuela: Urbana, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Programa Para Jóvenes En Extraedad Y Adultos, Educación Tradicional, Cafam.
  • Institución Educativa Departamental Serrezuela - Centro De Educación Especial: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental Serrezuela - Concentración Urbana Antonio Nariño: Urbana, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Programa Para Jóvenes En Extraedad Y Adultos, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental Serrezuela - Concentración Urbana Eduardo Carranza: Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional, Cafam.
  • Institución Educativa Departamental Serrezuela - Concentración Urbana La Magnolia: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental Serrezuela - Concentración Urbana Nuestra Señora De Loreto: Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Programa Para Jóvenes En Extraedad Y Adultos, Educación Tradicional, Aceleración Del Aprendizaje, Cafam.
  • Institución educativa departamental Serrezuela - jardín infantil departamental: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Institución educativa departamental Tecnológico de Madrid: Urbana, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Programa Para Jóvenes En Extraedad Y Adultos, A Crecer, Educación Tradicional, Cafam.
  • Institución Educativa Departamental Tecnológico De Madrid - Concentración Urbana El Cortijo: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental Tecnológico De Madrid - Concentración Urbana María Teresa Ortiz: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental Tecnológico De Madrid - Escuela Rural El Corzo: Rural, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental Tecnológico De Madrid - Escuela Urbana San José: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Institución Educativa Departamental Tecnológico De Madrid - Escuela Urbana Serrezuela: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Instituto Zoraida Cadavid De Sierra - Inst Zoraida Cadavid De Sierra: Urbana, Media, Básica Secundaria, Educación Tradicional.
  • Jardín Infantil Mi Dulce Hogar: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Jard Inf Rayitos De Sol: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Jard Semillitas Del Futuro: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Jardín Infantil Carrusel - Jar Inf Carrusel: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Jardín Integrado Abc - Sede Principal: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Jardín María Auxiliadora - Jard María Auxiliadora: Urbana, Preescolar, Educación Tradicional.
  • Lic Camp El Nogal: Urbana, Preescolar, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Lic Fernández Madrid: Urbana, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Liceo Moderno Isaac Newton - Lic Moderno Isaac Newton: Urbana, Preescolar, Media, Básica Secundaria, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Liceo Natividad Acosta - Lic Natividad Acosta: Urbana, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.
  • Liceo Moderno Constructores de Paz, Preescolar, Básica Primaria, Educación Tradicional.

Economía

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Las principales actividades económicas del municipio abarcan la industria, la agricultura, la ganadería y la floricultura. Madrid está compuesto por 18 veredas, dedicadas en su mayoría a cultivos que se extienden sobre más de 12.000 hectáreas de terrenos predominantemente planos, atravesados por los ríos Subachoque y Bojacá, los cuales actualmente sirven como receptores de los desechos municipales.[97]

La ubicación estratégica de Madrid, tanto en relación con la capital como con el resto del país, incrementa su atractivo para el desarrollo agrícola e industrial. Esta posición geográfica privilegiada facilita el acceso a una de las principales rutas de salida de la capital hacia una región vasta y productiva de Cundinamarca y de Colombia en general. La expansión en los sectores agrícola e industrial es un testimonio fehaciente del aprovechamiento de esta ventaja geoestratégica.[97]

La interacción de factores geográficos, económicos y sociales en Madrid no solo refuerza su rol como núcleo productivo, sino que también subraya la importancia de una gestión ambiental sostenible, especialmente en lo que concierne al manejo de los recursos hídricos y la mitigación de la contaminación de los ríos locales.[97]

Desarrollo urbano

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Madrid, Cundinamarca, ha crecido rápidamente debido a la presión poblacional de Bogotá y sus alrededores. Este fenómeno sigue una tendencia regional en la Sabana de Bogotá, donde muchas personas se mudan a municipios cercanos buscando viviendas más económicas y mejores condiciones ambientales. Sin embargo, este crecimiento trae retos en sostenibilidad y planeación urbana.[91]

El municipio ha registrado un crecimiento poblacional anual del 5,6%, mucho mayor que su ritmo habitual, pasando de 136 374 habitantes en 2021 a cerca de 150 000 en 2024. Este crecimiento ha generado una expansión urbana acelerada, dificultando la provisión de servicios públicos, infraestructura y la gestión de recursos. Desde mediados del siglo XX, Madrid ha superado las tasas de urbanización de Colombia, Cundinamarca y Bogotá, según datos del DANE. Este proceso ha transformado al municipio en un centro estratégico en la Sabana de Bogotá, reflejando tanto la presión de la capital como su propio dinamismo interno.[97]

En el área urbana de Madrid viven alrededor de 26,667 personas por kilómetro cuadrado en un territorio de solo 7.5 km², lo que demuestra una gran presión sobre el uso del suelo y los recursos disponibles. Por otro lado, en la zona rural, que ocupa 113 km², la densidad poblacional varía entre 1000 y 5000 habitantes por kilómetro cuadrado, mostrando una ocupación más dispersa y menos impacto en las áreas agrícolas y de conservación. En total, el municipio de Madrid abarca 120.5 km².[97]

El plano de Madrid muestra un crecimiento que se concentra alrededor de su núcleo histórico. En este centro, la calle 7, que forma parte de la Ruta Nacional 50 y concentra la mayoría de los comercios, funciona como la columna vertebral de las vías urbanas y rurales. Como en muchas ciudades de América Latina, las calles del centro están organizadas en forma de cuadrícula española.[91]

La ciudad presenta una mezcla de zonas muy diferentes, formada por la adaptación a su entorno natural y cultural, y por un crecimiento urbano irregular desde la década de 1960. Este crecimiento, conocido como salto de rana (Leapfrogging), ha dejado espacios vacíos dentro de la ciudad. Con el tiempo, al ocuparse estos espacios, se ha creado un tejido urbano variado y fragmentado, resultado de combinaciones entre desarrollos planificados y no planificados.[91]

El río Subachoque cruza Madrid de norte a sur, dividiendo la ciudad y formando un recorrido con curvas pronunciadas. Esto interrumpe la continuidad de las calles y el diseño urbano, dando lugar a zonas con formas irregulares que se adaptan al curso del río. Las construcciones, orientadas para aprovechar mejor el espacio, suelen tener su parte trasera hacia la orilla del río.[91]

La expansión urbana en el norte del municipio comenzó en los años 1980, dejando amplias áreas vacías que representan casi un tercio del área urbana. La zona industrial, que ocupa el 8 % del territorio, se organiza en grandes terrenos ubicados principalmente en el norte.[91]

 
Atalaya del cerro Tibaitatá, con una panorámica del sur del municipio de Madrid, sentido sureste - suroeste.

