Pederastia

Relación pedagógica entre un varón maduro y un varón púber o adolescente, a menudo con un aspecto sexual

La pederastia es una relación sexual entre un hombre o mujer adulto y un niño. El término pederastia se usa principalmente para referirse a las prácticas históricas de ciertas culturas, en particular la antigua Grecia y la antigua Roma.[1]​ En la lengua castellana, el término se refiere a la consumación de abusos sexuales contra menores, distinto a la inclinación erótica hacia los menores (pedofilia).[2]

Beso pederasta en una cílica ática (siglo V a. C.)

En la actualidad, tales relaciones son ilegales en la mayoría de países. La edad de consentimiento local determina si una persona es considerada legalmente competente para dar su consentimiento a actos sexuales, y si tal contacto sexual constituye abuso sexual infantil o estupro. Las autoridades médicas pueden considerar que ha habido un abuso a un menor con base en una variedad de razones, entre ellas la edad del menor, la probabilidad de que el menor desarrolle uno o más trastornos mentales, tales como un trastorno de estrés postraumático, daño físico al menor, y la propensión del menor a una mayor victimización en la edad adulta.

Etimología y uso

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La palabra pederastia deriva de la combinación de en griego antiguo: παίδ-, romanizadopaid-, lit. 'niño (raiz)'[3][4]​ y ἐραστής, erastēs, 'amante' (cf. eros). El latín tardío pæderasta fue tomado prestado en el siglo XVI directamente del griego clásico de Platón en El banquete. (El latín translitera αί como æ.) La palabra apareció por primera vez en el idioma inglés durante el Renacimiento, como pæderastie (por ejemplo, en Pilgrimes de Samuel Purchas), en el sentido de relaciones sexuales entre hombres y niños.

El Oxford English Dictionary lo define como «Relaciones homosexuales entre un hombre y un niño; relaciones sexuales anales homosexuales, generalmente con un niño o un hombre más joven como pareja pasiva».[5]

En la lengua castellana, la palabra pederastia a menudo es usada de manera indistinta a la de pedofilia. En tal sentido, la Real Academia Española lo define como «Inclinación erótica hacia los niños» o «Abuso sexual cometido con niños».[1]​ Con todo, se ha sugerido que es importante diferenciar los dos términos,[6][2]​ y que el de pederastia se refiere a la consumación de abusos sexuales contra menores, en vez de la inclinación erótica hacia los menores (pedofilia).[2]

Historia

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Antigua Grecia

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La pederastia en la antigua Grecia se refiere a una relación romántica socialmente reconocida entre un hombre adulto (el erastes) y un hombre más joven (el eromenos), usualmente en su adolescencia.[7]​ Esta práctica fue característica de los periodos arcaico y clásico.[8]​ La influencia de la pederastia en la cultura griega de estos períodos fue tan amplia que ha sido llamada «el principal modelo cultural para las relaciones libres entre ciudadanos».[9]

Algunos académicos sitúan su origen en rituales de iniciación, particularmente en ritos de paso en Creta, en donde se le asociaba con el ingreso a la vida militar y a la religión de Zeus.[10]​ La práctica no es mencionada formalmente en las epopeyas homéricas, y parece haberse desarrollado a finales del siglo VII a. C. como un aspecto de la cultura homosocial griega,[11]​ que se caracterizaba asimismo por la desnudez atlética y artística, matrimonios tardíos para los aristócratas, simposios y la reclusión social de las mujeres.[12]​ La pederastia fue a la vez idealizada y criticada en la literatura y filosofía antiguas.[13]​ Recientemente se ha argumentado que la idealización era universal en la era arcaica; la crítica empezó en Atenas como parte de la revaluación general ateniense clásica de la cultura arcaica.[14]

Los académicos han debatido el rol o alcance de la pederastia, que probablemente hayan variado según las costumbres locales e inclinaciones individuales.[15]​ La ley ateniense, por ejemplo, reconocía tanto el consentimiento como la edad como factores en la regulación del comportamiento sexual.[16]

