Paz de Apamea

tratado del fin de la guerra romano-siria

La paz de Apamea fue un tratado firmado en el verano de 188 a. C., tras la batalla de Magnesia (189 a. C.) que finalizó con la derrota del rey seléucida Antíoco III el Grande y sus aliados frente a Roma, Pérgamo, Macedonia y Rodas; poniendo fin a la guerra romano-siria. Los territorios al oeste de los montes Tauro pasaron a control indirecto de Roma y el tratado destruyó el antiguo poderío seléucida.[1]​ Este declive facilitó la expansión de Partia en la región.[1]

Mapa de Asia Menor tras la paz de Apamea:      Ciudades griegas independientes.      Rodas, aliado romano.      Pérgamo, aliado romano.      Reino seléucida, derrotado en la guerra.      Chipre (egipcio).

Condiciones pactadas en el tratado

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Consecuencias del tratado

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A partir de la paz de Apamea, el imperio seléucida dejó de ser una amenaza para Roma y, debido también a la debilidad de Egipto y a la falta de poder del resto de estados del Mediterráneo oriental, se asentaron las bases para una hegemonía de Roma sobre toda la zona.

Referencias

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  1. a b c Frendo, 2003, p. 71.

Bibliografía

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