Comportamiento de lordosis

El comportamiento de lordosis, también conocido como lordosis mamífera (del griego lordōsis, de lordos «doblado hacia atrás»[1][2]​) o presentación, es la postura corporal que ocurre de manera natural para mostrar receptividad sexual para la cópula, y se encuentra presente en la mayoría de mamíferos, incluyendo roedores, elefantes y gatos. Las principales características de este comportamiento incluyen un descenso de las extremidades anteriores pero con las extremidades posteriores extendidas y caderas levantadas, un arqueamiento ventral de la columna vertebral y una elevación o desplazamiento lateral de la cola. Durante la lordosis, la columna vertebral se curva de manera dorsoventral de manera que su vértice queda apuntando hacia el abdomen.

Comportamiento de lordosis en mamíferos diferentes. En el sentido de las manecillas del reloj, desde la izquierda arriba: gatos, hámsters, elefantes, y ardillas grises.

Descripción

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La lordosis es una acción refleja que hace que muchas hembras mamíferas no primates adopten una posición corporal que con frecuencia es crucial para la conducta reproductiva. La postura mueve la inclinación pélvica en una dirección anterior, con la pelvis posterior elevándose, la parte inferior inclinándose hacia atrás y la parte frontal inclinada hacia abajo. La lordosis facilita la cópula en tanto eleva las caderas, lo que facilita la penetración por parte del pene. Este reflejo se observa comúnmente en hembras mamíferas durante el estro (estar «en celo»). La lordosis ocurre durante la cópula misma, así como, en algunas especies, como los gatos domésticos, durante el comportamiento precopulatorio.[3]

Neurobiología

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El arco reflejo de la lordosis está conectado directamente con la médula espinal, al nivel de las vértebras lumbares y sacras (L1, L2, L5, L6 y S1).[4]​ En el cerebro, varias regiones modulan el reflejo de lordosis. Los núcleos vestibulares y el cerebelo, por medio del tracto vestibular, envían información que posibilita coordinar el reflejo de lordosis con el equilibrio postural. De mayor importancia, el hipotálamo ventromedial envía proyecciones que inhiben el reflejo a nivel espinal, de manera que no se mantenga activo en todo momento.[5]​ Las hormonas sexuales controlan la reproducción y coordinan la actividad sexual con el estado fisiológico. De manera esquemática, en la temporada de reproducción, y cuando hay un óvulo disponible, hormonas (particularmente estrógeno) inducen simultáneamente la ovulación y el estro (celo). Bajo la acción del estrógeno en el hipotálamo, el reflejo de lordosis se desinhibe.[6]​ La hembra queda entonces lista para la cópula y la fecundación.

Cuando un macho mamífero monta a la hembra, estímulos táctiles en los flancos, el perineo y la grupa de la hembra se transmiten por medio de los nervios sensoriales en la médula espinal. En la médula espinal y en la parte inferior del tronco de encéfalo, se integran con la información que proviene del cerebro y luego, en general, se transmite un impulso nervioso a los músculos por medio de los nervios motores. La contracción de los músculos longísimo y transversoespinales provoca el arqueamiento ventral de la columna vertebral.[4]

Regulación hormonal y cerebral

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La conducta sexual está optimizada para la reproducción, y el hipotálamo es el área cerebral clave que regula y coordina los aspectos fisiológicos y comportamentales de la reproducción.[7]​ La mayoría del tiempo, el núcleo ventromedial del hipotálamo (NVM) inhibe la lordosis, pero cuando las condiciones ambientales son favorables y la hembra está en estro, el estradiol, una hormona estrógeno, induce la receptividad sexual por parte de las neuronas en el núcleo ventromedial,[8]​ la sustancia gris periacueductal y otras áreas del cerebro. El hipotálamo ventromedial envía impulsos a lo largo de axones que hacen sinapsis con neuronas en la sustancia gris periacueductal. Éstas transmiten un impulso a las neuronas en la formación reticular medular que se proyectan por el tracto reticuloespinal y hacen sinapsis con los circuitos neurobiológicos del reflejo de lordosis en la médula espinal (L1-L6). Tales procesos neurobiológicos inducidos por el estradiol posibilitan que los estímulos táctiles desencadenen la lordosis.

Los mecanismos regulatorios de este reflejo de lordosis dependiente de estrógenos han sido identificados por medio de diferentes tipos de experimentos. Cuando se lesiona el NVM, la lordosis desaparece, lo que sugiere la importancia de tal estructura cerebral en la regulación de la lordosis. Con respecto a las hormonas, las exhibiciones de lordosis pueden verse afectadas por la ovariectomía, inyecciones de benzoato de estradiol y progesterona,[9]​ o exposición al estrés durante la pubertad.[10][11]​ Específicamente, el estrés puede suprimir el eje hipotálamo-hipofisiario-gonadal (HPG) y, por lo tanto, disminuir las concentraciones de hormonas gonadales. En consecuencia, tales reducciones en la exposición a hormonas gonadales alrededor de la pubertad pueden resultar en disminuciones en el comportamiento sexual en la edad adulta, incluyendo exhibiciones de lordosis.[10]

En seres humanos

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El comportamiento de lordosis es no-funcional en seres humanos, si bien se pueden observar posiciones similares a la lordosis en mujeres durante el sexo en posiciones sexuales que involucran penetración desde atrás.[12]