Enid Bloch ha argumentado que muchos menores griegos en estas relaciones pueden haber quedado traumatizados al saber que estaban violando costumbres sociales, en tanto «lo más vergonzoso que le podía pasar a cualquier hombre griego era ser penetrado por parte de otro hombre». Argumenta además que los jarrones que muestran a «un niño de pie completamente inmóvil mientras un hombre se estira hacia sus genitales« indican que el niño puede haber estado «inmovilizado psicológicamente, incapaz de moverse o huir».[17]​ Uno de tales jarrones muestra a un joven o niño huyendo de Eros, el dios griego del deseo.[18]

Antigua Roma

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Zeus (o Júpiter) en forma de águila secuestrando a Ganimedes; bajorrelieve romano del siglo I d. C.

En latín, mos Graeciae o mos Graecorum (‘costumbre griega’ o ‘el camino de los griegos’) se refiere a una variedad de comportamientos que los antiguos romanos consideraban griegos, incluyendo, entre otros, prácticas sexuales.[19]: 72 Las conductas homosexuales en Roma eran aceptables solo dentro de una relación inherentemente desigual; ciudadanos romanos varones conservaban su masculinidad en tanto asumieran el papel activo y penetrante, y la pareja sexual masculina apropiada era un prostituto o un esclavo, que casi universalmente no era romano.[20]​ En la Grecia arcaica y clásica, la paiderasteia había sido una relación social formal entre varones nacidos libres; sacada de contexto y remodelada como un producto de lujo de un pueblo conquistado, la pederastia pasó a expresar roles basados en la dominación y la explotación.[21]: 37, 40–41 et passimA menudo los esclavos eran regalados y los prostitutos a veces asumían nombres griegos independientemente de su origen étnico; los «muchachos» (pueri) a los que se siente atraído el poeta Marcial tienen todos nombres griegos.[22][23]​ El uso de esclavos definía a la pederastia romana; las prácticas sexuales eran «en algún sentido 'griegas'» cuando eran dirigidas a «muchachos nacidos libres abiertamente cortejados de acuerdo con la tradición helénica de pederastia».[19]: 17 

El afeminamiento o la falta de disciplina en el manejo de la atracción sexual propia hacia otro hombre amenazaban la «romanidad» de un hombre y, por lo tanto, tal hombre podría ser menospreciado como «oriental» o «griego». Temores de que modelos griegos pudieran «corromper» códigos sociales romanos tradicionales (el mos maiorum) parecen haber instigado una ley vagamente documentada (Lex Scantinia) que intentaba regular aspectos de las relaciones homosexuales entre hombres nacidos libres y proteger a la juventud romana de hombres mayores que emularan las costumbres griegas de la pederastia.[21]: 27 [24]

La teóloga Edith Humphrey afirmó que «el 'ideal' grecorromano con respecto a la homosexualidad implicaba amor erótico, no hacia los niños, sino a varones jóvenes (adolescentes) de la misma edad a la que una joven sería dada en matrimonio, y que con frecuencia el hombre más maduro era apenas un poco mayor que la pareja».[25]

Perspectivas modernas

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En el mundo moderno, la actividad sexual de un adulto con un menor puede considerarse abuso sexual infantil o estupro, dependiendo de la edad de consentimiento local. Las leyes sobre la edad de consentimiento existen porque se considera que los menores son incapaces de dar consentimiento significativo para la actividad sexual hasta que alcanzan cierta edad.[26][27]​ Niños prepúberes y adolescentes no son socialmente iguales a los adultos, y los abusadores manipulan emocionalmente a los niños que victimizan.[28]: 65–66 Tales leyes tienen como objetivo brindar alguna protección a los menores contra interacciones sexuales depredadoras o explotadoras con adultos.[27][29]

Los efectos del abuso sexual infantil pueden incluir depresión,[30]trastorno de estrés postraumático,[31]ansiedad,[32]trastorno de estrés postraumático complejo,[33]​ propensión a una mayor victimización en la edad adulta,[34]​ y lesiones físicas al niño, entre otros problemas.[35][36]