En el sur de Madrid, cerca de la base aérea, se encuentran conjuntos residenciales cuya urbanización comenzó en la década de 1990.

La Base Aérea de la FAC Mayor Justino Mariño Cuesto, ubicada en el suroccidente del municipio, ha influido significativamente en la morfología urbana. Con 90 ha, que representan el 13 % del área total, esta zona militar actúa como una barrera para la expansión urbana debido a sus restricciones de acceso. Esto limita el crecimiento hacia el sur y fragmenta las zonas residenciales cercanas. Los trazados viales y desarrollos en la periferia, como las carreras 9 y 20 al sur de la calle 7, se alinean a lo largo de su perímetro, generando una desconexión en el sector occidental compuesto por los barrios Sosiego, San Bernardo, San Carlos y San José.[91]

El Cerro Tibaitatá también limita la expansión urbana de Madrid. Esta elevación, define el perímetro sur de la ciudad, en la zona del barrio Las Hermandades, impidiendo nuevos desarrollos en esa área.[91]

Desde el Cerro Tibaitatá, una de las principales elevaciones del municipio, se pueden observar los cambios urbanísticos del sur, con barrios como Loreto y Altos de Madrid, junto a instalaciones clave de la Fuerza Aérea Colombiana, como el Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN) y la Escuela de Suboficiales. En el horizonte destaca la Ciudadela La Prosperidad, una de las áreas más recientes de expansión, mientras que la Ciudadela Casa Blanca rodea el cerro.[91][97]

El crecimiento poblacional se aceleró en los años 2000 y se intensificó en las dos últimas décadas, impulsado por la demanda del mercado inmobiliario y las políticas de ordenamiento territorial. Sin embargo, este crecimiento ha generado desafíos importantes en sostenibilidad ambiental, provisión de servicios y manejo del desarrollo.[97]

Movilidad

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Madrid se conecta con Bogotá a través de la Ruta Nacional 50, específicamente por el tramo 5008A, que enlaza Facatativá, Madrid, Mosquera, Funza y Bogotá, y la variante 50CNG, que corresponde a la Variante Madrid, localmente conocida como la variante o rotonda del Sosiego.

La ubicación original del poblado de Serrezuela, hoy Madrid, estaba en un eje de comunicación estratégico: el antiguo camino de Santafé de Bogotá a Honda, ahora parte de la Ruta Nacional 50. Esta vía fue esencial para consolidar a Santafé como capital del virreinato, al facilitar el transporte de la producción harinera del altiplano cundiboyacense hacia el río Magdalena con menor costo y distancia que otras rutas.[91]

Entre los siglos XVII y XIX, esta fue la vía más eficiente para conectar el altiplano con el río Magdalena, utilizada para el transporte de carga a lomo de mula, donde la calidad de los caminos resultaba crucial. Alexander von Humboldt recorrió esta ruta en 1801 al ingresar a la capital. Madrid aprovechó su ubicación como punto de paso y descanso para viajeros y funcionarios.[91]

La inauguración del trazado ferroviario en 1889, paralelo a este camino, consolidó aún más la importancia de Madrid al integrarlo como un nodo clave del Ferrocarril de la Sabana, reforzando su papel como punto neurálgico en la conectividad regional.[91]​Esta infraestructura, junto al actual sistema vial intermunicipal, integra eficientemente al municipio con la capital y el resto del país, permitiendo un uso óptimo de los recursos y promoviendo alternativas de desarrollo regional.[97]

No obstante, el sistema vial municipal enfrenta deficiencias en su articulación con el de Bogotá y la región circundante. Los principales problemas incluyen congestionamientos en los accesos a la capital, atribuibles a la baja calidad de las vías y a una organización y planificación inadecuadas.[97]

 
El código de identificación vial 50CNG corresponde a la Variante Madrid, ubicada en el barrio Sosiego.

Madrid es accesible desde Bogotá por la Ruta Nacional 50 hasta Facatativá, pasando por la parte norte de la ciudad. También se puede llegar a través de Soacha desde la avenida Indumil por la vía Mondoñedo o desde Funza por la Perimetral de Occidente hacia Mosquera. Además, existe un extenso servicio intermunicipal de buses desde cualquier punto de la capital y la Sabana. Adicionalmente, existen conexiones con Zipacón y Bojacá al suroccidente, y El Rosal y Subachoque por el norte.

Por otro lado, Madrid también se conecta con Bogotá a través de la Ruta Nacional 50 (Vía Bogotá - Medellín), desde la avenida calle 80 de la capital hasta el sector de Puente de Piedra, y luego hasta el centro urbano de Madrid al sur. En el futuro, Madrid formará parte del RegioTram de Occidente, que conectará el centro de Bogotá con Facatativá, con su propia estación de acceso y opciones de conexión con el sistema de transporte público de Bogotá.[89]

Cultura

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Religión

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Iglesia San Francisco de Paula

 
La iglesia está dedicada a la Santísima Virgen en su advocación del Carmen, reflejando una profunda devoción mariana que ha perdurado a lo largo de los siglos.

La génesis de la historia parroquial de la iglesia de San Francisco de Paula se remonta al 23 de septiembre de 1635, fecha en que se consignó en los archivos eclesiásticos la partida de bautismo de un infante indígena denominado Mateo. En ese entonces, la iglesia era conocida como la parroquia de La Serrezuela. La edificación del actual templo parroquial de San Francisco de Paula se inició el 15 de agosto de 1895, gracias a los esfuerzos ímprobos y la dedicación del cura Sandalio María Rodríguez, tal como lo documenta el historiador Wilson Buitrago Giraldo.

Desde sus albores, la parroquia ha desempeñado un rol preponderante en la vida pastoral de la comunidad. Se tiene constancia de que en 1635, bajo el liderazgo del párroco Juan Bautista Guio Cerullo, se celebró el primer bautismo en la parroquia de La Serrezuela. El padre Cerullo continuó su labor pastoral hasta 1655, consolidando la fundación espiritual de la parroquia y estableciendo las bases para su futuro desarrollo.

El Templo actual fue solemnemente bendecido por el Arzobispo de Santa Fe el 15 de agosto de 1895. La construcción, supervisada diligentemente por el párroco Sandalio María Rodríguez, se llevó a cabo utilizando piedra traída de las célebres canteras de Chunuba de Bojacá.