En un estudio de 2017, empleando modelos 3D y tecnología de seguimiento ocular, se demostró que el ligero movimiento de empuje de las caderas de una mujer influye en cuán atractiva es percibida por otros y capta la mirada tanto de hombres como de mujeres.[13]​ Los autores argumentan que «si bien las hembras humanas no exhiben una postura reflexiva de lordosis y la receptividad no es pasiva ni obligatoria para ellas, una manifestación de curvatura lumbar podría servir como un remanente vestigial de la señal comunicativa de proceptividad/receptividad entre hombres y mujeres».[14]​ Previamente, la antropóloga Helen Fisher especuló también que cuando una hembra humana usa zapatos de tacón alto, sus nalgas sobresalen y su espalda se arquea en una pose que simula el comportamiento de lordosis, razón por la cual los tacones altos se consideran «sexy».[15]​ Con todo, evidencia reciente ha extendido el efecto de la postura de lordosis más allá de una postura de pie y en tacones, en tanto indica una señal de receptividad sexual en otras posturas en mujeres, como en posturas a cuatro patas o supinas (acostadas boca arriba, con las rodillas recogidas).[16][17]​ De acuerdo con esta investigación, es posible que las mujeres perciban la espalda arqueda de otras mujeres como una señal de receptividad sexual y la perciben como una amenaza para sus relaciones.[17]

Véase también

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Referencias

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  1. «lordosis». The American Heritage Dictionary. Archivado desde el original el 4 de enero de 2017. Consultado el 3 de enero de 2017. 
  2. ASALE, RAE-. «lordosis | Diccionario de la lengua española». «Diccionario de la lengua española» - Edición del Tricentenario. Consultado el 5 de diciembre de 2022. 
  3. «Female Cat in Heat». Pet Informed. Consultado el 14 de noviembre de 2020. 
  4. a b Pfaff D. W., Schwartz-Giblin S., Maccarthy M. M., Kow L-M (1994). "Cellular and molecular mechanisms of female reproductive behaviors", in Knobil E., Neill J. D. The physiology of reproduction, Raven Press, 2nd edition.
  5. Kow L.M., Florea C., Schwanzel-Fukuda M., Devidze N., Kami K.H., Lee A., Zhou J., Maclaughlin D., Donahoe P., Pfaff D. (2007). «Development of a sexually differentiated behavior [lordosis] and its underlying CNS arousal functions». Curr. Top. Dev. Biol. Current Topics in Developmental Biology 79: 37-59. ISBN 9780123739131. PMID 17498546. doi:10.1016/S0070-2153(06)79002-0. 
  6. Flanagan-Cato L.M. (2011). «Sex differences in the neural circuit that mediates female sexual receptivity». Frontiers in Neuroendocrinology 32 (2): 124-136. PMC 3085563. PMID 21338620. doi:10.1016/j.yfrne.2011.02.008. 
  7. Plant T., Zeleznik A. (Eds). Knobil and Neill's Physiology of Reproduction. Academic Press, 4th edition, 2015
  8. «Mapping of neural and signal transduction pathways for lordosis in the search for estrogen actions on the central nervous system». Behav. Brain Res. 92 (2): 169-180. May 1998. PMID 9638959. doi:10.1016/S0166-4328(97)00189-7. 
  9. Olster, D.H.; Blaustein, J.D. (1989). «Development of steroid-induced lordosis in female guinea pigs: effects of different estradiol and progesterone treatments, clonidine, and early weaning.». Hormones and Behavior 23 (1): 118-129. PMID 2538389. doi:10.1016/0018-506x(89)90079-2. 
  10. a b Jasmina Kercmar; Stuart Tobet; Gregor Majdic (2014). «Social Isolation during Puberty Affects Female Sexual Behavior in Mice». Frontiers in Behavioral Neuroscience 8: 337. PMC 4179611. PMID 25324747. doi:10.3389/fnbeh.2014.00337. 
  11. D. Daniels; LM. Flanagan-Cato (2000). «Social Isolation during Puberty Affects Female Sexual Behavior in Mice». Journal of Neurobiology 45 (1): 1-13. PMID 10992252. doi:10.1002/1097-4695(200010)45:1<1::AID-NEU1>3.0.CO;2-W. 
  12. Pfaus, J. G.; Flanagan-Cato, L. M.; Blaustein, J. D. "Female sexual behavior". in Plant T., Zeleznik A. (Eds). Knobil and Neill's Physiology of Reproduction. Academic Press, 4th edition, 2015
  13. Elizabeth Hawkins (25 de octubre de 2017). «Why arched backs are attractive». springer.com. 
  14. Pazhoohi, F.; Doyle, J.F.; Macedo, A.F.; Arantes, J. (2017). «Arching the Back (Lumbar Curvature) as a Female Sexual Proceptivity Signal: an Eye-Tracking Study». Evolutionary Psychological Science 4 (2): 1-8. doi:10.1007/s40806-017-0123-7. 
  15. Laura T. Coffey (23 de septiembre de 2009). «Do high heels empower or oppress women?». TODAY. Archivado desde el original el 26 de septiembre de 2009. Consultado el 1 de noviembre de 2021. 
  16. Pazhoohi, F.; Garza, R.; Kingstone, A. (2023). «Lordosis Posture (Arching the Back) Indicates Sexual Receptivity in Women». Adaptive Human Behavior and Physiology: 1-16. doi:10.1007/s40750-023-00212-3. 
  17. a b Pazhoohi, F.; Garza, R.; Kingstone, A. (2022). «Sexual Receptivity Signal of Lordosis Posture and Intra-Sexual Competition in Women». Sexes 3 (1): 59-67. doi:10.3390/sexes3010005. 

Enlaces externos

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