Los patrones de diseño son soluciones reutilizables y probadas para problemas comunes en el desarrollo de software. Se originaron en la programación orientada a objetos, pero son aplicables en diferentes paradigmas. Estos patrones ayudan a los desarrolladores a crear software más flexible, mantenible y escalable, al estandarizar cómo se resuelven ciertos problemas de diseño. Los patrones no son soluciones concretas, sino guías que se pueden adaptar según las necesidades específicas del proyecto.

Los patrones de diseño se dividen en tres tipos principales:

Los patrones creacionales se enfocan en la manera en que se crean los objetos. Su objetivo es abstraer o esconder el proceso de creación, de manera que el sistema no esté acoplado a las clases concretas. Facilitan la reutilización de código y mejoran la flexibilidad al cambiar el sistema de creación de objetos sin modificar la lógica existente.

Estos patrones tratan con la composición de clases y objetos. El objetivo es organizar las clases y objetos para formar estructuras más grandes y flexibles. Los patrones estructurales permiten que las clases y los objetos trabajen juntos de manera eficiente, independientemente de sus interfaces.

Estos patrones se enfocan en la interacción y la responsabilidad entre los objetos. Facilitan la comunicación entre objetos y la delegación de tareas. Los patrones de comportamiento buscan asignar correctamente las responsabilidades y establecer cómo los objetos interactúan entre sí de manera eficiente.