A principios del siglo XX, la fachada de la iglesia colapsó, lo que hizo necesario sustituirla por la estructura que se observa en la actualidad.

Julio Sánchez González

Julio Sánchez González, conocido cariñosamente como El cura Julio, nació en Madrid en 1914. Su vida, marcada por una devoción profunda tanto a la fe como a la educación, comenzó a delinearse claramente cuando, a los catorce años, ingresó al seminario diocesano. Ordenado como sacerdote en Roma, dedicó su vida a la labor educativa y pastoral, desempeñándose como capellán del prestigioso Gimnasio Moderno y del colegio Alfonso Jaramillo.

La visión pedagógica de Sánchez González cristalizó en 1966 con la fundación del colegio Emilio Valenzuela. Su ideario, encapsulado en la frase No queremos ser un colegio más, reflejaba un compromiso ferviente con la excelencia y la innovación educativa. El cura Julio aspiraba a un proyecto educativo en el cual el ideal permaneciera siempre claro y el espíritu vivo y ardiente, resistente al desgaste del tiempo, la rutina y la inercia.

Un año después de fundar el colegio, Sánchez González fue nombrado rector, cargo que desempeñó con notable dedicación hasta el año 2001. Su liderazgo fue fundamental para establecer y consolidar los valores y principios que definieron la institución.

Además de su labor educativa, Julio Sánchez González mantuvo una estrecha amistad con prominentes miembros de la Golconda, como Camilo Torres Restrepo, René García Lizarralde y Luis Currea. A pesar de las diferencias ideológicas, estas relaciones reflejan un diálogo constante y un intercambio intelectual que enriqueció su perspectiva y su labor pastoral.

Política

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Rafael Navas Pardo

Rafael Navas Pardo nació el 2 de febrero de 1908 en Madrid, Cundinamarca. Fue una figura prominente en la historia militar y política de Colombia, integrando la Junta Militar de Gobierno que sucedió al General Gustavo Rojas Pinilla, gobernando desde el 10 de mayo de 1957 hasta el 7 de agosto de 1958.

Navas Pardo recibió su educación en el colegio de La Presentación y en la Universidad de La Salle de Bogotá. Inició su carrera militar en la Escuela de Suboficiales, donde se graduó antes de ingresar a la Escuela Militar de Cadetes. Allí obtuvo los títulos de bachiller y subteniente en 1933, marcando el comienzo de una trayectoria militar destacada.

Durante su carrera, Navas Pardo sirvió en diversas unidades e instituciones militares, incluyendo la Escuela Militar de Cadetes, el Batallón Guardia Presidencial, la Escuela de Armas Blindadas y el Batallón de Bogotá. Ocupó múltiples cargos de relevancia, tales como alcalde militar, comandante de unidades militares, jefe de la División de Policía de Bogotá y comandante de la Brigada de Institutos Militares.

La relación entre el General Navas Pardo y Rojas Pinilla fue estrecha y se cimentó en una prolongada colaboración militar. Durante la presidencia de Rojas Pinilla, Navas Pardo ascendió a comandante del Ejército Nacional y alcanzó el rango de Brigadier General, destacándose por su liderazgo en la Brigada de Institutos Militares y sus cualidades como oficial.

El 10 de mayo de 1957, Navas Pardo se unió a la Junta Militar de Gobierno constituida para suceder a Rojas Pinilla en la presidencia de Colombia. Sin embargo, el contexto político de la época fue tumultuoso. El 2 de mayo de 1958, un intento de golpe de Estado perpetrado por un grupo de fuerzas militares, que buscaban impedir la transferencia del poder a un gobierno civil electo mediante plebiscito, culminó en el ataque y parcial destrucción de la residencia de Navas Pardo debido a su oposición a la perpetuación del régimen de Rojas Pinilla.

Rafael Navas Pardo es el tío abuelo del político y economista Rafael Pardo Rueda.

Literatura

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Pedro Fernández Madrid

 
Auditorio Hernán Echavarría Olózaga.

Además de su destacada trayectoria política, Pedro Fernández Madrid es igualmente célebre por su fecunda producción literaria. En 1842, publicó su obra magna, Opúsculo sobre la Instrucción Pública, la cual fue galardonada con la medalla de oro en un certamen organizado por la Sociedad Filantrópica. En esta y otras obras, como Nuestras costas incultas, Fernández Madrid defendió con ardor la soberanía de la República de la Nueva Granada sobre la Costa de Mosquitos. Su incansable labor literaria y diplomática fue determinante para que el Reino Unido y los Estados Unidos reconocieran los derechos de Colombia en dicha región.

Los escritos de Fernández Madrid también propiciaron reformas significativas en la legislación nacional en materia de población e inmigración, demostrando su impacto duradero en la configuración sociopolítica del país. En 1871, cuatro años antes de su fallecimiento, su prolífica carrera fue reconocida con su nombramiento como miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, una distinción que subrayó su valiosa contribución tanto a la literatura como a la defensa de los derechos soberanos de Colombia.

Miguel Aguilera

Miguel Aguilera, miembro de número de las prestigiosas Academia Colombiana de la Lengua, Academia Colombiana de Historia y Academia Colombiana de Jurisprudencia, así como del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Nació en Madrid en 1895 y falleció en 1973, a los 78 años de edad. Su existencia es un paradigma de devoción íntegra a los menesteres de la docencia, la investigación histórica y el análisis de los más intrincados aspectos de la lengua española. Respondió al llamado del expresidente Laureano Gómez, con quien mantuvo una profunda amistad literaria y política, y se convirtió en uno de los eminentes fundadores del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Entre sus obras destacadas se encuentran América en los Clásicos Españoles y Raíces Lejanas de la Independencia, textos que resaltan su erudición y su capacidad para desentrañar las raíces históricas y culturales de nuestra identidad.[99]

Música

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Kei Linch (26 de enero de 2001). Comenzó a cantar en privado a los 14 años, impulsada por el deseo personal de superar las inseguridades arraigadas desde su infancia, cuando familiares y conocidos menospreciaban su voz.

