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Works by Davide Maffi

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En defensa del Imperio escrito por Davide Maffi parte de una hipótesis de lo más atrayente y con un objetivo claro: desmontar el mito de que los ejércitos hispánicos durante la Guerra de los Treinta años eran maquinarias obsoletas, condenadas a perder la guerra frente a los más ágiles y modernos franceses, holandeses, suecos, ingleses, etc. Dejar atrás el mito de Rocroi como la tumba de los tercios españoles, una batalla que fue, digámoslo ya, un enfrentamiento más, sin importancia y sin consecuencias en el plano estratégico, sólo destacable por el bombo que le ha dado la historiografía gabacha y la leyenda negra que tan ávidamente consumimos.

En definitiva, quiere dejar claro que si la Guerra de los Treinta años fue desfavorable a la monarquía española fue debido al agotamiento generalizado del imperio, no a que su ejército fuera un incapaz en el campo de batalla, ya que tuvo tantos fracasos como sus rivales y, posiblemente, más éxitos, a pesar de tener todos los números en contra.

Maffi es un historiador que lleva años expurgando el Archivo General de Simancas, dedicado a la historia militar, que maneja una amplia bibliografía y bagaje y al que se le presupone una erudición considerable -ha pasado quince años expurgando periódicamente el Archivo General de Simancas-, amén de un claro afán divulgativo.

Efectivamente, el libro destila una gran erudición y bastante claridad narrativa a pesar de algunos giros idiomáticos y expresiones no del todo acertadas. Quizás hubiera estado bien un corrector nativo para pulir pequeños detalles.

Pero, desgraciadamente, promete más de lo que da.

La primera parte ofrece un recorrido de los principales hechos de armas de la guerra, necesariamente somero pues ocupa apenas 200 páginas. Son ristras (bien) encadenadas de batallas y encontronazos, que si aquí se dejaron los gabachos 1.000 prisioneros, bagaje y 10 piezas de artillerías, que si acullá fueron 2.500 muertos y prisioneros, que si en Valencienne le dieron al Mariscal de Turena las del pulpo, etc. Desgraciadamente no encuentras ni un solo mapa que vaya analizando las variaciones en el territorio, el control de cada país, nada.

En este punto, uno empieza a repensar el enfoque tradicional de los historiadores y a desear otra cosa, quizás demasiado imbuido en el método científico. Dado que el autor plantea una hipótesis digo yo que habría que contrastar algo.

Hay una estupenda colección de datos que en ningún momento se resume, analiza o concluye. ¿Qué tal un recuento de batallas perdidas y bajas, seguida de una ponderación de su importancia estratégica?, ¿qué tal un Excel que aglutine las fuerzas en juego durante esos años y las pérdidas por combate, deserción, enfermedad, etc.?

Así, el pobre lector podría hacerse una idea de si lo que nos afirma el autor tiene visos o no de ser cierto. Oiga, pues en números los Austrias les dieron hasta en el cielo de la boca pero perdieron posiciones estratégicas, o no, o vaya usted a saber.

En las secciones siguientes nos volvemos a encontrar con la misma falta de datos agrupados o contrastados. En la composición de las tropas -que también ofrecen datos sobre las nacionalidades que componían los ejércitos imperiales, muy interesante- las tablas aparecen sin totales (¡aaggghhh!) y aunque es muy meritorio su análisis de lo terrible y dificultoso que era alistar -hubo que recurrir a asentistas y levas forzadas- brilla por su ausencia el contexto demográfico (unos poquitos gráficos, por favor), así es muy difícil comprender la sangría de recursos humanos que supusieron los ejércitos.

Entiendo que son datos muy complejos de recopilar y las más de las veces están incompletos pero con las salvedades necesarias creo que es imprescindible su presencia y uso. Si hay (malos) historiadores que no tienen reparos en extrapolar a una población completa los datos recogidos en una muestra de diez individuos, con la abundancia de material que maneja Maffi uno hubiera podido hacer maravillas. De lo contrario, has de creer la palabra del historiador.

Finalmente, tras algunos circunloquios sobre los abusos del poder y demás, entra en los costos de mantener la guerra, y de nuevo nos encontramos ante una ausencia total de homogeneidad en los datos o elementos que soporten y ayuden a comprender lo que el autor quiere enseñar. Tablas sin totales, y con distintas unidades de medida: escudos, florines, maravedíes, con lo que es muy difícil desentrañar o falsar el discurso del autor.

Es indudable que Maffi debe manejar una información cualitativa (los generales españoles tuvieron mala prensa pero también los franceses, o el embajador veneciano consideraba a Zutano grande de España como un general competente) pero cuando el texto se pasea por numerosos elementos cuantitativos “objetivables” y los desperdicia como lo hace En defensa del Imperio, no por desconocimiento sino por falta de hábito, por considerar, permitan que lo diga, que el Excel no es una herramienta para historiadores, el lector no puede menos que suspirar y hasta enfadarse por la ocasión perdida.

Si el que esto escribe está de acuerdo con la tesis de Maffi no es porque el autor haya logrado trasladar y sintetizar su experiencia tras utilizar durante años documentación de primera mano y alcanzar una erudición impensable para un servidor. No, desgraciadamente En defensa del Imperio no ofrece una información contrastable o fácilmente analizable que permita estar o no de acuerdo con lo que ahí se expresa. Si coincido con Maff es porque mis lecturas diletantes (soy un lego, un ignorante a su lado) e interés me han llevado a conclusiones parecidas.

Ahora ya puedo añadir a mi opinión (más o menos fundada) otro recurso de autoridad, la del historiador italiano.

No obstante, me quedo con las ganas de un estudio con un método más científico en el sentido de ofrecer una hipótesis, contrastar con datos y dejar que otros replicaran el análisis -y este podría haberlo sido-, que fuera más allá de la afirmación de una autoridad.
… (more)
 
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Herrford.the.first | Mar 25, 2015 |

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