Tontillo es uno de los nombres que se le dio a un armazón interior para ahuecar las faldas.[1]​ En el grupo de los verdugados, se le puede considerar hijo del guardainfante y su continuador, el guardapiés.[2][3]​ Estaba dotado como algunos de ellos de aros o ballenas para aumentar la apariencia del cuerpo femenino; se vistió en la indumentaria femenina durante los siglos XVII y XVIII.[4][a]

María Luisa de Parma con 'tontillo afrancesado' (Goya, 1789).

Historia y uso

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Este aparatoso complemento para la alteración de la apariencia femenina se popularizó en España durante el reinado de Carlos II, viniendo a sustituir al no menos aparatoso guardainfante habitual en el reinado anterior. Su uso se extendió hasta finales del siglo XVIII.

Sobre varias enaguas, bajo la basquiña y otros tipos de sayas, faldas o vestidos cuya amplitud o pliegues permitían la deformación a la altura de las caderas, este armazón se extendía mucho a cada lado plano por delante y por detrás, a diferencia del redondeado miriñaque decimonónico que daba al cuerpo forma de campana.

La competencia del "panier" francés

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Maniquí vestido con paniers (ca. 1750).

Cuando en el comienzo del siglo XVIII el tontillo conquistó la moda francesa, se rebautizó como panier (precedente del miriñaque y la crinolina), haciendo referencia a los paniers, cestas que cuelgan a ambos lados en los animales de carga. El tontillo francés fue aumentando gradualmente de amplitud a medida que transcurría el siglo de las luces, llegando a alcanzar casi un metro de largo por cada lado en la época de María Antonieta,[5]​ lo que obligó en muchos casos a modificar las puertas de los carruajes, hogares y establecimientos para que las damas pudieran acceder con facilidad (esta falta de funcionalidad sin embargo permitía a las damas un constante cimbreo o baile para caminar de costado, que debía resultar muy atractivo e incluso seductor, según describe Choderlos de Laclos).[6]

Véase también

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  1. No deberá confundirse con otros inventos o recursos de sastrería también denominados tontillos, como los refuerzos aplicados en los pliegues de las casacas (hechos de "cerda o algodón engomado"), o la resistente entretela que se cosía a las haldas –o faldetas–, y también, para ahuecarlos, en los cuellos de prendas básicas del siclo XV al XVII, como los jubones, las ropillas, los sayos y los coletos. (Ver Bandrés Oto en página ya referida)

Referencias

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  1. Tontillo en el DLE
  2. Herrero García, Miguel (2014). Estudios sobre indumentaria española. Madrid: Centro de Estudios Europa Hispánica. pp. 238 y 249. ISBN 9788415245391. «"...el tontillo que hacia 1720 se usaba en España». 
  3. Bandrés Oto, Maribel. «Glosario». La moda en la pintura: Velázquez. EUNSA. p. 396. ISBN 8431320389. 
  4. Gaspar Roig, Juan (1870). Diccionario enciclopédico. Consultado el 7 de febrero de 2016. 
  5. Boucher, Francois. Historia del traje en Occidente. Yvonne Deslandres (2008 edición). Gustavo Gili. pp. 245 y 267. ISBN 9788425223372. 
  6. Vadim y Laclos (1959). «Las relaciones peligrosas». IMDb. Consultado el 7 de febrero de 2016. 

Enlaces externos

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