Anarkía / Kei Linch

Karla Lucía Cajamarca, reconocida en los círculos artísticos como Kei Linch, es una joven y talentosa rapera, artista musical y cantautora originaria de Madrid, Cundinamarca. Su carrera, forjada en el vibrante y desafiante ambiente underground del rap en Bogotá, la catapultó a la fama nacional en 2021 al culminar como finalista en la cuarta temporada del programa El Factor X. Su obra artística está profundamente influenciada por figuras emblemáticas como Tres Coronas y Canserbero, lo que se evidencia en su primer EP, Red & Blue Sad Doll. Este trabajo, elaborado con pistas obtenidas de YouTube y comercializado en formato físico, representa una auténtica manifestación de su ingenio y creatividad.

Durante el primer confinamiento por la pandemia de COVID-19 en 2020, Anarkía participó en el proyecto Caciques, una iniciativa destinada a descubrir el próximo gran talento del hip hop colombiano. Su destacada participación evidenció no solo su formidable talento, sino también su carácter indomable y su capacidad de liderazgo dentro del movimiento hip hop. A través de su música y su presencia, Anarkía ha puesto en el mapa a su lugar de origen, Madrid, y ha destacado a las personas y experiencias que han sido pilares en su trayectoria hacia el éxito.[100]

A pesar de no haber ganado El Factor X, Anarkía logró cautivar al público nacional, particularmente a los aficionados del rap y el hip hop, con su electrizante presentación en la final del 30 de mayo de 2021. Su desempeño en esta plataforma consolidó su posición como una figura prometedora y auténtica en la escena musical contemporánea.

Deporte

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En Madrid se han destacado varios deportistas que han dejado un legado significativo en sus respectivas disciplinas. Entre ellos:

Arturo Melgarejo (Voleibol)

Es reconocido por su destacada trayectoria como jugador de voleibol y su rol como antiguo asistente técnico de la Selección masculina de voleibol de Colombia. Melgarejo ha dedicado más de tres décadas al fomento del desarrollo deportivo en Madrid. Su compromiso con el deporte se ve reflejado tanto en su labor como deportista de alto rendimiento como en su contribución actual como miembro del cuerpo técnico nacional. Es importante destacar que Melgarejo, además de su dedicación al deporte, tiene la distinción de ser ahijado del renombrado poeta colombiano Eduardo Carranza Asimismo, en colaboración con las hermanas Blanco, fundó la escuela San Marino en la homónima hacienda. Su servicio público también incluyó roles como concejal y alcalde en el municipio de Madrid.[101]

Herbert Armando Ríos (Fútbol)

Hebert Armando Ríos, nacido en 1955 en Bogotá y criado en Madrid, Cundinamarca, es una figura destacada del fútbol colombiano. Como exfutbolista y actual director técnico, Ríos brilló tanto en su carrera como arquero como en su papel como entrenador. Su trayectoria profesional incluye destacadas etapas en clubes emblemáticos como Once Caldas, América de Cali e Independiente Santa Fe. Inició su carrera en el Sport Boys y se formó en el Hexagonal del Olaya con Pijaos. Representó a Colombia en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y participó en las eliminatorias para la Copa Mundial de Fútbol de España 1982, consolidando su legado en el fútbol colombiano.[102]

Nancy Casallas (Ciclismo)

Se distingue como una ciclista destacada y campeona panamericana en el ámbito del ciclismo prejuvenil. Su trayectoria deportiva comenzó en competiciones locales de un día en ciudades como Girardot, Flandes, Chía y Cajicá, vinculadas a programas de formación ciclística. Obtuvo el título de subcampeona nacional en la disciplina de contrarreloj, celebrada en el majestuoso Parque Simón Bolívar de Bogotá, y se alzó con el primer puesto en la exigente prueba de ruta que transcurrió entre El Rosal y Soacha.

Posteriormente, destacó en la prestigiosa Vuelta al Futuro en Paipa, donde se posicionó como líder indiscutible tras cinco etapas y un prólogo. Su incursión internacional incluyó la participación en la Vuelta a México, enfrentando desafíos considerables y culminando exitosamente la prueba como la competidora más joven del pelotón.

En la categoría juvenil, sobresalió al ganar la persecución individual en los campeonatos nacionales de ciclismo en Bucaramanga, donde también logró dos medallas de oro en las modalidades de contrarreloj y ruta, durante las competiciones celebradas en Riosucio. Sin embargo, sus mayores logros se materializaron en el escenario panamericano de Santa Catarina, Brasil, donde se adjudicó el primer lugar en la contrarreloj y obtuvo el segundo puesto en el circuito de ruta. Estos triunfos consolidan a Nancy Casallas como una figura prominente en el panorama internacional del ciclismo juvenil.[103][104]

William Ramírez (Atletismo)

Destacado atleta oriundo de Madrid, ha alcanzado notables logros en el ámbito del atletismo, destacándose como campeón sudamericano en la disciplina de maratón. Su participación en la célebre maratón de Boston lo posicionó en el puesto 18 entre 45,000 participantes, evidenciando su excepcional habilidad y dedicación al deporte. Además, ha competido en la Rock 'n' Roll Nashville Marathon en Tennessee, consolidando su presencia en eventos de relevancia internacional.

Con una tenacidad ejemplar, William se propuso el desafío de participar en un campeonato mundial, meta que logró concretar tras un período de 10 años. Su destacada actuación lo ha consagrado como campeón a nivel municipal, departamental y nacional, así como en los Juegos Sudamericanos y Centroamericanos y del Caribe. Su participación en el campeonato mundial no solo representa un hito en su carrera, sino que también afianza su posición como referente y modelo a seguir en el ámbito deportivo.[105]

Sitios de interés ecológico y cultural

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Cerro Tibaitatá

 
Cerro Tibaitatá. Se puede apreciar la forma de una eme en la montaña.

El cerro Tibaitatá, con una altura entre los 2550 y 2750 metros sobre el nivel del mar, se caracteriza por su ecosistema de Bosque Seco Montano Bajo, un entorno con baja precipitación anual (600 mm) que alberga una rica biodiversidad. Antiguamente, fue parte de la Hacienda Casablanca, propiedad del empresario Pepe Sierra. Este cerro es un destino popular para actividades como el senderismo y el ciclismo de montaña, además de ser hogar de especies emblemáticas como el colibrí, el águila cuaresmera, el canario sabanero, y plantas como el eucalipto y la acacia.