Abusadores sexuales modernos que prefieren a los niños varones pueden describirse a sí mismos como «amantes de los niños»,[37][38]​ y, en ocasiones, apelar a prácticas de la antigua Grecia como justificación de sus comportamientos aberrantes.[39][40]

Tratamientos

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En la actualidad se han realizado investigaciones en las que se plantea la eficacia de los tratamientos que se utilizan a nivel nacional e internacional para la cura de la pederastia. Los resultados obtenidos muestran es que existen dos tipos predominantes de tratamientos, el tratamiento terapéutico cognitivo conductual y el tratamiento farmacológico. Se encontraron también 6 programas de tratamiento que se ofrecen en diferentes países. Tres programas dentro ámbito penitenciario y otros tres fuera del mismo, esta última opción ha sido incorporada recientemente. Los tratamientos encontrados son eficaces y pueden mejorar mucho la vida de estas personas, ya que reducen las fantasías y comportamientos sexuales. Los objetivos de estos programas están orientados a que las personas con trastorno de pedofilia no vuelvan a cometer ningún delito sexual o en el caso de no haberlo cometido, prevenir futuros delitos y, por último, que aprendan a vivir con su preferencia sexual hacia menores. Contemplando los objetivos de los programas se debería reflexionar sobre qué se está asumiendo que es curar la pederastia. Por ello, sería transcendental reformular y consensuar qué se considera curar, para poder, a partir de este término, redefinir los objetivos de una intervención destinada a tratar la pederastia, priorizando la salud mental del paciente.[41]