Valle del Abra

De las dieciséis veredas que componen el municipio de Madrid, la vereda Valle del Abra destaca por su relevancia ecológica, al ser una reserva natural municipal. Situada al norte del municipio, en ella se encuentra una casa de estilo colonial que funciona como escuela para los niños de la región; esta edificación fue donada por la familia Echavarría Obregón, quienes poseen una parte significativa de la vereda y han asumido la responsabilidad de preservar su ecosistema. Para acceder al Valle del Abra, se debe tomar la calle 80 en dirección a la autopista Medellín, girar a la derecha en el kilómetro 14 hacia el sector Pablo VI, y desde allí continuar hasta la vereda.

El Valle del Abra es conocido por sus paisajes impresionantes y su rica biodiversidad, que incluye una amplia variedad de aves, insectos y plantas. Es un destino popular para actividades recreativas al aire libre, como el senderismo y el ciclismo de montaña. En los últimos años, se han desarrollado planes de ecoturismo en la región, que incluyen posadas y hoteles para alojar a los turistas.

Dentro de este entorno natural, se encuentra la Ruta Agroturística Zion, promovida por la actual administración municipal. Esta ruta ofrece a los visitantes una experiencia educativa única, permitiendo una inmersión en los métodos artesanales de producción alimentaria, desde el ordeño hasta la manufactura de productos finales. La ruta también sirve como un espacio donde se fusionan el conocimiento práctico y la apreciación estética de la labor agrícola.

Parque Pedro Fernández Madrid

Se considera que este es el único parque del país completamente rodeado de balcones. Este parque, que constituye el principal espacio público del municipio, y antiguamente funcionaba como la plaza de mercado, que luego fue trasladada a su ubicación actual. Incluye, como es común en la mayoría de los municipios colombianos, varios edificios emblemáticos: la actual iglesia, construida en 1895, la Casa de Gobierno, el edificio administrativo, la casa estudiantil Guillermo Gómez Sierra y la casa construida en 1890 por el ingeniero Leopoldo Córdoba. El parque se empedró en 1970, y las piedras utilizadas fueron extraídas de la vereda Chunubá de Bojacá. Asimismo, las viviendas de teja de barro que circundan el parque presentan un estilo arquitectónico republicano y datan aproximadamente de entre 1850 y 1870.

'Casa Museo de La Herrera'

El edificio se ubica en el sitio que previamente perteneció a la familia Quijano, quienes adquirieron la propiedad en 1850. Desde entonces, la residencia ha evolucionado hasta convertirse en una casa tradicional madrileña con una historia de 174 años, conservando aún sus pisos originales y unos frescos en las paredes del centro de la casona, que añaden un valor artístico e histórico significativo a la propiedad. El inmueble cuenta con cinco salas de exhibición, en las cuales se destacan, entre otras, tres tipos de cerámica precolombina de La Herrera, urnas funerarias guajiras y un esqueleto quimbaya.

Plaza de mercado

La plaza de Mercado representa un lugar tradicional, en el cual se exhiben productos frescos como frutas y verduras, provenientes directamente del fecundo campo de la Sabana de Occidente, cultivadas con esmero por los laboriosos trabajadores campesinos locales. Asimismo, la plaza se erige como una ocasión propicia para apreciar y degustar la rica gastronomía autóctona.

Parque de las Flores

El parque de las Flores se erige como un espacio recreativo y familiar singular en la región de la Sabana de Occidente, abarcando una extensión de 6 hectáreas. Este parque se distingue por albergar una diversidad de áreas destinadas a la práctica de deportes, la realización de reuniones y eventos culturales. Entre sus instalaciones se incluyen canchas de fútbol, microfútbol, baloncesto, voleibol y tenis, así como espacios destinados a juegos infantiles, arenero, patinódromo, concha acústica y zonas de asadores diseñadas para el disfrute de las familias.

Obleas Villetica

 
Escultura Madrid, día de sol.

El afamado enclave de las obleas en Madrid, ubicado en la confluencia de la calle 7 y la carrera 4, frente al parque Luis Carlos Galán, ha deleitado a los residentes y visitantes del municipio con sus productos artesanales durante más de 122 años.

La historia de este icónico establecimiento madrileño se remonta a los albores del siglo XX. En 1900, las obleas empezaron a elaborarse en una finca denominada Villetica, situada en la ubicación actual de la estación de servicio del sector Las Palmas, frente al centro comercial Casa Blanca.

Conforme a los registros históricos, numerosos viajeros en ruta desde Bogotá hacia Honda se detenían para investigar el cautivador aroma que emanaba de su cocina, acabando por adquirir sus exquisitos dulces. Estos no solo eran consumidos in situ, sino que también eran solicitados como obsequios para sus visitas, lo cual evidencia la antigua tradición de acudir a Madrid para disfrutar y llevar consigo estas obleas.

En 1916, la familia trasladó su actividad a una ubicación céntrica del municipio de Madrid, donde prosiguió la venta de postres y obleas hasta 1952, año en que finalmente erigió la fábrica de obleas que perdura hasta nuestros días.

Más:

  • Auditorio Hernán Echavarría Olózaga.
  • Casa de Gobierno
  • Cementerio municipal
  • Centro histórico (barrio San Francisco)
  • Ciudadela del Niño
  • Colegio San Pedro
  • Concha acústica
  • Estación del ferrocarril
  • Hacienda Casa Blanca
  • Hacienda La Esmeralda
  • Hacienda Potrero Grande
  • Iglesia San Francisco de Paula
  • Laguna de La Herrera (límites con el municipio de Mosquera)
  • Lucy Panda (longeva casa de postres)
  • Parque Luis Carlos Galán (antiguo parque del Reloj)
  • Plazoleta Alfonso López y puente peatonal subterráneo
  • Piedra de los varados
  • Puente de los españoles
  • Río Subachoque (avistamiento de tinguas)
  • Tumba de Pedro Fernández Madrid

Símbolos

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En 1989, la Alcaldía de Madrid, Cundinamarca, promovió una convocatoria abierta destinada a la creación de los símbolos representativos del municipio: el himno, la bandera y el escudo. Esta iniciativa surgió con el propósito de consolidar una identidad simbólica que evocara los valores, la historia y el sentido de pertenencia de la comunidad madrileña. La participación en este concurso fue diversa e incluyó docentes, estudiantes, miembros de la Escuela de Suboficiales Andrés M. Díaz, así como habitantes de la localidad en general.

El certamen fue ganado por el sargento Pedro Eduardo Arévalo, quien recibió la Medalla al Mérito Civil mediante el Decreto N.º 045 de 1989. La entrega oficial del reconocimiento tuvo lugar en una ceremonia celebrada en el Día del Campesino, llevada a cabo en el parque Pedro Fernández Madrid. Durante este evento, se interpretó por primera vez el himno municipal, cuya letra fue compuesta por Arévalo en colaboración con Juan Gámez y Miguel Romero Pachón. El himno destaca por exaltar los valores locales y la memoria histórica del territorio, aludiendo a figuras como Sagasuca, líder indígena, y a la Serrezuela virreinal como símbolo del legado colonial en la región.

La inauguración de los símbolos municipales constituyó un momento de gran significación para la comunidad, al congregar a personas de todas las edades en torno a la interpretación del himno, cuyos versos expresan el orgullo identitario: Madrileños de altiva estirpe, hijos humildes de tierra fértil, llevamos el alma con sangre noble, de colombiano hasta la muerte. Estos elementos simbólicos fueron concebidos no solo como una manifestación de orgullo local, sino también como un tributo al municipio, resaltando la hospitalidad de la región, tal como se menciona en la cuarta estrofa del himno: amistad, calor y simpatía.

Si bien los símbolos comenzaron a utilizarse desde 1989, fue el 9 de diciembre de 1998 cuando la Alcaldía, mediante el Acuerdo N.º 058, oficializó su adopción como emblemas institucionales. Este acuerdo normó su uso en eventos cívicos, culturales, deportivos y educativos.[106]

Bandera

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Bandera del municipio de Madrid, Cundinamarca.

La bandera del municipio de Madrid, Cundinamarca, es un símbolo oficial que refleja la identidad y valores de esta localidad. Consta de un diseño sencillo pero significativo, compuesto por tres franjas horizontales de diferentes colores, cada una con un simbolismo particular para la comunidad.

Distribución de las franjas

La bandera está dividida en tres franjas horizontales. La franja superior, de color verde, ocupa la mitad del ancho total. La franja central, de color amarillo, abarca un cuarto del ancho, y la franja inferior, de color blanco, también ocupa un cuarto del total.

Simbolismo de los colores

  • Verde: Este color encarna la esperanza, un valor que proyecta confianza en el futuro del municipio. Asimismo, refleja la amistad y el espíritu de servicio, características fundamentales en las relaciones comunitarias de los madrileños. En un contexto vexilológico más amplio, el verde también suele simbolizar la prosperidad agrícola y el respeto por la naturaleza, atributos pertinentes para una región vinculada a la altiplanicie andina y sus tradiciones rurales.
  • Amarillo: El amarillo se asocia con la riqueza y el poder, pero también simboliza la nobleza y la magnanimidad, enfatizando el compromiso del municipio con la justicia y el bienestar común. En la tradición vexilológica, el amarillo suele representar constancia y sabiduría, evocando además la luz como metáfora de conocimiento y esclarecimiento moral. En este contexto, el amarillo subraya el legado cultural del municipio y su vocación hacia el desarrollo sostenido.
  • Blanco: El color blanco alude a la pureza e integridad, destacando la transparencia y honestidad de las acciones de los madrileños. Su significado se extiende a la sensatez, la obediencia y la firmeza, valores que promueven la cohesión social y el respeto por el orden institucional. Además, en el lenguaje vexilológico, el blanco puede simbolizar la vigilancia y el compromiso con la paz, proyectando la aspiración de mantener un entorno armónico y solidario.

Escudo

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Escudo del municipio de Madrid, Cundinamarca.

El escudo del municipio de Madrid se presenta en forma de cuartelado, con divisiones heráldicas de estilo francés, conformado por cuatro campos iguales, cada uno con símbolos representativos de la historia y economía del municipio.

  • En el cuartel superior izquierdo, sobre un campo de azur (azul), se representa la Casa de Gobierno junto a una esquina del Parque Pedro Fernández Madrid, emblemas del gobierno local y la importancia histórica del parque.
  • En el cuartel superior derecho, sobre un campo de oro (amarillo), aparecen representadas dos mazorcas de maíz, dos papas, dos zanahorias y una cebolla, que simbolizan la riqueza agrícola del municipio.
  • En el cuartel inferior izquierdo, sobre un campo de gules (rojo), se encuentra un libro y una pluma en plena escritura, representando la historia y fundación de Madrid en 1559, por Alonso Díaz.
  • En el cuartel inferior derecho, sobre un campo de sinople (verde), se aprecia una vaca amamantando a su ternero en un prado, símbolo de la actividad ganadera y la tradición lechera del municipio.

Las divisiones superiores del escudo están enmarcadas por los colores de la bandera de Colombia, simbolizando la identidad nacional. En contraste, las divisiones inferiores se destacan por la representación de la bandera de Cundinamarca, la cual adopta un azul más oscuro que el azul celeste tradicional de dicha bandera, en representación del departamento al que pertenece el municipio.

El escudo se encuentra flanqueado a ambos lados por cornucopias o cuernos de la abundancia, de los cuales emergen flores y frutos, representando la prosperidad y la fertilidad de la región. La parte superior del escudo está adornada con un águila de sable (negra), mostrada de frente con las alas desplegadas y el pico abierto, que simboliza la altivez, perspicacia y fortaleza. Esta ave sostiene con sus garras una cinta con los colores de la bandera de Madrid, y en ella se inscribe el nombre del municipio en letras de sable.

Finalmente, una cinta que rodea la parte inferior del escudo lleva el lema: Unidad - Progreso - Desarrollo, plasmado en letras negras sobre los colores de la bandera municipal, que refuerza los ideales de cohesión y crecimiento del municipio.

Autor: Pedro Eduardo Arévalo

Coro
Aborigen legendario Sagasuca;
Serrezuela virreinal en la Colonia;
Colombia república orgullosa
de tenerte Madrid bella y honrosa.
I
Madrileños de altiva estirpe,
hijos humildes de tierra fértil;
llevamos el alma con sangre noble
de colombiano hasta la muerte.
II
En la altiplanicie de los Andes nací,
amable rinconcito sabanero estoy allí;
labrantía entre perfumes y flores vivo así,
forjadores de la historia me han hecho aquí.
III
Monumento nacional tengo en mi seno,
raigambre patriótico en mi cuerpo;
con población estudiantil forjó un destino,
con formadores de hombres a un pueblo.
IV
¡Oh, Madrid, con corazón cosmopolita!
Tu perfume encantador llena la vida;
das amistad, calor y simpatía
a quien llega aquí con gallardía.

El himno del municipio de Madrid, Cundinamarca, refleja un profundo orgullo por la identidad local, al tiempo que establece conexiones con la historia nacional de Colombia.