Véase también

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Referencias

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  1. a b ASALE, RAE-. «pederastia | Diccionario de la lengua española». «Diccionario de la lengua española» - Edición del Tricentenario. Consultado el 14 de noviembre de 2022. 
  2. a b c «¿Qué diferencia hay entre pedófilo y pederasta?». Muy Interesante. 2 de octubre de 1997. Consultado el 23 de enero de 2023. 
  3. Marguerite Johnson, Terry Ryan. Sexuality in Greek and Roman Society and Literature: A Sourcebook p. 110.
  4. Liddell and Scott, 1968 p. 585.
  5. Oxford English Dictionary, "pederasty".
  6. ««pedofilia» y «pederastia» no son equivalentes | FundéuRAE». www.fundeu.es. 29 de marzo de 2010. Consultado el 23 de enero de 2023. 
  7. C.D.C. Reeve, Plato on Love: Lysis, Symposium, Phaedrus, Alcibiades with Selections from Republic and Laws (Hackett, 2006), p. xxi online; Martti Nissinen, Homoeroticism in the Biblical World: A Historical Perspective, translated by Kirsi Stjerna (Augsburg Fortress, 1998, 2004), p. 57 online; Nigel Blake et al., Education in an Age of Nihilism (Routledge, 2000), p. 183 online.
  8. Nissinen, Homoeroticism in the Biblical World, p. 57; William Armstrong Percy III, "Reconsiderations about Greek Homosexualities," in Same–Sex Desire and Love in Greco-Roman Antiquity and in the Classical Tradition of the West (Binghamton: Haworth, 2005), p. 17. Sexual variety, not excluding paiderastia, was characteristic of the Hellenistic era; see Peter Green, "Sex and Classical Literature," in Classical Bearings: Interpreting Ancient Culture and History (University of California Press, 1989, 1998), p. 146 online.
  9. Dawson, Cities of the Gods, p. 193. Véase también George Boys-Stones, "Eros in Government:Zeno and the Virtuous City", Classical Quarterly 48 (1998), 168-174: "hay un cierto tipo de relación sexual que fue considerada por muchos griegos como muy importante para la cohesión de la ciudad: las relaciones sexuales entre hombres y jóvenes. Se consideraba que tales relaciones desempeñaban un papel tan importante en el fomento de la cohesión allí donde importaba --entre la población masculina-- que Licurgo incluso les dio reconocimiento oficial en su constitución para Esparta" (p. 169).
  10. Robert B. Koehl, "The Chieftain Cup and a Minoan Rite of Passage," Journal of Hellenic Studies 106 (1986) 99–110, para un resumen de la literatura académica relevante incluyendo la obra de Arthur Evans (p. 100) y otros tales como H. Jeanmaire y R.F. Willetts (pp. 104–105); Deborah Kamen, "The Life Cycle in Archaic Greece," en The Cambridge Companion to Archaic Greece (Cambridge University Press, 2007), pp. 91–92. Kenneth Dover, un pionero en el estudio de la homosexualidad griega, rechaza la teoria de origen de la iniciación; véase «Greek Homosexuality and Initiation», en Que(e)rying Religion: A Critical Anthology (Continuum, 1997), pp. 19–38. Para Dover, al parecer, el argumento de que la paiderastia griega como costumbre social estaba relacionada con ritos de paso constituye una negación de la homosexualidad como natural o innata; esto puede ser sin embargo, una exageración o tergiversación de lo que los teóricos iniciacionistas han afirmado. La teoria de la iniciación afirma dar cuenta no de la existencia de la homosexualidad griega antigua en general, sino más bien de la de la paiderastia formal.
  11. Thomas Hubbard, "Pindar's Tenth Olympian and Athlete-Trainer Pederasty," en Same–Sex Desire and Love in Greco-Roman Antiquity, pgs. 143 y 163 (nota 37), con precauciones sobre el término "homosocial" de Percy, p. 49, nota 5.
  12. Percy, "Reconsiderations about Greek Homosexualities," p. 17 online et passim.
  13. Para ejemplos, véase Kenneth Dover, Greek Homosexuality (Harvard University Press, 1978, 1989), p. 165, nota 18, donde se señala el valor escatológico de la paiderastia para el alma en Platón. Para una perspectiva más cínica de la costumbre, véanse las comedias de Aristófanes, por ejemplo Riqueza 149-59. Paul Gilabert Barberà, "John Addington Symonds. A Problem in Greek Ethics. Plutarch's Eroticus Quoted Only in Some Footnotes? Why?" en The Statesman in Plutarch's Works (Brill, 2004), p. 303 en linea; y la perspectiva pionera de Havelock Ellis, Studies in the Psychology of Sex (Philadelphia: F.A. Davis, 1921, 3ra ed.), vol. 2, p. 12 en linea. Para las perspectivas estoicas "utópicas" sobre la paiderastia, véase Doyne Dawson, Cities of the Gods: Communist Utopias in Greek Thought (Oxford University Press, 1992), p. 192 en linea.
  14. See Andrew Lear, 'Was pederasty problematized? A diachronic view' in Sex in Antiquity: exploring gender and sexuality in the ancient world, eds. Mark Masterson, Nancy Rabinowitz, and James Robson (Routledge, 2014).
  15. Michael Lambert, "Athens," en Gay Histories and Cultures: An Encyclopedia (Taylor & Francis, 2000), p. 122.
  16. Gloria Ferrari notes that there were conventions of age pertaining to sexual activity, and if a man violated these by seducing a boy who was too young to consent to becoming an eromenos, the predator might be subject to prosecution under the law of hubris; Figures of Speech: Men and Maidens in Ancient Greece (University of Chicago Press, 2002), pp. 139–140.
  17. Enid Bloch (21 de marzo de 2007). «Sex between Men and Boys in Classical Greece: Was It Education for Citizenship or Child Abuse?». The Journal of Men's Studies (Men's Studies Press). 9, Number 2 / Winter 2001 (2): 183-204. doi:10.3149/jms.0902.183. 
  18. "Like the depiction of Eros pursuing a young man... for this lust is not entirely free of violence, and there can be something slightly frightening about it (after all, the boy in Ill. 19 is running away)" Glenn W. Most "The Athlete's Body in Ancient Greece" in Stanford Humanities Review V.6.2 1998
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  22. Joshel, Sandra R., Slavery in the Roman World (Cambridge University Press, 2010), pp. 78 and 95
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  41. Riberas Gutiérrez, María (2018). ¿La pederastia se cura? Revisión de tratamientos y eficacia. Consultado el 16 de octubre de 2023. 

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