El Coro introduce una síntesis de la evolución histórica del territorio, comenzando con la figura legendaria de Sagasuca, un líder indígena que simboliza los orígenes precolombinos. Luego, pasa por la era colonial y culmina en el contexto republicano, donde Madrid es presentada como una joya para la nación. Esto resalta el paso del tiempo y la transformación cultural del territorio, desde la época aborigen hasta la república contemporánea.

En la primera estrofa, el himno hace énfasis en la estirpe de los madrileños, describiéndolos como humildes y nobles. El alma con sangre noble de colombiano simboliza el orgullo patriótico y la conexión con la nación. La mención de la tierra fértil destaca la importancia de la agricultura en la identidad de los habitantes.

La segunda estrofa explora el vínculo del municipio con su entorno geográfico, situándolo en la altiplanicie andina y destacando su naturaleza amable y laboriosa. Las referencias a perfumes y flores evocan la riqueza natural de la región, mientras que los forjadores de la historia aluden a las generaciones de habitantes que han contribuido al desarrollo del lugar.

En la tercera estrofa, el himno resalta el patrimonio cultural e histórico del municipio, aludiendo a un monumento nacional, posiblemente refiriéndose al valor patrimonial que define a la comunidad. La presencia de una población estudiantil y formadores de hombres subraya la importancia de la educación y la formación cívica en la construcción de un destino colectivo.

Finalmente, la cuarta estrofa expresa el carácter acogedor y cosmopolita de Madrid. La idea de un perfume encantador que llena la vida y la bienvenida cálida a los visitantes refuerzan la imagen de una comunidad abierta y hospitalaria.

Infraestructura militar

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Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN)

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La Base Aérea Mayor Justino Mariño Cuesto (SKMA), conocida como la base aérea de Madrid, es una instalación militar colombiana adscrita al Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN) de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), considerada la más antigua de la institución.[107]

Fundada el 8 de noviembre de 1924 mediante el Decreto 1756 durante la presidencia de Pedro Nel Ospina y la dirección del ministro de Guerra Carlos Jaramillo, la base comenzó sus operaciones en la hacienda Serrezuela en Madrid (Cund). Respaldada por la asesoría de una misión de la Fuerza Aérea Suiza desde sus inicios, experimentó un breve cierre temporal en 1928, pero reanudó actividades en 1929 con instructores colombianos.[107]

A lo largo de su historia, ha cambiado de denominación y ubicación, pasando de ser la Escuela de Pilotaje y Observación a la Base Escuela de Clases Técnicas en Cali, y luego la Base Arsenal en 1956, asumiendo responsabilidades logísticas y de guerra.[107]

En los setenta, lideró la modernización de aeronaves Silver Star T-33, expandiendo su experiencia a la Fuerza Aérea Ecuatoriana. En 1990, modernizó aviones Mirage M-5, Kfir C-2 y Fantasma AC-47, y cinco años después inició la mejora de helicópteros UH-1H a la versión Huey II. En 2009, participó en el proyecto de diseño y fabricación de los aviones de entrenamiento T-90 Calima en colaboración con la Corporación de la Industria Aeronáutica Colombiana (CIAC).[107]

Tanto el himno como el escudo del municipio de Madrid fueron diseñados por integrantes de la Fuerza Aérea Colombiana, lo cual subraya el significativo vínculo histórico y simbólico existente entre la comunidad local y esta rama de las fuerzas armadas nacionales.[108]

T-90 Calima

 
T-90 Calima de la Fuerza Aérea Colombiana.

En Madrid, se completó la construcción del T-90 Calima, un avión de entrenamiento básico, como un logro significativo en la industria aeronáutica. Este proyecto, en honor al pueblo precolombino homónimo, representa una colaboración estratégica entre la Corporación de la Industria Aeronáutica Colombiana S.A. (CIAC) y la asociación Unión Temporal Avión de Entrenamiento Lancair, conformada por Lancair International Inc. y Sud Air.

El T-90 Calima, derivado del Lancair Legacy FG, es parte de un esfuerzo de modernización de la Fuerza Aérea Colombiana para reemplazar a aeronaves veteranas como el Beechcraft T-34 Mentor y el Cessna T-41 Mescalero, ambos con más de cuatro décadas de servicio.[109]

Lancair estableció talleres en el Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN) para fabricar las piezas necesarias, siendo el primer avión construido en Colombia con materiales compuestos. El vuelo de prueba se realizó en septiembre de 2009 en la Base Aérea Mayor Justino Mariño Cuesto.[109][110]

Aunque el T-90 Calima fue un hito importante, el Gavilán G358, registrado por Aero Mercantil en 1992, fue el primer avión con Certificado de Tipo en Colombia. Este modelo, también utilizado por las Fuerzas Armadas, se desarrolló autónomamente en las instalaciones de Aero Industrial Colombiana S.A. (AICSA) a finales de la década de 1990. Aparte de estos casos, desde la década de 1970 no se habían producido aviones en Colombia, exceptuando ultralivianos en Cali, tras el cierre de las plantas de ensamblaje de Cessna y Piper en el Aeropuerto Guaymaral, al norte de Bogotá.

MY. Justino Mariño Cuesto

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Justino Mariño Cuesto, oriundo del municipio de Bojacá, desempeñó un papel fundamental en los inicios de la aviación militar y civil en Colombia. Su trayectoria abarca desde sus primeros estudios en la pionera Escuela Militar de Aviación en Flandes, Tolima, hasta su consolidación como una figura destacada en el ámbito aeronáutico. Inicialmente suboficial del Ejército, Mariño decidió transitar hacia el arma aérea como cadete, obteniendo instrucción tanto en vuelo como en mantenimiento de aeronaves, dos campos cruciales para el desarrollo de la aviación en el país.

El cierre temporal de la primera escuela de aviación marcó un punto de inflexión en su carrera, lo que lo impulsó a profundizar en los aspectos técnicos de la aviación emergente. Con una determinación inquebrantable, Mariño buscó perfeccionar sus habilidades como mecánico aeronáutico, para lo cual realizó estudios en Francia, entonces uno de los principales centros de innovación aeronáutica. La reactivación en 1924 de la Escuela de Aviación Militar en Madrid, Cundinamarca, ofreció a Mariño la oportunidad de reincorporarse, esta vez como instructor civil académico especializado en mantenimiento de aeronaves, contribuyendo de manera decisiva a la formación de nuevas generaciones de aviadores.

El estallido de la guerra colombo-peruana en el sur del país constituyó un momento crucial para la aviación militar colombiana. En este escenario, Mariño, junto con su equipo de mecánicos, demostró la importancia estratégica de la aviación en la defensa de la soberanía nacional. Su trabajo en la puesta a punto de aeronaves artesanales, esenciales para el éxito de las operaciones militares, fue fundamental para los esfuerzos bélicos colombianos en esa coyuntura.

En 1934, la reubicación de la Escuela de Pilotos a Santiago de Cali y la creación de la Escuela de Radiotelegrafía y Mecánica de Aviación en el actual Comando Aéreo de Mantenimiento constituyeron otro hito en la historia de la aviación colombiana. Para entonces, Mariño ya se había reincorporado a la vida militar, aportando su experiencia al desarrollo del cuerpo técnico. La creación del curso número uno de Oficiales Técnicos en 1951, que marcó el inicio formal del cuerpo de logística aeronáutica, es otro de los logros significativos de Mariño y su equipo. Este cuerpo se convirtió en un componente esencial para las operaciones aéreas y espaciales, consolidando la importancia de la logística en el ámbito militar.

En 1945, tras una ilustre carrera, Mariño solicitó su retiro con el grado de capitán, recibiendo un reconocimiento especial por parte de la Fuerza Aérea Colombiana, que lo elevó al rango de Mayor Honorario. En su honor, se bautizó al Comando Aéreo de Mantenimiento como MY (H) Justino Mariño Cuesto, en reconocimiento a su legendaria trayectoria y sus invaluables aportes al desarrollo de la aviación militar en Colombia.[111]

Escuela de Suboficiales Capitán Andrés María Díaz Díaz

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El Gobierno colombiano estableció la instrucción en pilotaje y mecánica aeronáutica mediante la contratación de la Misión Militar Francesa (1920-1922) y la Misión Militar Suiza (1924-1928). Durante estos años, se sentaron los fundamentos de las especialidades técnicas en la aviación militar colombiana, siendo suboficiales del Ejército y aprendices de mecánica los pioneros en estas disciplinas.

El 5 de julio de 1932, se creó la Escuela de Radiotelegrafía y Mecánica de Aviación, con sede en Madrid, bajo la dirección de los Jefes Técnicos Justino Mariño, Julio Parga y Antonio Rozo, asesorados por Adolph Rubín de la Misión Aérea Suiza. Esta escuela ofreció formación en aerodinámica, carpintería aeronáutica, mantenimiento y motores aéreos. En 1934, pasó a llamarse Escuela de Mecánicos de Aviación, y en 1947, Escuela de Clases Técnicas.[112]

En 1953, por disposición del Comando de la Fuerza Aérea Colombiana, la Escuela se trasladó a Cali y asumió el nombre de Escuadrón Escuela de Aerotécnicos Militares. Desde entonces, ha sido una unidad educativa clave, brindando capacitación para el ascenso de suboficiales de la FAC. En 1971, tras el cierre del Instituto Militar Aeronáutico, la Escuela se convirtió en la principal institución de formación para los suboficiales de la FAC, recibiendo el nombre de CT. Andrés M. Díaz.

Reconocida por sus programas académicos homologados y su nivel educativo, la Escuela es la primera Institución Tecnológica de la Fuerza Aérea en Colombia, otorgando títulos de Tecnólogos Aeronáuticos y siendo un modelo en Iberoamérica.[112]

 
CT. Andrés M. Díaz Díaz (1901), pionero de la aviación militar colombiana, destacado por su participación en vuelos históricos y su liderazgo en la Fuerza Aérea Colombiana. Trágicamente falleció en 1936 durante maniobras aéreas en Palanquero.

CT. Andrés M. Díaz Díaz

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Andrés María de la Trinidad Díaz Díaz nació el 9 de noviembre de 1901 en Gachetá, Cundinamarca. Su formación educativa inicial tuvo lugar en su localidad natal, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Posteriormente, ingresó a la Escuela Militar de Cadetes, donde completó su formación, obteniendo el grado de subteniente en diciembre de 1923, con el firme objetivo de convertirse en aviador militar.

Su carrera en la aviación comenzó a consolidarse tras alcanzar el grado de teniente y su ingreso a la Escuela Militar de Aviación en Madrid, Cundinamarca. En 1929, recibió el título de piloto militar, lo que lo posicionó como uno de los aviadores más destacados de la entonces emergente Fuerza Aérea Colombiana (FAC). Entre sus logros más notables, se encuentra su participación en la Escuadrilla que llevó a cabo el vuelo conmemorativo a San Pedro Alejandrino en el marco del centenario de la muerte del Libertador Simón Bolívar. Asimismo, junto a los pioneros de la aviación colombiana, Camilo Daza y Gómez Niño, Díaz Díaz protagonizó el histórico vuelo entre Bogotá y Cúcuta, una hazaña que cimentó su reputación como uno de los principales pilotos de la época.

A lo largo de su carrera, ocupó cargos clave como Jefe de Pilotos en la base aérea de Palanquero y participó activamente en la Escuadrilla Aérea del Sur durante el conflicto colombo-peruano de 1932-1933. Estas responsabilidades lo consolidaron como un líder en la aviación militar colombiana, destacando su capacidad técnica y estratégica en un momento crucial para la defensa nacional.

Posteriormente, fue designado Comandante de la base aérea de Palanquero y, más tarde, asumió la jefatura del Departamento de Aviación Militar en el Ministerio de Guerra. Su legado en el desarrollo de la aviación militar en Colombia es incuestionable, marcando hitos importantes en la consolidación de la FAC como una fuerza fundamental en la defensa del país.

Trágicamente, la carrera de Andrés M. Díaz Díaz llegó a su fin el 14 de febrero de 1936, cuando perdió la vida durante unas maniobras de práctica en Palanquero, mientras pilotaba el avión HAWK n.º 807 en compañía de Germán Olano, quien comandaba otra aeronave del mismo tipo. Su muerte prematura fue una gran pérdida para la aviación militar colombiana.

Este epitafio honra la memoria del Teniente Andrés María de la Trinidad Díaz Díaz, cuyo servicio y sacrificio constituyen un pilar en la historia de la Fuerza Aérea Colombiana. Su legado sigue vivo en la institución que ayudó a forjar y que continúa siendo un baluarte en la defensa de la soberanía nacional.[113]

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Referencias

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